Francisco Oleo
La directora del Área de Grados de la Facultad de Educación de UNIR habla de una profesión que es más que un trabajo, de la vocación de servicio y de un mundo que gira cada vez más rápido y necesita más que nunca a los maestros.
“Siempre he tenido una gran vocación por la educación y desde muy niña ya tenía la idea de ayudar a mejorar la sociedad a través de la enseñanza”, afirma Carlota Pérez Sancho, que ha ido alimentado y fortaleciendo ese empeño precoz con el paso del tiempo, desarrollando una amplia carrera entorno a la profesión de maestro.
La directora del Área de Grados de la Facultad de Educación de UNIR es doctora en Educación, licenciada en Psicopedagogía por la Universidad de Navarra y en 2009 completó su formación con un posgrado en Gestión de Recursos Humanos en la Universidad de Toronto.
Ejerció muy pocos meses en una escuela de infantil mientras hacía la tesis y enseguida se dio cuenta de que lo suyo era dar clases en la universidad, formar a los maestros más que a los niños. Y comenzó en 2006 como profesora asociada en la Universidad de Navarra, a la vez que desempeñaba su labor profesional formando al profesorado de dicha universidad desde el Servicio de Innovación Educativa.
Desde 2010 forma parte del claustro de Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), la universidad privada y en línea número uno en Educación de España y un referente mundial en la formación online en español según los rankings internacionales más relevantes.
En UNIR ha dirigido dos departamentos de la Facultad de Educación (el de Didáctica y Organización Escolar y el de Tecnologías de la Información y la Comunicación) y ha coordinado el Grado en Pedagogía. Actualmente, además de la dirección del Área de Grados de la Facultad de Educación, dirige los Grados de Maestro en Educación Infantil y Primaria e imparte clases en ellos.
Además de gestionar y dar clases en la universidad, también es investigadora del Grupo Ciberpsicología de UNIR, donde investiga sobre los riesgos relacionales (ciberacoso) o los disfuncionales (nomofobia) que genera internet. Otras líneas de investigación sobre las que trabaja son: la formación y evaluación docente, la innovación educativa, y el uso de las TIC aplicadas a la educación.
Una vida profesional siempre ligada al ámbito universitario y a la formación de formadores, enseñando nuevas metodologías, tecnología educativa e innovación docente, que son sus especialidades.
Pregunta: Lo que enseñas a esos profesores es lo que ellos van a transmitir, en parte, a sus alumnos. Es otra forma distinta de formar a los a los niños que son el futuro de cualquier sociedad, ¿no?
Respuesta: Así es. De hecho, es lo que intento hacer, lo que hacemos también desde los distintos grados de maestro de UNIR. No se trata solo de dotar a los futuros maestros de unos conocimientos y de la última tecnología que pueden aplicar en el aula. Porque, al día siguiente, en cuanto salgan de la universidad, con mucha probabilidad esa tecnología va a estar obsoleta y habrá una nueva.
Lo que pretendemos es formarles para que ellos mismos vayan creando su propia identidad docente, que descubran qué maestros quieren ser, se vayan desarrollando como maestros y tengan esa inquietud de saber que, en esta profesión, como en otras muchas, tendrán que estar en constante actualización.
P: En una sociedad que evoluciona de manera constante y tan rápido, la formación continua ha venido para quedarse. Esto era algo que en el pasado casi aplicaba sólo a los médicos, que necesitaban reciclarse continuamente para estar al día, por la cuenta que nos traía a todos. Pero hoy en día estamos obligados a actualizarnos continuamente. ¿Cómo se concreta esto en el caso de los maestros?
R: Cómo bien dices, parecía que la de médico era la única profesión que no dejaba de estudiar nunca, pero hoy es algo que nos afecta a todos. En el caso de los maestros, también “por la cuenta que nos trae a todos”, es vital dicha formación contínua. En la etapa del grado les damos una serie de principios y de bases que iremos desarrollando, pero con la idea siempre presente de una formación continua, básica y esencial.
