Fernando Damián Mateu
La exestudiante del Máster en Metodologías Activas y Ecosistemas Digitales de Aprendizaje explica por qué fue elegida para participar en el Google Innovator 2022 y cuenta qué le ha aportado estudiar en UNIR.
Celia de Diego ha sido seleccionada al Google Innovator de este año gracias a su proyecto orientado a analizar los problemas que sufren los niños hoy en día en relación con la educación que reciben.
La egresada del Máster en Metodologías Activas y Ecosistemas Digitales de Aprendizaje de UNIR cuenta también su experiencia a lo largo del máster, plantea sugerencias a los futuros estudiantes y habla de sus próximas metas.
Actualmente, Celia se dedica a la tutoría en el tercer ciclo de primaria, en el colegio CEIP Quintiliano de Calahorra, en La Rioja. También trabaja como coordinadora en el ámbito de las Tecnologías de la Información y La Comunicación (TIC) y del proyecto Avanz@TIC.
¿Por qué decidiste estudiar el Máster en Metodologías Activas y Ecosistemas Digitales de Aprendizaje?
Estudiar un máster era algo que me hubiera gustado hacer en mi época como estudiante universitaria y que por diferentes motivos me fue imposible.
Conocí este máster a través de las redes sociales y solicité información sobre su precio, su duración, la metodología y, fundamentalmente, pedí saber más sobre el equipo docente.
A excepción de Mario Hidalgo Pulgarín, que fue un valiosísimo descubrimiento, conocía a todos los profesores. Algunos ya habían participado en mi formación continua. Por eso, confiaba plenamente en la capacidad y profesionalidad del claustro.
¿Qué destacarías del aprendizaje que has adquirido en UNIR y de su metodología?
Es el primer y único máster que he hecho hasta ahora y tampoco tengo otras experiencias con las que comparar. Sin embargo, destaco las facilidades ofrecidas para aprender: clases en directo con una interacción completamente natural entre los estudiantes y el profesorado, grabación de estas sesiones para poder verlas cuantas veces quieras y/o necesites, espacios de colaboración abiertos, etc.
Pero si tengo que destacar algo en cuanto a la metodología de este máster, es el hecho de que no haya exámenes (no busco replicar la teoría, ni tampoco estudiarla al modo tradicional) ni trabajo de fin de curso al uso. En su lugar están las tareas, para las que desde luego has tenido que leer en profundidad la documentación aportada y el portafolio en el que vas recogiendo las evidencias de todo el aprendizaje adquirido. unido a una profunda reflexión de todo el proceso.
Cuando comencé el máster, durante las primeras sesiones, me dije: “No sé si aprenderé algo nuevo”. Esa sensación duró poco, ¡poquísimo! Según avanzábamos, y estoy situada aún en el primer mes de máster, me di cuenta de la cantidad de aspectos que desconocía o que podía mejorar. Así que hubo conocimientos nuevos muy interesantes y necesarios para los docentes, conocimientos que refresqué y otros en los que profundicé mucho más de lo imaginado en un primer momento.
¿Cómo fue tu experiencia con el claustro de profesores?
Cursar el máster me permitió conocerlos profesionalmente aún mejor y pude comprobar, una vez más, lo grandes que son como docentes. Su capacidad comunicativa, de escucha, de ayuda. Siempre estuvieron presentes y dispuestos a guiarte, aconsejarte, asesorarte en aquellos aspectos más complejos o que más dificultades te ocasionaban… En definitiva, fue una experiencia maravillosa y de lo más cercana, aun cuando se trata de una formación online.
¿Qué elementos has puesto en práctica en tu trabajo de lo que has aprendido?
Prácticamente todo lo que aprendí en el máster lo llevé al aula desde el primer momento. Procuro trabajar con mis alumnos tanto el ecosistema digital de Microsoft como el de Google. El de Apple no es viable porque no disponemos de dispositivos, no obstante, sí he utilizado algunas de las aplicaciones que nos enseñó Sergio García Caballero, profesor del máster, para crear contenido o realizar actividades puntuales. La evaluación y los distintos instrumentos, principalmente rúbricas y listas de cotejo, forman parte del día a día de mi aula. Mi estudiantado está dispuesto en grupos y utilizamos técnicas sencillas de aprendizaje cooperativo. Tengo previsto un proyecto sobre Europa para más adelante y otro relacionado con el teatro que se realizará en el tercer trimestre.
Más complejo, pero no imposible, es llevar al aula lo cursado en la asignatura de aprendizaje y docencia online, ya que no practico esa estructura de enseñanza. Sí tengo muy en cuenta lo aprendido en la materia y los consejos de María Brea Martínez, docente del máster, a la hora de plantear actividades digitales a mis estudiantes o cuando preparo una formación para mis compañeros.
¿Qué consejos le darías a un estudiante que se esté planteando estudiar el máster?
Considero que es muy enriquecedor acudir a las sesiones en directo. También es fundamental organizar bien el tiempo que uno dedica al máster. Leer el material cuantas veces sea posible sin perder de vista que las tareas cuentan con un plazo de entrega. Hay que pensar en ellas para luego poder trabajarlas en el aula.
Sirve muchísimo conservar todo el material, tanto la documentación como los enlaces a herramientas o espacios digitales con información relacionada. Lo más importante es que disfruten de la maravillosa, pero exigente, experiencia.
¿En qué consiste el proyecto que te ha llevado a ser seleccionada para el Google Innovator de este año?
Mi reto está dirigido hacia las familias. Planteo el problema de la despreocupación que existe hacia la educación y formación de los niños. Las familias son mis usuarios directos; si todo va bien, también los docentes y los estudiantes, la comunidad educativa al completo se verá beneficiada.
Pueden ver el vídeo de mi candidatura aquí.
¿Qué aportan y qué riesgos tienen las nuevas tecnologías en la docencia y en el aprendizaje de los estudiantes?
Desde mi propia experiencia y la de mi entorno, los principales riesgos que estoy observando son la pérdida de tiempo cuando los estudiantes tienen un dispositivo entre sus manos, la falta de estrategias para realizar búsquedas, analizar y filtrar la información, seleccionarla… También está el acceso a contenidos no apropiados. En el aula están en un entorno vigilado y controlado, van donde tienen que ir, pero una vez que salen de allí se produce una llamativa falta de control por parte de las familias.
Por ejemplo, ya están empezando a notarse las consecuencias del uso de móviles en niños de 8 años, con acceso y cuenta en todo tipo de redes sociales. Es una cuestión que está relacionada con mi reto para la academia de Google.
Como punto positivo, la tecnología digital educativa me permite trabajar de una forma que no podría llevar a cabo de una forma analógica: amplía el espacio de aprendizaje, permite observar cosas que no podríamos hacer de otra manera (museos, ciudades y culturas en la otra parte del mundo, etc.), por no mencionar las posibilidades infinitas para desarrollar actividades creativas que impliquen y trabajen la competencia digital, tanto de los estudiantes como del profesorado.
¿Cuáles son tus próximos objetivos? ¿De qué manera quieres crecer profesionalmente?
Mis próximos objetivos son: sacar adelante el proyecto en el que estoy trabajando actualmente en la academia de Google, obtener el certificado de Google Trainer y, por supuesto, atender a mis estudiantes; tratar de incentivar a aquellos más desmotivados, ayudar a los que más dificultades tienen y seguir manteniendo firme al grupo con mayores inquietudes.
Pero también quiero continuar con la formación de mis compañeros de claustro, acompañarlos en su mejora de la competencia digital y que revierta en sus estudiantes.
