UNIR Revista
Crear, pintar y también enseñar. La egresada de UNIR dio un giro a su vida para ser profesora de plástica. Ahora que ha terminado el Máster de Formación del Profesorado, cuenta la experiencia y sus inquietudes sobre el arte y la educación. Un binomio ganador que reivindica.
“Desde pequeña siempre tuve claro que me encantaba el mundo del arte; pintar, dibujar y hacer manualidades. Por eso, estudiar Bellas Artes siempre fue mi principal idea”, explica Elisa Martín González. Desde 2008 a 2013 cursó esta licenciatura en la Universidad de Sevilla y se especializó en la rama de Pintura. También tenía un gran interés por la lengua inglesa y se matriculó en la Escuela Oficial de Idiomas de Aracena, en plena sierra de Huelva, hasta alcanzar el nivel C1, lo cual le supuso otros cinco años de formación.
Su primera incursión en el mundo laboral fue un mural de 400 metros cuadrados de extensión para el colegio Al-Ándalus 2000, en la localidad sevillana de Tomares. Un proyecto cooperativo del que formó parte toda la comunidad educativa del centro. “Fue un momento muy especial que me permitió desarrollar mi carrera como artista y donde pudimos plasmar diferentes temáticas en distintos espacios del colegio”. Ese fue su primer contacto con los alumnos y con el funcionamiento de un centro educativo.
Unos años más tarde trabajó en otros dos centros de la región, en los que ejerció durante dos cursos como monitora de actividades extraescolares impartiendo clases de creatividad e inglés. También fue mentora del programa PROA/PROA+ de la Junta de Andalucía, que se encarga de favorecer la inclusión de alumnos con algún tipo de problema, como por ejemplo barreras del lenguaje, pertenencia a entornos sociales desfavorecidos, en este caso, la mayoría en un entorno rural con bajos recursos o con alguna necesidad especifica de apoyo educativo.
El arte es su vocación y su vida, pero seguramente la docencia es un medio para realizarse como persona y también como artista. Por eso decidió estudiar para ser profesora de Secundaria. Aprender está siempre en su horizonte vital, y al vivir y trabajar en Aracena, entre montañas, la opción de UNIR vino casi rodada.
Pregunta: ¿Qué te motivó para querer formarte y ser docente?
Respuesta: A decir verdad, hasta hace cinco años nunca me había planteado la idea de dedicarme a la docencia, porque mi sueño fue siempre pintar y convertirme en una artista conocida. Pero la realidad es que es bastante complicado vivir de la pintura; es necesario dedicarle muchas horas y sobre todo tener un golpe de suerte que te lleve hasta la cima.
Sin embargo, poder trabajar en diferentes talleres con los alumnos despertó en mí un interés enorme por mostrarles aquello que sabía hacer y que creía que les iba a gustar a ellos también.
Aún recuerdo esas tardes con niños desde los tres añitos preparando la pintura, el material y después pintando murales, probando diferentes técnicas o haciendo manualidades, además de hacer comida como pizzas dulces, pasteles o gazpacho, y dejar volar su imaginación con diferentes juegos.
También me entusiasmaba cómo disfrutaban con nuestra rutina diaria en inglés y cómo aprendían a través de los juegos. Ver esas caras de ilusión cuando les mostraba algo nuevo me producía una gran satisfacción personal. Entonces me dije: ¿por qué no? La verdad es que se me da bien esto. Y cambió mi vida.
P: ¿Por qué decidiste cursar el Máster de Formación del Profesorado y por qué te decantaste por UNIR?
R: Trabajar con niños de diferentes edades durante varios cursos despertó en mí una gran ilusión e interés por poder mostrarles cosas nuevas, además de ver como adquirían tan rápido esos contenidos que tratábamos en clase.
A partir de esa experiencia tan enriquecedora, decidí que tenía que formarme para dedicarme a la docencia de manera profesional, ya que veía que conectaba con los alumnos y que me gustaba lo que hacía.
UNIR no solo me ha cambiado en lo profesional, sino también en mi vida personal como mamá de dos niños, una de cinco años y otro de diez, al poder entender cómo van cambiando según la edad, aprender a escucharlos y a comunicarme mejor con ellos.
