Ingrid Mosquera Gende
Enrique Guerrero comenzó su labor docente en Septiembre de 1982, impartiendo Lengua e Inglés en la segunda etapa de la EGB. Hoy conoceremos su historia y aprenderemos de su experiencia.
Enrique aprobó las oposiciones en el año 1984 y en septiembre de 1985 empezó a dar clases en un centro público.
Háblanos de tu trayectoria docente
Lo primero que tengo que decir es que, en realidad, no me siento jubilado, aunque llevo año y medio desde que recibí la “resolución definitiva de jubilación”.
En 1985, en el primer centro en el que impartí clases después de aprobar las oposiciones, me “tocó” un 2º de EGB, por aquello de que “a los nuevos se les asignan las clases que los veteranos no quieren”. Evidentemente, los antiguos del lugar escogían siempre o la segunda etapa (de 6º a 8º) o los cursos más altos, quedando siempre los más bajos “desiertos” de tutoría.
Mentiría si dijera que no me costó trabajo. Anteriormente, había estado con alumnos de once, doce y trece años, por lo que pasar a hacerlo con niños de siete, que apenas sabían leer, fue un cambio muy grande.
La suerte fue que a ese grupo lo tuve para mí solo durante 2º, 3º, 4º y 5º, por lo que el conocimiento que tenía de cada uno de ellos al final de la etapa era absoluto. Seguí con ellos tres años más, 6º, 7º y 8º, aunque entonces ya solo les impartía Lengua e Inglés. A partir de ese momento, siempre he estado en cursos “altos”, ya sea esa segunda etapa de la EGB, o el primer ciclo de la ESO.
En mi labor docente directa con el alumnado he tenido dos paréntesis al incorporarme durante algunos años como asesor de formación al Centro del Profesorado de Jerez, pero ni siquiera durante esta etapa he dejado la docencia directa, ya que compaginaba la labor asesora a los centros con la impartición de cursos al profesorado y con la co-docencia en la clase de mi pareja (también profe), realizando, entre otros, dos proyectos de los que estamos muy orgullosos.
El hilo conductor de ambos proyectos era la lectura. Para evitar problemas de derechos de autor, fui yo mismo quien se inventó dos cuentos: “La escama del dragón”, para hablar de la Edad Media, un libro sirvió también para un proyecto de animación a la lectura que se hizo en varios centros de Jerez, y “El garum tuvo la culpa” para trabajar sobre el mundo romano.
Para ese segundo texto planteamos la lectura de un capítulo semanal y siempre, en las copias del capítulo, dejábamos una hoja en blanco que se aprovechaba para que ellos mismos realizaran sus ilustraciones. Al terminar, cada estudiante encuadernó su libro y puso en la portada su nombre como ilustrados/a del mismo.
Desarrollamos dos proyectos con la lectura como hilo conductor.
En cuanto a los cargos desempeñados, he sido secretario y jefe de estudios delegado (jefe de estudios que hace de jefe y director de un centro que depende burocráticamente de otro y por el cual el director titular no aparece).
¿Qué es lo que más echaste de menos al dejar las aulas? ¿Y lo que te alegraste de “perder de vista”?
Alegrarme de perder de vista, nada, ni siquiera la tremenda burocracia que se origina. En cuanto a echar de menos, quizás la COVID ha hecho que el paso de ser docente en activo a ser docente en la retaguardia haya sido menos traumático. El teletrabajo ha servido como puente para que la relación directa con el alumnado no se eche tan en falta. Aunque siempre echaré de menos la sonrisa y la mirada de esos ladrones de emociones.
¿La educación ha ido a mejor en todos los aspectos?
Es complicado contestar a esa pregunta. Yo no puedo criticar los aspectos de la educación que se han ido desarrollando en una línea temporal con la mirada de la época actual. En cada época se ha realizado por parte de los docentes todo aquello que las distintas normativas han ido marcando.
Dicho esto, sí es cierto que estamos teniendo en cuenta más a los estudiantes como personas y que vamos preocupándonos más de su desarrollo, pero nos falta todavía avanzar mucho en este tema.
En la evaluación, hemos retrocedido.
Sin embargo en el tema de la evaluación no es que no hayamos avanzado, es que hemos retrocedido. Seguimos calificando al alumnado y adjudicándole un número que nada dice de sus capacidades. En este tema hay que avanzar mucho.
