Maialen López Luengo
Conocer el tipo de lateralidad de los alumnos no es costoso y a menudo los hay con lateralidad no correctamente establecida. Por su influencia en lo académico, así como en lo personal, se podrían llevar a cabo programas para lograr mejorar la lateralidad de los alumnos que la tengan mal establecida.
La lateralidad hace referencia al uso preferente de un lado del cuerpo frente al otro, como consecuencia de la dominancia a nivel cerebral, la cual es considerada un proceso complejo, debido a que en su determinación intervienen diversos factores como la genética, además del ambiente y emociones, o las redes neuronales (Vlachos, Gaillard, Vaitisis y Karapetsas, 2013) teniendo consecuencias en el nivel académico de los alumnos (Mayolas, Villarroya y Reverter, 2010). Por ende, el estudio de dicho constructo está teniendo cada vez más importancia en el ámbito educativo.
Recientemente, Borrallo, Vergara y Martín-Lobo (2016) publicaron un interesante estudio sobre la relación existente entre la neuropsicología y el rendimiento escolar, donde autores como Ferré, Catalán, Casaprima y Mombiela (2004) ya habían observado la implicación que tenía la lateralidad en los procesos que requiere el aprendizaje.
Conocer el tipo de lateralidad de los alumnos no es costoso, y a menudo, es fácil observar alumnos con lateralidad no correctamente establecida en las aulas. Por su influencia en lo académico, así como en lo personal, se podrían llevar a cabo programas para lograr mejorar la lateralidad de los alumnos que la tengan mal establecida.
Como doctoranda, evalué la lateralidad de alumnos de ocho a once años pertenecientes a colegios públicos de Guipúzcoa, dentro de los cuales, seleccioné una muestra (cuyos alumnos no tenían buen rendimiento matemático, ni una lateralidad correctamente establecida), a los que apliqué un programa de mejora de la lateralidad, mediante actividades visuales, auditivas, motrices y espaciales, para analizar los resultados de sus mejoras en diversas variables, entre las que se encontraba, la lateralidad.
Tras la aplicación del programa, se obtuvieron resultados muy satisfactorios, no solo en las variables evaluadas y estadísticamente comprobadas, sino también en el comportamiento, actitud y mejora de la autoestima de los alumnos. También incrementó el interés de los profesores del centro por la lateralidad al observar los resultados de la experiencia aplicada.
Los profesores deberían conocer en profundidad el constructo de la lateralidad por sus importantes implicaciones en el ámbito educativo y social de los alumnos y así poder aplicar programas que ayuden a su correcto establecimiento o mejorarla en los casos de niños más mayores que no tengan una lateralidad correctamente adquirida.
Referencias
Borrallo, M. B., Vergara-Moragues, E. y Martín-Lobo, P. (2016). Avances neuropsicológicos para el aprendizaje matemático en educación infantil: la importancia de la lateralidad y los patrones básicos del movimiento. Edma 0-6: Educación Matemática en la Infancia, 4(2), 22-31.
Ferré, J., Catalán, J., Casaprima, V. y Mombiela, J. V. (2004). El desarrollo de la lateralidad infantil. Niño diestro-niño zurdo. Barcelona: Lebón.
Mayolas, M. C., Villarroya, A. y Reverter, J. (2010). Relación entre la lateralidad y los aprendizajes escolares. Apuntes Educación Física y Deportes, 101, 32-42.
Vlachos, F., Gaillard, F., Vaitisis, K. y Karapetsas, A. (2013). Developmental Risk: Evidence from Large Nonright-Handed Samples. Hindawi Publishing Corporation Child Development Research, 1-10. Recuperado de: https://www.hindawi.com/journals/cdr/2013/169509/