P: ¿Cuáles son tus principales prescripciones como formadora de formadores en educación, las principales herramientas que utilizas, las metodologías y los valores que quieres transmitir…? Como profesora y también como gestora.
R: Como profesora, lo primero, aunque esté muy manido, es poner al alumno en el centro de todo el proceso educativo. Y esto no es otra cosa que centrarse en el estudiante. Hay que adaptarse a las necesidades de cada uno de ellos e intentar sacar el máximo potencial, porque son totalmente diferentes.
En segundo lugar, debemos huir de un aprendizaje memorístico, repetitivo. Se trata de facilitar que el alumno, en nuestro caso futuro maestro, vaya haciendo su propio desarrollo y descubra qué maestro quiere ser. Esto se consigue a través de metodologías que favorezcan un aprendizaje activo, que hagan que el alumno se implique en un aprendizaje reflexivo. Debemos huir de todo lo que sea un aprendizaje memorístico, de conceptos y de ideas, de reproducir en un examen lo que han aprendido y al día siguiente olvidarlo.
Es mejor desarrollar habilidades y destrezas. Y en ese contexto, en el ámbito del futuro maestro, es fundamental que los alumnos vayan construyendo su propia identidad docente, porque no hay un maestro igual al otro. Tienen que ir aglutinando sus experiencias vitales junto con los conocimientos, con las habilidades pedagógicas que les vamos a ir ofreciendo en la universidad. Y a un tiempo, reflexionar sobre cuál va a ser su rol y cuáles serán sus valores como futuros educadores.
P: Quizás ahora nos centramos poco o nada en la memoria porque es algo que ya nos dan las máquinas, la tecnología. ¿Llegará un momento que no será necesario estudiar?
R: Estamos en la sociedad del conocimiento y no en la de la información. La información está accesible en miles de dispositivos, pero otra cosa es el conocimiento. Cada uno de nosotros tenemos que convertir esa información en conocimiento, adaptarla a nosotros. En este sentido, estudiar no es simplemente memorizar datos, sino aprender a transformar la información en conocimiento real y útil. Por lo tanto, mientras el objetivo del aprendizaje siga siendo el desarrollo del pensamiento crítico y la capacidad de aplicar lo aprendido, siempre será necesario estudiar.
Si hablamos de educación es exactamente lo mismo, hay que lograr un equilibrio entre la memoria y la comprensión, porque vamos de un polo a otro constantemente. Los alumnos de Infantil y Primaria tienen que aprenderse la tabla de multiplicar de memoria, pero otra cosa es que la manera de llegar a conseguirlo sea con métodos monótonos, repetitivos o incluso punitivos con una regla en la manocomo antiguamente.
Podemos emplear metodologías mucho más atractivas, mucho más lúdicas, enfoques pedagógicos más efectivos como por ejemplo la gamificación y conseguir que el alumno vaya disfrutando mientras aprende esas tablas de multiplicar. Al transformar la experiencia en algo motivador, los alumnos no solo aprenden las tablas de multiplicar, sino que desarrollan una relación positiva con el conocimiento en general. Estudiar se convierte en un proceso de descubrimiento y crecimiento personal, y no solo en una obligación. El equilibrio está en combinar el uso de la memoria para consolidar ciertos conocimientos básicos, pero mediante métodos que estimulen la curiosidad y el placer por aprender.
P: ¿Cómo es tu trabajo de gestora en el gigante que es la Facultad de Educación de UNIR?
R: Mi trabajo tiene un fuerte componente de vocación de servicio hacia todos los implicados: los estudiantes, los profesores, y también hacia la propia institución.
Mi rol como gestora es facilitar procesos, resolver problemas, apoyar a los distintos departamentos y personas implicadas en la estrategia que tenemos de crecimiento y de mejora constante en las titulaciones.
Lo fundamental te diría que es el trabajo en equipo. En muchas ocasiones, hay que tomar decisiones complejas que afectan a muchos estamentos, que implican a departamentos transversales, a los alumnos, al propio claustro. Por eso trabajar en equipo te permite tener una perspectiva 360. Siempre fomento muchísimo la colaboración entre los distintos departamentos, algo que a veces cuesta en las universidades, porque en ocasiones vivimos encerrados cada uno en nuestra parcela.