Es curiosa la contradicción entre preocupación por el alumnado y la despreocupación por realizar una evaluación formativa y una calificación también formativa y útil, y que no sirva como una mera estadística o como premio-castigo.
Una anécdota de tu vida docente que nunca olvidarás
Nunca olvidaré el gran aplauso que se llevaron mis niños y niñas al acabar de interpretar con la flauta un villancico en la función del colegio. Hasta aquí normal, ¿no? Pero es que hubo una pequeña trampa que nadie conocía…hasta ahora. Os lo cuento brevemente. Año 1985, estamos en la época del primer ciclo de la EGB. Alumnado de 2º de EGB que en su vida había cogido una flauta.
Evidentemente, a algunas personas se les daba mejor y a otras les costaba más trabajo. Se acercaba la hora del festival de navidad, un grupito sabía hacer la melodía bastante bien (para un 2º de EGB yo diría que magníficamente bien), pero otro grupo no era tan hábil y no seguía la melodía. Había que pensar en algo para que todos participaran.
Entonces, lo que se me ocurrió fue dividir la clase en dos grupos, uno sería el de la melodía y otro el de los acordes. El grupo de los acordes tenía la flauta hackeada: con cinta adhesiva transparente se habían cerrado los agujeros para que solo emitiera una nota. Unos tenían la flauta solo con el sonido DO, otros con FA, otros con SOL, otros con MI y otros con LA.
Así, lo único que tenían que aprender era la señal que yo les hacía. Si marcaba el 1, tocaban las flautas DO, MI y SOL (realmente lo único que hacían ellos y ellas era soplar y colocar los dedos “como si estuvieran tocando”), cuando señalaba el 2, tocaban las flautas DO, FA y LA.
Todo el alumnado al completo subió al escenario, todos tocaron y recibieron su aplauso. Fue el momento donde más claramente me di cuenta que había que respetar las capacidades y los tiempos de cada una de esas personas que tenemos en clase.
¿A qué te dedicas ahora?
En la actualidad, dejando aparte las aficiones que nada tienen que ver con la docencia, sigo tutorizando algún curso de formación para el profesorado en el aula virtual de formación de Andalucía. Además, en estos momentos estoy haciendo modelos de programaciones didácticas anuales de todas las materias, tanto de Primaria como de Secundaria y Bachillerato, ya que los modelos que había compartido necesitaban ser actualizados, al haberse publicado en Andalucía un nuevo currículo.
Tienes un blog desde hace tiempo, ¿podrías decirnos qué podemos encontrarnos en él?
Efectivamente, tengo un blog, además de un site, y me muevo mucho por Twitter. En el blog voy realizando entradas en las cuales expreso ideas y comparto materiales sobre temas educativos: evaluación, programación, didáctica, formas de tener en cuenta las competencias, etc.
En mi site podéis encontrar programaciones didácticas de todas las etapas educativas.
En el site se pueden encontrar recursos y materiales pensados para facilitar la labor docente y ayudar al profesorado, disminuyendo la carga burocrática. En concreto, podemos encontrar las programaciones didácticas (programaciones, no UDI) de todas las materias desde Infantil hasta Bachillerato según la normativa de la comunidad andaluza (en pleno proceso de reelaboración), así como otros cuadernos de ayuda para programar y evaluar.
Tres recomendaciones finales
Para los docentes que están empezando ahora mismo. Paciencia, tener paciencia. No se pueden hacer las cosas rápido y al momento. La labor docente es una carrera de fondo, no es de velocidad, aunque lo parezca. Conoce a tu alumnado, a cada uno y una lo mejor que puedas. Conoce sus capacidades y piensa en ellas cuando plantees tus tareas.
Para los que se están planteando hacerse docentes y no lo tienen claro. ¿Piensas en hacerte docente? ¿No lo tienes claro? Desde mi experiencia te puedo decir que te vas a llevar muy malos ratos, que a veces pensarás que no deberías haber escogido esta profesión, pero te llevarás más recompensas emocionales que en cualquier otro trabajo. Si llegas a conocer a esa persona, sus capacidades y lo tratas como se merece, te emocionarás al sentirte admirado y respetado. Y eso llena. Te lo aseguro.
Una recomendación para tu yo del pasado. Desearía haber trabajado más en grupos cooperativos. Me centraba demasiado en la personalización y eso hacía que no lo desarrollara como ahora pienso.
La labor docente es una carrera de fondo, paciencia.
- Máster Universitario en Formación del Profesorado de Educación Secundaria
