David Muñoz Galindo
La implementación de la normativa educativa introduce cambios importantes. Los docentes deberán familiarizarse con nuevos elementos curriculares, objetivos de etapa y métodos de evaluación por competencias, desafíos esenciales para los futuros profesores.
La implantación de la LOMLOE en todos los cursos de la Educación Secundaria Obligatoria (ESO) y del Bachillerato conlleva cambios a los que se enfrentarán los docentes en este curso académico. El manejo de los nuevos elementos curriculares, la inclusión en sus clases de los objetivos de etapa y la evaluación por competencias son tres grandes retos para los profesores y en los que se deben formar los estudiantes del Máster Universitario en Formación del Profesorado.
Para empezar, es importante tener en cuenta que la ESO está organizada en cuatro cursos y está compuesta de materias y ámbitos. Además, forma parte de la Educación Básica. Por su parte, el Bachillerato está dentro de la educación secundaria postobligatoria junto a otras enseñanzas como la Formación Profesional de Grado Medio o las Enseñanzas Artísticas Profesionales.
Ahora que ya hemos situado estas dos etapas educativas, vamos a destacar las tres principales claves que deben conocer los profesores de los centros educativos.
1. Los nuevos elementos curriculares
Aparecen elementos curriculares que no eran conocidos de forma previa por el profesorado. Es el caso de, por ejemplo, las competencias específicas, los descriptores operativos, los saberes básicos o las situaciones de aprendizaje. Para conocerlos en mayor profundidad, utilizamos la normativa vigente y ponemos ejemplos a través de la materia de Economía y Emprendimiento de 4º de la ESO:
- Competencias específicas: Desempeños o destrezas que el alumnado debe poder desarrollar en situaciones de aprendizaje en las que se necesite de los saberes básicos (contenidos) de cada materia o ámbito. Este elemento tiene una vinculación directa con los saberes básicos, los descriptores operativos y los criterios de evaluación. Ejemplo: Analizar y valorar las fortalezas y debilidades propias y de los demás, reflexionando sobre las aptitudes y gestionando de forma eficaz las emociones y las destrezas necesarias, para adaptarse a entornos cambiantes y diseñar un proyecto personal único que genere valor para los demás.
Esta competencia específica se conecta con los siguientes descriptores operativos: CPSAA1, CC1, CE2, CCEC3.
- Descriptores operativos: Forman el marco para concretar las competencias específicas de cada materia y muestran la aplicación de las competencias clave. Se adquieren de forma secuencial y progresiva entre las distintas etapas educativas. Ejemplo: CPSAA1. Regula y expresa sus emociones, fortaleciendo el optimismo, la resiliencia, la autoeficacia y la búsqueda de propósito y motivación hacia el aprendizaje, para gestionar los retos y cambios y armonizarlos con sus propios objetivos
- Saberes básicos (contenidos): Conocimientos, destrezas y actitudes que constituyen los contenidos propios de una materia cuyo aprendizaje es necesario para la adquisición de las competencias específicas. Ejemplo: A. El perfil de la persona emprendedora, iniciativa y creatividad.
- Situaciones de aprendizaje: Situaciones, actividades o proyectos que implican el despliegue por parte del alumnado de actuaciones asociadas a competencias clave y competencias específicas y que contribuyen a la adquisición y desarrollo de estas. Ejemplo: Proyecto educativo de investigación en el que se realice el análisis DAFO de un compañero, un familiar y un emprendedor/a para su posterior exposición oral grupal en el aula.