La colaboración es fundamental en la gestión académica, porque lo que haga cualquier departamento al final incide en mis alumnos y, por mucho que el plan de estudios esté francamente bien planificado, o las asignaturas y los profesores sean excelentes, si hay algo que falla dentro de ese engranaje, el que lo va a notar al final es nuestro alumno.
P: ¿Qué elementos destacarías del ADN de la Facultad de Educación de UNIR y del Área de Grados respecto a otras universidades?
R: Destacaría la gran oferta de títulos y programas que tenemos en la Facultad de Educación. En estos momentos, pienso que cubrimos prácticamente el 100% de las necesidades formativas que se tienen en el ámbito de la educación, con el programa de grados y también con todo nuestro programa de posgrados.
Además de nuestra gran oferta educativa, también destacaría que llevamos más de 10 años formando a profesionales de la educación y, en este tiempo, ya han pasado por nuestras aulas virtuales 118.000 egresados, 26.000 de ellos, del Área de Grados.
Estos números y las posiciones que tenemos en los principales rankings globales nos avalan como un referente a nivel nacional en la formación de profesionales de la educación.
P: La amplitud y la complejidad de la formación de maestro ha crecido de manera importante en estos años debido en parte a las necesidades de especialización que demanda la sociedad: educación especial, psicopedagogía y neurosicología, atención temprana, TDHA y TEA, capacidades especiales, educación inclusiva, mediación de conflictos en entornos educativos… Una amplia casuística que hace 30 años, o no existía o no le hacíamos el debido caso. ¿Un cambio radical que explica la amplísima oferta formativa de UNIR?
R: Sí, así es. Al final, hoy en día todas las profesiones son necesarias y, como decía antes, se requiere una actualización permanente, también en el caso de los maestros, porque, al final, la escuela tiene que ir por delante del desarrollo de la sociedad para poder responder a todos los cambios que se van produciendo.
Con el tiempo surgen nuevos retos en el ámbito educativo que antes no existían o no tenían la misma relevancia. Hoy en día debemos contar, por ejemplo, con toda la diversidad cultural y lingüística de las que están llenas nuestras aulas, y que hace solo unos años era algo impensable. También con fenómenos como el acoso escolar, que se magnifica con la llegada de la tecnología , y surge el ciberacoso y otros riesgos relacionados al uso de Internet tanto relacionales como disfuncionales.
Además, existe por ejemplo, una mayor prevalencia tras la pandemia de dificultades emocionales y psicológicas en los alumnos adolescentes, y el maestro se ve abocado a tener que lidiar con ello cuando no tenía una buena formación al respecto.
En todo momento, el maestro se encuentra con la presión de que tiene que afrontar nuevos retos, que surgen continuos desafíos en el aula para los cuales necesita estar totalmente actualizado y debe seguir formándose para para adaptarse a las necesidades cambiantes de sus alumnos y brindarles el apoyo necesario. Y son realidades y necesidades que pueden cambiar de unos cursos a otros por las propias variaciones que experimenta el aula.
Es un ecosistema en el que nosotros, como Facultad de Educación, jugamos un papel muy importante, porque podemos dar esa formación continua a los maestros en ejercicio gracias a nuestra modalidad online, que les da una flexibilidad tremenda y les permite seguir formándose mientras atienden su vida profesional y la personal.
Es muy importante que la escuela vaya por delante de la sociedad para responder a los cambios que se van produciendo.
Me gusta decir que nuestros alumnos son malabaristas que compaginan su desarrollo profesional con el personal, con la familia y las cargas que puedan tener, mientras a la vez, van formándose con nosotros.
Tenemos muchos estudiantes que, por ejemplo, son maestros de Educación Primaria y que cursan nuestro Grado de Educación Infantil para ampliar su formación y sus posibilidades profesionales. Y también contamos con un gran abanico de posgrados y másteres que les ofrecen especializarse en esas áreas en las que ellos sienten una mayor necesidad de formarse para poder dar una buena respuesta a su alumnado.
