Ingrid Mosquera Gende
Las posibilidades metodológicas para la clase de lengua extranjera en Educación Infantil incluyen algunas tradicionales, como el trabajo por rincones, y otras más innovadoras y recientes, como AICLE. Las repasamos.
El aprendizaje de lenguas en la etapa de Educación Infantil tiene unas características y necesidades que deben de ser atendidas de manera especial, ya que los primeros años son decisivos para mejorar la comprensión y producción del lenguaje, incluidas las destrezas de lenguas extranjeras. Podemos ser partidarios, o no, de la teoría del período crítico, pero muchos estudios van en esa línea, por lo que la primera infancia parece la edad ideal para inculcar buenos aprendizajes, costumbres lingüísticas, una actitud positiva hacia la lengua objeto de estudio y un interés hacia las lenguas en general y hacia la cultura de otros países en particular. Es decir, es un periodo fundamental para motivar a los niños.
Cuando hablamos de enfoque o metodología en Educación Infantil, hay autores que prefieren hablar de técnicas metodológicas, destacando, para el aprendizaje de la lengua inglesa, por encima de las demás, la mímica, el uso de cuentos, actividades orales de interacción y comunicación, el uso de juegos y dibujos, las actividades de repetición y el empleo de canciones, entre otras. Cabe destacar que, como se puede observar, el soporte visual es primordial en esta etapa. Al igual que la repetición, una habilidad muy usada en este ciclo inicial. Así, todos los procedimientos descritos hacen referencia, en gran medida, a aspectos orales del lenguaje, debido a que las destrezas escritas tienen poca relevancia en estas edades tempranas.
Si cambiamos estos recursos por enfoques propiamente dichos, debemos subrayar la relevancia del enfoque natural o comunicativo, que implica dar preponderancia a la comprensión del alumno para luego evolucionar, de forma gradual, hacia la producción, evitando presiones. En este sentido, el docente es la fuente principal de contenido en lengua extranjera, además, debe crear un ambiente propicio para que los alumnos se sientan motivados, respaldados y cómodos para participar cuando lo decidan. Esto lo conseguirá mediante su actitud y una correcta selección y organización de actividades, variadas y adaptadas a las necesidades concretas de los alumnos.
En ese mismo sentido, se mueve el enfoque de la Respuesta Física Total, en la que los alumnos deben hacer lo que se les ordena, como por ejemplo en Simon Says, otorgando, una vez más, protagonismo a la comprensión, que conducirá, de un modo natural, hacia las destrezas expresivas.
Cuando hablamos de metodologías, no debemos obviar el trabajo por rincones, también denominados centros de interés, fundamentales en esta etapa, así como el aprendizaje cooperativo, el uso de metodologías más modernas, como la gamificación o la clase invertida, o las consideradas como alternativas, que van ampliando su espacio e influencia, como la Montessori. El trabajo por proyectos también se presenta como parte importante en Educación Infantil, convirtiendo a la lengua en el vehículo de comunicación para llevar a cabo trabajos grupales y transmitir contenido, en paralelo a otras posibilidades, como el bilingüismo o el AICLE.
Prácticamente todos los enfoques, técnicas, metodologías o recursos mencionados son complementarios entre sí, de un modo u otro, pudiendo combinarse y adaptarse para obtener mejores resultados y para adecuarse a las necesidades concretas de los alumnos, teniendo en cuenta los diferentes estilos de aprendizaje y la diversidad presente en el aula.
En resumen, hoy en día se buscan métodos motivadores, que despierten el interés de los niños y que resulten atractivos, captando su atención. Las metodologías usadas requiere la participación de los alumnos, incentivando el uso de actividades en grupo o parejas y utilizando ejercicios de aprender haciendo. Igualmente, resulta imprescindible que esta primera toma de contacto sea gratificante y lúdica para el aprendiz, por lo que el docente debe tener en cuenta factores afectivos y motivacionales a la hora de programar las actividades. La motivación que aporte el maestro a los pequeños será uno de los factores fundamentales a tener en cuenta, ya que el alumnado de Educación Infantil tiene gran facilidad para desconectar de la actividad y evadirse. Cuanto más disfrute el niño más aprenderá.
Este post ha sido escrito de forma conjunta por Ingrid Mosquera Gende y Josepa Hornos.
Josepa Hornos Calderó (en la foto) es estudiante del Grado de Maestro de Educación Infantil en UNIR. Es licenciada en Psicología y dirige una escuela de Educación Infantil desde hace cinco años, en un municipio de Tarragona (Cataluña), en la que también trabaja como educadora.
Grado en Maestro en Educación Infantil
Grado en Maestro en Educación Primaria