2. La importancia de los objetivos de etapa
Tanto las materias de la ESO como las que se impartan en la etapa de Bachillerato, deben ir encaminadas a la consecución de una serie de objetivos de etapa. De hecho, es fundamental que los docentes comiencen a trabajar de forma interdisciplinar para lograr que los alumnos alcancen los objetivos de etapa que se ven plasmados en los desempeños o destrezas que son capaces de desarrollar tanto en el ámbito académico como en su futura vida ciudadana y cotidiana. Algunos ejemplos de estos objetivos son los siguientes:
En el caso de la ESO (Artículo 7 del Real Decreto 217/2022, de 29 de marzo, por el que se establece la ordenación y las enseñanzas mínimas de la Educación Secundaria Obligatoria)
c) Valorar y respetar la diferencia de sexos y la igualdad de derechos y oportunidades entre ellos. Rechazar los estereotipos que supongan discriminación entre hombres y mujeres.
En el caso del Bachillerato (Artículo 7 del Real Decreto 243/2022, de 5 de abril, por el que se establecen la ordenación y las enseñanzas mínimas del Bachillerato)
b) Consolidar una madurez personal, afectivo-sexual y social que les permita actuar de forma respetuosa, responsable y autónoma y desarrollar su espíritu crítico. Prever, detectar y resolver pacíficamente los conflictos personales, familiares y sociales, así como las posibles situaciones de violencia.
De forma añadida, hemos de destacar que la normativa hace referencia en la ESO a que en la evaluación del proceso de aprendizaje del alumnado deberán tenerse en cuenta como referentes últimos, desde todas y cada una de las materias o ámbitos, la consecución de los objetivos establecidos para la etapa y el grado de adquisición de las competencias clave previstas en el Perfil de salida.
En cuanto al Bachillerato, el profesorado de cada materia decidirá, al término del curso, si el alumno o alumna ha logrado los objetivos y ha alcanzado el adecuado grado de adquisición de las competencias correspondientes. Por lo tanto, queda evidenciado que los docentes deben de abandonar el enfoque en el que solo se tenían en cuenta los contenidos de su materia para abrazar una visión conjunta de lo que se pretende de conseguir en el alumnado a lo largo de las etapas educativas.
3. La evaluación por competencias
La evaluación por competencias resulta todo un desafío para los docentes dado que se pretende abandonar una evaluación en la que únicamente se tenía en cuenta el valor de las pruebas escritas y de la memorización en el aula para pasar a valorar los desempeños del alumno. Debido a la relación entre todos los elementos curriculares diseñados por la LOMLOE, la evaluación por competencias se convierte en una realidad. Los referentes para llevar a cabo este proceso son los criterios de evaluación que indican los niveles de desempeño esperados en el alumnado. Estos criterios están conectados a su vez con las competencias específicas de cada materia y con una serie de descriptores operativos.
Por lo tanto, al calificar de forma numérica los criterios de evaluación, los docentes están contribuyendo a otorgar al alumnado una calificación única por parte de todo el equipo docente de cada una de las ocho competencias clave. De esta forma, la atención del proceso de evaluación recae sobre las competencias y no sobre la calificación numérica de cada una de las materias. De hecho, las competencias pasan a ser el valor de referencia para decisiones como la promoción o la titulación de los alumnos en la Educación Secundaria Obligatoria. No obstante, y aplicando el principio de realidad, resultará necesario que las Administraciones Educativas formen y realicen un seguimiento efectivo a los docentes para comprobar que estas novedades tienen su transferencia a la práctica docente diaria.
Todas estas claves normativas son fundamentales para el desarrollo de la actividad de los docentes de ESO y Bachillerato y una fortaleza a trabajar desde la formación inicial de los futuros profesionales de la educación. Conocimientos que se adquieren en el Máster Universitario en Formación del Profesorado y que cada día resultan más decisivos a la hora de superar procesos selectivos o de ser contratado en un centro educativo.
(*) David Muñoz Galindo- Docente del Máster de Formación del Profesorado de UNIR. Doctorando en Educación, Diseño y Desarrollo del Currículum con formación en economía y en la dirección de centros educativos. Además, ha participado en varias ocasiones como miembro del tribunal en los procedimientos selectivos en las oposiciones de Castilla y León.
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