Las áreas más demandadas hoy son las que tienen que ver con competencias digitales, con la atención a la diversidad y la inclusión educativa, con aprender nuevas metodologías y nuevos enfoques innovadores, o didácticas específicas, como la de matemáticas o lengua. Porque formarse en didácticas específicas, por ejemplo, es hoy fundamental para un maestro.
Después está también todo lo que tiene que ver con la neuropsicología y lo que aporta al ámbito de la educación en cuestiones como la inteligencia emocional, la resolución de conflictos o en el desarrollo de habilidades sociales. Son conocimientos que hoy se necesitan muchísimo en los centros educativos, porque cada vez hay mayores tasas de conflictos. Esto ha provocado que surjan nuevas figuras educativas, como los mediadores. También ganan terreno las cuestiones relacionadas con la sostenibilidad, con la educación ambiental, porque los centros educativos son más conscientes de que son valores que debemos promover socialmente. Fomentar una conciencia ambiental desde la infancia es fundamental para formar ciudadanos comprometidos con el cuidado del planeta, un aspecto que hoy en día resulta imprescindible para un desarrollo sostenible.
UNIR ofrece el entorno idóneo, con el mejor mapa formativo posible, para que los maestros puedan seguir formándose de una manera accesible, muy flexible y alineada con todas esas necesidades actuales que el sistema educativo está demandando.
Un alto porcentaje de nuestros estudiantes viene a UNIR, no a cursar sus primeros estudios, sino los segundos o terceros estudios de especialización, incluso también en el grado, porque son personas que han descubierto su vocación docente.
P: ¿Cuál es el perfil más habitual del alumnado?
R: En los grados de Educación siempre tenemos una amplísima mayoría de mujeres y, en la mayoría de ocasiones, con estudios previos. En el Grado de Maestro en Educación Infantil, por ejemplo, el porcentaje puede llegar al 94%. También es muy alto en Primaria (74%) o en Pedagogía (85%). En torno al 75% de nuestros alumnos desde el punto de vista laboral está ocupado, muchos de ellos además ya en el ámbito de la educación. Deciden emprender estudios de grado por vocación y ampliar conocimientos o para mejorar sus condiciones laborales.
En torno al 75% de nuestros alumnos desde el punto de vista laboral está ocupado, muchos de ellos además ya en el ámbito de la educación. Deciden emprender estudios de grado por vocación y ampliar conocimientos o para mejorar sus condiciones laborales.
P: ¿Qué innovaciones destacadas se están llevando a cabo en estos momentos desde la Facultad de Educación y desde el Área de Grados?
R: En estos momentos, estamos llevando a cabo un proyecto de innovación para perfeccionar y mejorar nuestro propio modelo didáctico. Aunque siempre ha sido una de las claves del éxito UNIR, es fundamental seguir evolucionando porque la realidad no deja de replantearse y de actualizarse.
Estamos implantando un modelo propio de UNIR que se inspira en el aprendizaje basado en problemas o en retos. Los alumnos aprenden y se forman en un contexto lo más real posible. En los grados de Educación Infantil y Primaria, les situamos en diversas asignaturas en determinadas aulas de un centro educativo que es ficticio pero muy real, de tal manera que deben saber diseñar situaciones de aprendizaje y resolver problemas que van a encontrarse en aulas reales. A través de las clases, de las actividades, el estudiante se plantea, ya como maestro y en un aula real, cómo resolver problemas y desafíos habituales en la docencia. Este enfoque garantiza que su formación esté alineada con las demandas reales de la enseñanza, fomentando una capacidad de resolución de problemas que será clave en su desempeño profesional.
Estamos implantando un modelo propio de UNIR que se inspira en el aprendizaje basado en problemas o en retos. Los alumnos aprenden y se forman en un contexto lo más real posible.
P: Desde tu punto de vista, ¿cuáles serían hoy las claves para ser un buen profesor?
