Patricia Solís García
La experta de UNIR detalla los datos más relevantes del último informe oficial sobre el consumo y sus consencuencias entre los menores, y llama la atención sobre la necesidad de concienciar sobre los riesgos y promover una vida saludable.
Durante los últimos años, se han popularizado las bebidas energéticas, las cuales se encuentran disponibles en muchos países sin restricciones. Su entrada en el mercado ha sido impulsada por agresivas campañas publicitarias, que las promocionan como bebidas refrescantes que aumentan la resistencia física, brindan sensación de bienestar y estimulan el metabolismo, gracias a una combinación de ingredientes que se añaden por sus posibles efectos estimulantes.
Estas bebidas contienen una mezcla de compuestos, entre ellos cafeína, glucuronolactona y vitaminas. Algunas atribuyen sus propiedades estimulantes a aminoácidos como la taurina, extractos de hierbas como el ginseng o la guaraná, y en ocasiones se agregan minerales, inositol y carnitina.
Los niños y adolescentes representan uno de los grupos más susceptibles al consumo de bebidas energéticas. Por lo tanto, es crucial contar con información regular y actualizada sobre esta situación con el fin de diseñar y evaluar programas e intervenciones que busquen disminuir el consumo, así como abordar los problemas y adicciones asociadas a estas bebidas y otras conductas relacionadas.
A continuación, profundizaremos en las características del consumo de estas bebidas, así como en las consecuencias asociadas al mismo.
¿Es habitual el consumo?
En la encuesta ESTUDES del año 2023, se investigó el impacto y la prevalencia del consumo de bebidas energéticas con alto contenido de cafeína (como Monster, Red Bull, Burn, Coca-Cola Energy, entre otras) en estudiantes de 14 a 18 años. Los resultados del análisis revelan que casi la mitad de los estudiantes ha consumido este tipo de bebidas en los últimos 30 días, siendo más frecuente en los chicos (54,4%) que en las chicas (40,7%).
Se observa que los chicos tienen prevalencias de consumo más altas que las chicas en todas las edades analizadas, siendo los 15 años el grupo con mayor prevalencia, mientras que el consumo disminuye ligeramente a los 17-18 años. En el caso de las chicas, se observa una tendencia diferente, alcanzando el consumo máximo a los 16-17 años (42,3%).
En cuanto a la mezcla de bebidas energéticas con alcohol, el 19,5% de los estudiantes de 14 a 18 años ha consumido esta combinación en los últimos 30 días, siendo más frecuente entre los chicos. En hombres, la mayor proporción de consumo se registra a los 17 años (26,8%), en el caso de las mujeres a los 18 años (23,4%).
Desde una perspectiva evolutiva, se observa que en 2023 las prevalencias de consumo de bebidas energéticas, tanto solas como mezcladas con alcohol, alcanzaron los niveles más altos de toda la serie histórica, tanto entre chicos como entre chicas. Se puede afirmar que existe una mayor prevalencia de consumo de otras drogas analizadas entre los estudiantes que han consumido bebidas energéticas con alto contenido de cafeína, alcanzando niveles máximos cuando se mezclan con bebidas alcohólicas.
En cuanto a las características sociodemográficas, se observa que los estudiantes que han consumido bebidas energéticas en los últimos 30 días obtienen calificaciones académicas más bajas, tienen más repetición de cursos y ausencias escolares que aquellos que no han consumido estas bebidas en el último mes. Estas diferencias son aún más pronunciadas en los estudiantes que han consumido bebidas energéticas mezcladas con alcohol.
En relación a las salidas nocturnas, las diferencias son aún mayores. Hay un porcentaje más alto de estudiantes que han consumido bebidas energéticas, ya sea con o sin alcohol, en los últimos 30 días y que salen al menos 2 noches a la semana, regresan a altas horas de la madrugada y tienen más dinero disponible semanalmente para actividades sociales con amigos, ir al cine o salir a tomar algo.
¿Qué consecuencias tiene el consumo habitual en los menores?
El consumo habitual de bebidas energéticas puede tener varias consecuencias negativas para niños y adolescentes. Estas bebidas, que suelen contener altos niveles de cafeína y otros estimulantes, pueden tener efectos perjudiciales en su salud física, mental y emocional.
- Problemas de salud física: Alteraciones del sueño, aumento de la presión arterial, taquicardia, problemas digestivos y deshidratación.
- Dificultades de concentración y rendimiento académico: La alta concentración de cafeína y otros ingredientes estimulantes puede generar excitabilidad, nerviosismo y dificultades para concentrarse, lo que puede afectar el rendimiento escolar.
- Dependencia y adicción: El consumo excesivo puede generar tolerancia y dependencia, lo que lleva a un consumo creciente para obtener los mismos efectos estimulantes. Esto puede conducir a una relación problemática con la sustancia y síntomas de abstinencia.
- Problemas de sueño: La cafeína y otros ingredientes estimulantes pueden interferir en la calidad y cantidad del sueño, provocando insomnio y fatiga crónica, lo cual afecta el rendimiento académico y el bienestar general.
- Influencia social y conductual: El consumo de bebidas energéticas se asocia con un estilo de vida poco saludable, incluyendo hábitos alimenticios deficientes, falta de ejercicio y consumo de otras sustancias.
- Riesgos asociados al consumo de alcohol: La mezcla de bebidas energéticas con alcohol es peligrosa y puede aumentar los riesgos relacionados con el consumo de alcohol, como la desinhibición, decisiones irresponsables y conducción bajo los efectos del alcohol.
Respecto a los factores de protección que previenen el consumo de bebidas energéticas o su combinación con alcohol en la Encuesta ESTUDES se destaca la práctica de la lectura de libros o la dedicación a hobbies como tocar un instrumento musical. Los estudiantes que participan en estas actividades muestran una menor prevalencia de consumo de bebidas energéticas en comparación con aquellos que no las realizan.
Por ello, es fundamental concienciar sobre estos riesgos y promover hábitos de vida saludables entre los niños y adolescentes, fomentando la educación sobre los efectos negativos de las bebidas energéticas y promoviendo un estilo de vida equilibrado y saludable.
Referencias:
Observatorio Español de las Drogas y las Adicciones. ESTUDES 2023. Disponible aquí.
(*) Patricia Solís García es la directora del Máster en Atención Educativa y Prevención de Conductas Adictivas en Niños y Adolescentes de UNIR.
Cómo prevenir las adicciones y reducir el fracaso escolar
La formación es clave para abordar el creciente problema de conductas adictivas en niños y adolescentes. El Máster Universitario en Atención Educativa en Conductas Adictivas en Menores de UNIR se ha revelado como una herramienta fundamental en la lucha contra esta problemática.
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