Tras varios intentos por matricularme en la Universidad de Sevilla -la lista de espera era muy larga y no conseguía plaza-, lo hablé con mis compañeros y amigos de la facultad, que me comentaron la posibilidad de cursar la especialidad de dibujo de forma online. Fue entonces cuando decidí preguntar en UNIR, y Consuelo, la chica que me asesoró en todo momento, hizo que me decantara por esta opción. Es verdad que no fue para mí una decisión fácil desde el punto de vista económico, pero sabía que tarde o temprano era una inversión que tenía que hacer para conseguir un mejor futuro profesional.
P: ¿Cómo ha mejorado esta titulación tus habilidades profesionales y personales?
R: Totalmente, desde que comencé con el máster me planteo las cosas de otro modo, es decir, en mis clases de inglés, intentaba integrar los contenidos que aprendíamos o los consejos que nos daban los profesores. Principalmente, intentar conocer mejor a los alumnos, darles un trato más personal, acercarme a ellos siempre manteniendo la distancia alumno-profesor, pero intentando descubrir el porqué de un enfado, una cara triste o un mal comportamiento en clase; averiguar el contexto social y personal de los estudiantes y así poder entenderlos mejor…
Además, UNIR no solo me ha cambiado en lo profesional, sino también en mi vida personal como mamá de dos niños, una de cinco años y otro de diez, al poder entender las diferentes etapas evolutivas, como van cambiando según la edad, aprender a escucharlos y a comunicarme mejor con ellos.
Por último, todo lo relacionado con el contenido académico, las nuevas tecnologías, las metodologías activas, y un sinfín de nuevos conocimientos que me han enriquecido como persona y como profesional.
La enseñanza de las materias relacionadas con el arte necesita cambiar, y no solo respecto al currículo, sino también a la necesidad de incorporar docentes jóvenes con ganas de cambiar el sistema y formados en las TIC.
P: Como docente y teniendo en cuenta tu formación y experiencia laboral, ¿qué aportarías para mejorar esta especialidad?
R: La enseñanza de las materias relacionadas con el arte necesita cambiar, y no solo respecto al currículo, sino también a la necesidad de incorporar docentes jóvenes con ganas de cambiar el sistema y formados en aspectos como las TIC, las metodologías activas o en la atención a la diversidad que proclama la LOMLOE.
Como dice María Acaso ya en el título de su libro, “la educación artística no son manualidades”.
En la actualidad, se sigue considerando el arte como una materia menor y con menos cabida y valor en el currículo. Como dice María Acaso ya en el título de su libro, “la educación artística no son manualidades”.
En este camino es en el que estoy, me gustaría seguir trabajando y demostrar como a través del arte se pueden llegar a conseguir diferentes metas y cambiar la mirada de cualquier alumno.
En mi propuesta de TFM menciono esta problemática y propongo trabajar el contenido curricular de forma diferente, concretamente que los estudiantes aprendan el lenguaje visual y su expresión a través de grandes formatos como son los soportes murales, y no solo a través de láminas y otros soportes tradicionales. Así se consigue motivar al alumnado con una propuesta innovadora basada en proyectos, con un aprendizaje cooperativo que les ayuda a trabajar en grupo y desarrollar habilidades sociales.
P: ¿Qué te ha parecido más interesante del plan de estudios para tu práctica docente? ¿Y qué valoras especialmente de lo que has estudiado?
R: Es un máster donde hay que esforzarse para conseguir los objetivos que se proponen, pero una vez alcanzados, se siente una gran satisfacción.
A decir verdad, cualquier contenido de las materias que hemos tratado es interesante y se le puede sacar bastante provecho llevándolo al terreno laboral e, incluso, al personal. Por ejemplo, el diseño curricular es fundamental tanto para el TFM como para las oposiciones y el posterior trabajo en la docencia.