R: Es la pregunta del millón. Diría que, sobre todo, es necesario tener una fuerte vocación docente. Es comparable a la de un médico u otros profesionales del sector sanitario. Además, el maestro debe ser permeable a seguir formándose, a seguir aprendiendo y a ser muy consciente de que, en muchos momentos, no va a tener la solución para todo y tendrá que buscar dónde encontrarla. Un maestro no solo nace, también se hace.
Carlota Pérez Sancho, en la Biblioteca Emilianense del Monasterio de San Millán de la Cogolla, durante la lectura de la lección magistral de la Graduación de UNIR de 2021 sobre la “Innovación educativa en la Universidad: retos de futuro”.
Las exigencias a un maestro son hoy casi las de un superhéroe: debe ser capaz de transmitir todo el conocimiento del currículum que la ley le pide, atender las necesidades académicas y personales que tienen todos y cada uno de los alumnos de su aula y, a la vez, fomentar una formación integral.
Por eso, debemos ser muy conscientes de que esa identidad docente, esa formación, hay que ir construyéndola poco a poco y que habrá muchos momentos de retos y desafíos que nos obligarán a seguir formándonos con el fin de estar preparados para ir solventando los problemas que vayan surgiendo.
Las exigencias a un maestro son hoy casi las de un superhéroe: debe transmitir todo el conocimiento del CV que la ley le pide, atender las necesidades académicas y personales de los alumnos y fomentar una formación integral.
Y por otro lado, resaltar que la profesión docente, pese a lo que pueda parecer, lejos de ser un ejercicio individual, se enmarca en una dinámica de trabajo colaborativo. Un buen profesor debe saber trabajar en equipo. Forma parte de una red de actores clave que incluye al equipo directivo del centro, sus compañeros y otros especialistas (psicopedagogos, orientadores,…), y las familias. Debe tener una mentalidad abierta a compartir experiencias y aprender de todos esos actores y también de sus propios alumnos.
P: Y a todo este proceso hay que añadirle también el dominio de las tecnologías emergentes, que están hoy en el centro de casi todo. ¿También en la educación?
R: La digital es una de las competencias docentes claves de todo buen maestro hoy en día. Hay que perderle el miedo, porque no hace falta ser un profesional de la tecnología, un experto en tecnología educativa, para utilizar las distintas herramientas que van apareciendo.
Pero se necesita una actitud abierta y querer conocer a las nuevas generaciones. El maestro, por ejemplo, debe indagar en las herramientas que usan sus alumnos para ver si se pueden aplicar en el aula, como un medio para favorecer el interés y la motivación en clase.
Los alumnos son nativos digitales, han nacido con la tecnología a su alrededor, se desenvuelven muy bien con ella y nosotros no. Entonces tenemos que hacer ese esfuerzo añadido por adaptarnos a la al ritmo vertiginoso con el que la tecnología avanza. Pero sin olvidar que la incorporación de tecnología en el aula debe realizarse con criterio, sin dejarnos llevar por la inercia de las modas o la presión por adoptar la última herramienta disponible.
La incorporación de tecnología en el aula debe realizarse con criterio, sin dejarnos llevar por la inercia de las modas o la presión por adoptar la última herramienta disponible. No podemos olvidar los posibles peligros que encierra.
Ante todo, la implantación de la tecnología en el aula ha de hacerse desde un punto de vista crítico y reflexivo, no podemos olvidar los posibles peligros que encierra, y sobre todo desde un punto de vista didáctico. La tecnología debe estar al servicio de nuestra programación didáctica y no al revés.
P: ¿Y cómo lo hace el Área de Grados de la Facultad de Educación? ¿Cómo se usan estas tecnologías emergentes?
R: Disponemos de muchísima oferta formativa destinada a mejorar la competencia digital docente. En de los planes de estudio de los grados de maestro, hay dos asignaturas específicas destinadas a tecnología educativa en el aula, donde se analizan los últimos recursos y tecnologías. No solo en esas asignaturas, sino que, en todas las materias del grado, los alumnos están acostumbrados a experimentar cómo sus profesores en UNIR utilizan tecnologías emergentes como herramientas colaborativas o basadas en la gamificación para promover la participación y la motivación en clase. Así aprenden de primera mano cómo integrar eficazmente estas herramientas en sus futuras aulas.
