Miguel de Lucas
La pedagogía se puede nutrir del arte del ilusionismo para enriquecer sus recursos metodológicos y convertir el proceso de aprendizaje en algo inspirador y transformador.
A primera vista puede parecer que no existe una relación entre la pedagogía como ciencia y el arte del ilusionismo. Sin embargo, la pedagogía puede beneficiarse mucho de algunas técnicas y herramientas procedentes del mundo del ilusionismo. Este particular universo puede ofrecer actividades atractivas para captar la atención de los estudiantes, y motivarles y sorprenderles a través de los denominados efectos o trucos de magia.
Estos trucos tienen una parte secreta que el espectador desconoce. Funciona como un foco de atracción que genera una pequeña pero profunda disonancia cognitiva. Esta característica diferencia al ilusionismo de otras artes escénicas que carecen de misterio, y que por lo tanto no captan tanta atención ni suscitan esas emociones fascinantes. La magia es, por lo tanto, tan eficaz como inspiradora. Permite presentar contenidos de una manera diferente y trabajar competencias comunicativas y emocionales, entre otras.
Relación entre pedagogía e ilusionismo
La pedagogía ha estado asociada desde sus inicios al contexto educativo, pero hoy en día sus beneficios se pueden reflejar en otros ámbitos y contextos, como el de la empresa, el emprendimiento o incluso la educación artística y el ámbito sociocultural. Existe una línea que comparten la pedagogía y la magia. Desde siempre se ha creído que ambas están pensadas para ser aplicadas solo sobre niños o jóvenes.
En el caso de la pedagogía, tenemos la respuesta en su propia etimología. Por un lado, paidos (niño), y por otro, agein (guiar). En el caso de la magia se trata de una errónea percepción que vincula este arte solo con la infancia. Tanto la pedagogía como la magia no están circunscritas ni delimitadas por la edad, porque ambas tienen un gran potencial para adaptarse a diferentes situaciones, contextos y personas, independientemente de sus características.
Si nos referimos al contexto educativo, podemos destacar como una de las principales funciones de la pedagogía el estudio de los procesos relacionados con la enseñanza y el aprendizaje para poder componer y ofrecer una serie de herramientas y recursos tanto a docentes como a estudiantes. Se consigue así que dicho proceso se convierta en una experiencia vivencial y significativa, haciendo que los alumnos se conviertan en los protagonistas de su propio proceso de aprendizaje. En este sentido, la magia alcanza su mayor relevancia, ya que es en sí misma un compendio de técnicas y recursos metodológicos que sorprenden, ilusionan y motivan, características fundamentales a la hora de aprender.
Si comparamos en este contexto educativo las funciones de un pedagogo y de un mago o ilusionista, nos podemos dar cuenta de que ambos comparten objetivos e intereses comunes en un aula. Los magos, de manera consciente, practican técnicas procedentes del uso intencionado del lenguaje, además de recursos de persuasión. De esta manera pueden cautivar y dirigir la atención de su público hacia el lugar donde ellos desean. Los pedagogos por su parte, pueden hacer uso también de estas técnicas mágicas sin tener que llegar a efectuar un truco para captar y mantener la atención de sus estudiantes.
Además, también pueden hacer uso de este tipo de técnicas para dirigir la atención hacia un contenido u objetivo en concreto. La figura del docente y la del pedagogo ya no se relacionan solamente con la transmisión de contenidos curriculares. Hoy en día ambos perfiles van mucho más allá y poseen una formación más amplia y multidisciplinar. En ambos casos se preocupan no solo de implementar en este proceso de aprendizaje conceptos relacionados con las capacidades personales y las competencias emocionales, sino de conseguir que el proceso resulte fascinante.
Se considera a la magia el arte de los fascinante, de hecho. Puede suponer un gran ejemplo para que los propios estudiantes exploren sus capacidades personales en el proceso de desarrollo y ejecución de un efecto de magia. Al hacerlo, serán conscientes de sus propias habilidades, emociones y sentimientos, así como las de sus compañeros. Y se generan de manera natural y armónica expectativas tanto intrapersonales como interpersonales. Estas expectativas suponen un aumento del interés y la motivación hacia el proceso de aprendizaje.
La pedagogía es esencial para fomentar las ganas de explorar o de experimentar y, por lo tanto, invita a cada estudiante a construir poco a poco su particular manera de comprender el mundo que le rodea. Habrá errores durante ese proceso, porque equivocarse supone una manera lógica de aprender. Es curioso cómo en la mayor parte de los trucos de magia se necesita ensayar una técnica o desarrollar una habilidad concretas mediante el método ensayo-error, así como de la adaptación de estas técnicas a las características propias de los alumnos.
La pedagogía y la magia buscan inspirar a través del aprendizaje. En un caso se tratará de un aprendizaje circunscrito al contexto más académico, y en otro, a una especie de viaje más personal. No obstante, ambos pueden ser considerados aprendizajes para la vida, lo que supone destacar el papel socializador de la escuela y su compromiso como reflejo de la propia sociedad.
El uso de la magia como herramienta pedagógica
Se ha demostrado que el uso de la magia en el aula es una herramienta lúdica y motivadora que reporta innumerables beneficios, ya que consigue una apertura de tipo cognitivo y emocional hacia el conocimiento y la educación. Aspectos todos ellos muy interesantes, ya que sumergen al estudiante en un contexto lúdico donde el aprendizaje y la adquisición de las competencias deseadas fluyen sin que casi el estudiante sea consciente de ello.
También a través de la magia se pueden trabajar aspectos tan importantes como la comunicación, la resolución de conflictos, la autoestima y la toma de decisiones. Existen asimismo efectos de magia que se relacionan directamente con contenidos curriculares en áreas como las matemáticas o la educación física, entre otras. Algunos de ellos son:
- La psicomotricidad fina y gruesa.
- El pensamiento lógico-matemático.
- La atención.
- La percepción y la memoria.
- El desarrollo de la expresión oral.
- La creatividad.
- La imaginación
- La responsabilidad.
Conclusión
Aunque en un principio pueda parecer que la pedagogía y el ilusionismo son conceptos que no presentan una relación significativa, la realidad nos dice, que, si atendemos al significado derivado de su aplicación en el contexto educativo, ambas presentan líneas comunes fácilmente reconocibles. La magia puede suponer sin duda una metodología muy eficaz para la consecución de los objetivos pedagógicos no solo en la etapa de infantil, primaria o secundaria, sino también en etapas educativas superiores.
En el Grado en Pedagogía de UNIR creemos en la pedagogía como una ciencia abierta, amplia y versátil. Una disciplina en continuo crecimiento que trabaja metodologías innovadoras y ayuda a construir los principios psicológicos relacionados con el aprendizaje. De este modo, la pedagogía se convierte en un método muy eficaz para el diseño y la aplicación de técnicas e instrumentos de diagnostico, y de acciones educativas concretas. El profesional de la pedagogía puede convertirse en un gestor altamente cualificado tanto a nivel de recursos humanos, como de recursos materiales y funcionales en entornos educativos y formativos.
*Miguel Romero, más conocido como Miguel de Lucas, “El mago de las personas”, es profesor de la Universidad de Salamanca y presentador de Un País Mágico, programa de La 2 de TVE. Premio Nacional de Magia e ilusionista profesional, es un referente mundial en la aplicación de técnicas y recursos procedentes del mundo del ilusionismo al contexto educativo.