El aprendizaje de metodologías activas ayuda a abrir nuestras mentes a nuevos proyectos innovadores. Quiero destacar también el aprendizaje sobre la atención a la diversidad y como ha ido mejorando con el paso de las diferentes leyes educativas. Y formarnos respecto a la alfabetización visual o las técnicas audiovisuales.
Mi asignatura favorita, de la que he sacado más partido, ha sido ‘Aprendizaje y Desarrollo de la Personalidad’. Me ha servido para conocer mejor a los alumnos, incluso a mis propios hijos, además de aprender a cuestionarme como madre.
Mi asignatura favorita, que es también de la que he sacado más partido, ha sido Aprendizaje y Desarrollo de la Personalidad. Me ha servido como base para conocer mejor a los alumnos, incluso a mis propios hijos, además de cuestionarme como madre sobre el tipo de apego y crianza que estoy dándoles a mis hijos, sobre cómo influye el grupo en la adolescencia y cómo tras despegarnos de nuestros familiares por la edad, volvemos a ellos cuando llegamos a ser adultos. Todas estas cuestiones van más allá de la mera parte académica y las considero fundamentales para trabajar con adolescentes.
La experiencia en UNIR ha sido buena, aunque me gustaría destacar el trabajo de Maui, mi profe canaria, que ha sabido motivarme y conquistarme desde el primer momento. Con sus ejemplos reales de la vida cotidiana, nos ayudaba muchísimo a comprenderlo todo mejor.
P: ¿Cómo ha sido tu experiencia con los docentes del máster?
R: En general, ha sido buena, aunque me gustaría destacar el trabajo y la motivación de Maui, mi profe canaria, que ha sabido motivarme y conquistarme desde el primer momento. No solo nos enseñaba el contenido de la materia, sino que, con sus ejemplos reales de la vida cotidiana, nos ayudaba muchísimo a comprenderlo todo mejor, además del buen trato y la amabilidad que tenía siempre, y también sus continuas aportaciones de otras fuentes, como libros o películas bastante interesantes.
Por otro lado, mencionar a nuestra profe de Contextos Charo Caraballo, con la que me sentí completamente identificada desde el primer momento que la escuché, no solo por ser sevillana como yo, también por su forma de ver la vida y su pasión por transmitirnos los contenidos a través de casos reales y haciéndonos partícipes en cada clase. Siempre recordaré sus consejos y sobre todo como nos enseñó que desde la humildad se llega a cualquier parte. Como ella repite a menudo: “Ante todo somos personas… y ya luego lo demás”.
Por último, me gustaría hablar además de Alfonso, profesor de Diseño Curricular, un hombre profesional, algo serio y ceñido a la materia, aunque sus ejemplos de artistas, sus performances, etcétera, han sido maravillosos.
P: Y sobre las prácticas, ¿cómo ha sido tu experiencia en el centro educativo? ¿qué es lo que más valoras de esas semanas de contacto directo con la docencia?
R: El periodo de prácticas es la parte de la formación que más me ha gustado y donde me he sentido más cómoda.
Me gustaría comenzar hablando del centro Al- Ándalus 2000 de Tomares, donde hace 10 años tuve la suerte de trabajar. Es un centro concertado y una cooperativa de socios. Es pequeño, con una sola línea que alberga las etapas desde Infantil hasta Secundaria.
Desde el primer día, me sentí como en casa. Todo el personal docente se vuelca con los alumnos de prácticas, y en mi caso me recordaban diciendo: “¡Ah, tú eres la de las columnas, la que pintaste el cole hace años!”. Me sentí muy afortunada de que mi trabajo anterior todavía existiera y por supuesto de empezar mi periodo de prácticas allí.
Desde el primer momento, Lola e Isabel, las profesoras de EPVA, me dejaron participar de forma activa en cada clase, permitiéndome impartir contenido curricular, evaluar, pero sobre todo, aprender de ellas. Me han ayudado muchísimo a centrar mi futuro laboral.
Es verdad que al principio sientes esos nervios de enfrentarte a una clase con 30 alumnos adolescentes mirándote como “la nueva” a las ocho de la mañana, pero creo que he conseguido conectar con la mayoría. Incluso me agradecían que les planteara las temáticas en otros soportes o técnicas menos convencionales, siempre intentando adaptarme a la ley, incluyendo las TIC y teniendo en cuenta el trato con los alumnos con algún tipo de necesidad.