La máxima que tenemos en la facultad es que la tecnología, aunque está muy de moda y es vital, no deja de ser un recurso de aprendizaje más que tiene que servir a unos objetivos pedagógicos y educativos. Se necesita una planificación muy cuidadosa, una buena capacitación del profesorado y una reflexión permanente sobre cómo una tecnología concreta puede servir de apoyo para lograr mejoras dentro del proceso de aprendizaje.
Esto ocurre también con las herramientas basadas en inteligencia artificial y que ya están al alcance de todos. Hay que ver cómo pueden enriquecer la experiencia de aprendizaje de nuestros alumnos. Los asistentes virtuales ya pueden resolver preguntas de los alumnos de forma directa e inmediata por ejemplo, o a través de plataformas de aprendizaje adaptativo podemos individualizar el proceso educativo e ir adaptando el nivel en cada momento al ritmo de aprendizaje de los alumnos.
La IA también nos puede ayudar a los docentes a mejorar nuestra labor, automatizando ciertas tareas, como el análisis de datos o la realización de informes, para que así nos podamos centrar en otras cuestiones que tienen que ver más con la atención y el desarrollo integral de los alumnos.
P: ¿Cómo cambiará la inteligencia artificial la educación?
R: Ya la está cambiando y mucho. Ya lo hizo en su momento la aparición de internet, que nos obligó a los educadores a idear nuevas tareas que permitieran seleccionar y priorizar la información de otra manera, primando los análisis críticos y fomentando que el alumno tuviera que desarrollar habilidades propias más allá del corta y pega de la información.
Con la inteligencia artificial nos va a pasar lo mismo. Nos tenemos que adaptar a qué nuevas actividades y qué nuevos desafíos académicos vamos a pedir a nuestros alumnos, sabiendo que la IA puede generar muchas de las tareas. Habrá que adaptar a la nueva realidad la estructura de las actividades académicas a la vez que, desde el ámbito educativo, promovemos una visión crítica y ética que fomente un buen uso de este tipo de tecnología, que también encierra muchos peligros.
P: ¿Lleváis a cabo desde la facultad un trabajo directo con colegios? ¿Cómo son las prácticas?
R: El Área de Grados de UNIR dispone de los Departamentos de Prácticas y de Realización de Centros Educativos, que llevan la gestión directamente con centros educativos. Las prácticas, 100% presenciales, son un requisito para poder graduarse y te facilita una buena agenda de contactos.
Mantenemos convenios con más de 3.000 centros educativos donde nuestros alumnos pueden realizar sus prácticas curriculares. Además de ofrecer determinados proyectos propios de UNIR , como el de Prácticas de Excelencia. Seleccionamos a través de una entrevista personal a los alumnos que tienen mayor disponibilidad temporal para realizar prácticas, pero sobre todo que cuentan un expediente académico brillante y unas actitudes personales sobresalientes. Les damos la oportunidad de hacer ese programa, que consiste no solo en hacer las prácticas curriculares, las que tienen dentro del grado, sino en añadir un periodo de prácticas extracurriculares, de tal manera que permanecen casi todo un semestre en el mismo centro educativo realizando prácticas.
La experiencia está siendo muy positiva y aumenta muchísimo la empleabilidad, porque muchos de esos alumnos del Programa de Prácticas de Excelencia han recibido una oferta laboral tras acabar las prácticas en el centro.
P: Después de terminar el grado para ser maestro, ¿cómo enfoca UNIR la cuestión vital de las oposiciones?
R: Para nosotros es fundamental no dejar solo al alumno frente a las oposiciones. Por eso quiero destacar nuestro programa de preparación de los alumnos del Grado de Educación Primaria para las oposiciones a maestro. Es un proyecto formativo propio en asociación con la Escuela de Maestros, un centro especializado que cuenta con una larga trayectoria en la preparación de oposiciones.
A los alumnos que estudian el Grado de Maestro en Educación Primaria les ofrecemos preparar las oposiciones mientras estudian su grado, los preparamos en tercero y cuarto curso para las oposiciones, de tal manera que cuando terminan ya están en disposición de poder optar a una convocatoria pública de empleo. Es un programa nuevo que surgió el año pasado y que está funcionando muy bien.
Para los estudiantes que, por su situación personal o sus preferencias no quieren hacerlo de forma simultanea, estamos ofreciéndoles también un formato de preparación de las oposiciones al finalizar el grado. Les ofreceremos el mismo programa que a los otros, pero de forma intensiva en solo un año y una vez que finalizan el grado.
P: ¿Qué diferencias destacarías entre una formación 100% online como la de UNIR y una educación presencial?
R: La mayor diferencia es esa flexibilidad y accesibilidad que damos, que es lo que buscan sobre todo nuestros estudiantes, porque muchos de ellos están ya ejerciendo como maestros o trabajando en centros educativos.
Pero la clave de UNIR es el acompañamiento que damos a los alumnos. Es un enfoque de cercanía absoluta, tanto desde el departamento de mentorías, como desde el claustro o por medio de los distintos programas de apoyo al alumno que tenemos, como el Servicio de Atención a Necesidades Educativas Especiales o el Servicio de Orientación Académica.
La clave de UNIR es el acompañamiento que damos a nuestros alumnos, con un enfoque de cercanía absoluta, tanto desde el departamento de mentorías, como desde el claustro o por medio de los distintos programas de apoyo que tenemos.
Muchos profesionales de UNIR estamos implicados en el éxito de cada uno de nuestros alumnos y en adaptarnos a las necesidades que vayan teniendo cada uno de ellos. Les orientamos en cuanto al volumen de créditos que deben matricularse en función de su situación personal, también sobre cómo ir consiguiendo punto a través de las actividades de evaluación continua que les permitirán presentarse al examen con la tranquilidad de haber conseguido ya parte de la nota.
Ofrecemos a nuestros alumnos, que siempre están muy acompañados, una experiencia única de aprendizaje con un proceso de evaluación continua que les permite alcanzar el éxito. Lo cuentan en nuestras graduaciones. Muchos pensaban que estudiar un grado en UNIR se trataba de aprender de manera aislada, pero luego ven que aquí hacen comunidad con sus alumnos, sus compañeros, con los profesores y los mentores.
P: La educación y la figura del maestro han evolucionado en España de forma importante en estos años. ¿Qué nos falta todavía para llegar al nivel de países líderes en educación como, por ejemplo, Corea del Sur o Finlandia?
R: Respecto a los países líderes en educación como Finlandia o Países Bajos, aunque hemos mejorado en estos años, nos sigue faltando inversión. Sí se observa un creciente reconocimiento social de la importancia de los maestros en España. Tanto el Gobierno como organizaciones educativas están desarrollando programas que buscan apoyar y revalorizar la profesión docente. Por ejemplo, iniciativas como los Premios Educa Abanca que destacan a los mejores maestros en diversas categorías son una señal de esta tendencia.
La crisis del COVID-19 subrayó el papel esencial de los maestros. Su capacidad para adaptarse rápidamente a la enseñanza en línea y mantener la educación a distancia, pese a las dificultades, generó un mayor respeto por su labor. Cada vez más, en el discurso público se habla de la importancia de que los maestros estén bien preparados y actualizados en sus competencias.
Ahora precisamente tras años de debate sobre cuál debe ser la formación que necesita un buen maestro, en cómo debería ser su formación inicial y a lo largo de su proceso formativo,en el sector educativo estamos a la espera de la aprobación oficial de las nuevas órdenes ECI que regularan la formación de los maestros y que sustituirán a las del 2007. Representa una actualización de los requisitos para la verificación de los planes de estudio conducentes a la obtención de los títulos oficiales de maestro.
Las universidades tendremos que adaptar nuestros planes de estudios a los nuevos requisitos establecidos, revisando los contenidos y competencias del grado. Esos cambios y ese avance son esenciales para que los educadores puedan afrontar los retos actuales y para garantizar una formación docente de más calidad, a la vez que se fomenta un mayor reconocimiento social de la figura y la profesión de maestro.
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