Durante mis prácticas, realizamos un proyecto cooperativo que llevamos a cabo con motivo de la celebración del día de Andalucía. “Desde el otro lado” consistió en representar las escenas de cuadros de celebres pintores andaluces como Picasso, Velázquez o Murillo.
Elaboramos diferentes escenarios y atuendos para que los personajes de cada obra cobraran vida a través de los alumnos. Participaron todas las clases junto a los docentes. Se representaron las diferentes escenas de obras como La vieja friendo huevos, La familia de Saltimbanquis, diferentes retratos de Picasso o Visión Sevillana, entre otros.
Se recogió todo el proceso a través de fotografías que luego serían expuestas en unos marcos elaborados por los propios alumnos. El colofón al proyecto tuvo lugar cuando abrieron las puertas del pabellón, convertido en un museo donde colocamos todas las fotografías junto a las obras originales y su información, además de realizar una escena en vivo de cada una de ellas. Los familiares pudieron disfrutar de una jornada de convivencia muy amena en la que quedaron encantados con los resultados.
P: ¿Qué temática elegiste para el TFM y qué te ha parecido profundizar y desarrollar una programación específica sobre ese tema?
R: Ha sido la parte más compleja del máster, pero gracias a la ayuda de mi directora, pude concretar la propuesta. Una vez elegida la temática del TFM, la técnica, la metodología y el grupo al que va dirigido, empezó a resultarme todo más sencillo.
Elisa Martín González.
El nombre de mi propuesta es Un proyecto mural paisajista para el aprendizaje del lenguaje visual y su expresión en 3º de la ESO. Realicé diferentes actividades repartidas en ocho sesiones, empezando por un cuaderno de campo, la intervención mural, un folleto informativo usando las TIC y finalicé con una exposición de las obras donde los alumnos son los guías.
P: ¿Cómo compaginaste tu vida laboral, personal y académica?
R: Es la parte más complicada, con momentos en los que se acumulaban las actividades de las distintas asignaturas por falta de tiempo. Aprovechaba las mañanas mientras mis hijos estaban en el cole para estudiar, también me quedaba hasta las tantas cuando ellos dormían o me levantaba temprano los fines de semana para aprovechar mejor el tiempo y compatibilizar estudios y trabajo con mi vida personal y familiar. Ahora que he terminado es una satisfacción enorme saber que lo he conseguido, eso sí, con mucho esfuerzo, dedicación y siendo perseverante.
P: ¿Qué destacarías de la metodología de UNIR?
R: Que sus clases pueden verse tanto en directo como en diferido, y que además puedes descargarlas y verlas tantas veces como necesites. Por otro lado, es de gran utilidad el campus donde podemos descargar todo el temario, los documentos que suben los profesores, además de hacer uso de servicios como la biblioteca.
También la organización y planificación de las clases y las entregas de actividades. Y, sobre todo, los ejemplos y el material de apoyo, como películas, libros, webs, etcétera, que nos han ofrecido.
Elena, mi mentora, siempre me ha llamado para hacer el seguimiento de mi trabajo en el máster. Incluso, a nivel personal, ella y la directora del TFM no han dudado en ayudarme en todo lo posible.
P: Y sobre la figura del mentor, ¿qué destacarías de su labor durante tu formación?
R: Decir de Elena que me ha acompañado y asesorado durante todo el proceso, siempre me ha llamado para hacer el seguimiento de mi trabajo en el máster, incluso a nivel personal, he tenido unas circunstancias bastante complicadas en el mes de mayo, y tanto ella como mi directora de TFM, Silvia Siles, no han dudado en ayudarme en todo lo posible.
P: ¿Cómo te ves profesionalmente en unos 3-5 años?
R: Voy a continuar preparándome para las oposiciones. Sé que me queda un duro camino por recorrer, pero estoy segura de que con esfuerzo y constancia algún día llegaré a trabajar como profesora de plástica con plaza en algún centro.
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