Teresa Andreu Hernández
En los años 70 y 80, fruto del interés y la proliferación de estudios en torno a la infancia, la prevención de la discapacidad, las posibilidades de las técnicas rehabilitadoras y los nuevos modelos educativos, nace originalmente la denominada ‘estimulación precoz‘. Un campo de actuación prometedor frente a la recuperación funcional y las posibilidades que los nuevos avances en neurología cerebral mostraban en recuperación de estructuras neuronales en los primeros años de vida. Eso sí, la clave es llegar a tiempo, cuanto antes mejor.
La detección temprana adquiere todo el protagonismo para profesionales, familias y organismos comunitarios implicados de una u otra manera en la primera infancia: sanitarios, sociales y educativos. Todos en ello y para ello: signos de alarma, diagnóstico precoz, protocolos de detección inicial, identificación y tipologización del riesgo biológico o social.
Pero también había que actuar y hacerlo con los mejores resultados. El sistema tenía que funcionar y regular procedimientos, profesionales, acciones, programas y políticas. Sólo de una manera se podía alcanzar, sobre una única plataforma profesional e institucional, la Atención Temprana, capaz de centralizar y globalizar el conjunto de actuaciones y programas que venían desarrollándose. En la década de los 90 se constituyó como un sistema de respuesta y actuación profesional e institucional.
Una plataforma conformada por muchas disciplinas, profesionales y organismos institucionales de diferente naturaleza entre sí. Sólo a través de un gran esfuerzo en materia de trabajo conjunto, interdisciplinar e interinstitucional, lo hizo posible. Un ejemplo representativo hoy de aquel momento es el GAT – Federación Estatal de Asociaciones de Profesionales de Atención Temprana-.
La naturaleza multiprofesional de la Atención Temprana tiene mucho de intercambio, trabajo en equipo e innegables puentes entre realidades y trayectorias profesionales muy diferentes entre sí”
La naturaleza multiprofesional de la Atención Temprana tiene mucho de intercambio, trabajo en equipo e innegables puentes entre realidades y trayectorias profesionales muy diferentes entre sí. No fueron los puentes entre lo social o clínico los más difíciles, debido al recorrido que la rehabilitación ya había realizado. Tampoco lo fueron entre lo social y educativo, fruto de la vinculación natural entre el hecho educativo y los procesos sociales. Realmente lo difícil y meritorio, fueron conseguir los puentes entre los profesionales médicos y los educativos. Sin ellos era impensable el funcionamiento de la Plataforma, la Atención Temprana. Es más, con el tiempo podemos decir sin ningún miedo a equivocarnos que fue el puente más determinante en su conformación, en su recorrido y en sus logros.
Fue la Psicopedagogía la disciplina que imperó y contribuyó de forma decisiva como puente entre la intervención médica y docente. Un mismo “niño” y una misma “familia”, ambos totalmente dependientes de la actuación integrada de ambos profesionales. Sin duda, una disciplina que responde claramente a su momento, un momento cargado de innovación en el terreno de la prevención, en el trabajo por la calidad de vida de las personas con discapacidad y de cambios en la percepción y apuesta social por estas personas.
La Psicopedagogía hace posible un lenguaje común entre médicos y educadores, entre modelos clínicos y más sistémicos, la aproximación de familias y resto de la comunidad social”
La Psicopedagogía hizo, y sigue haciendo, posible un lenguaje común entre médicos y educadores, entre modelos clínicos y más sistémicos, la aproximación de familias y resto de la comunidad social. Incorpora casi sin darse cuenta el sentido y significado al sistema de Atención Temprana, y así la formulación de la misión y la visión en la que participan los distintos profesionales y entidades que la conforman: la visión holística de los menores y sus familias, el valor de la persona, sus posibilidades, su potencial, un legado por el que merece la pena pelear. Aporta al sistema de Atención Temprana y a todos los que lo constituyen, su dimensión educativa, su punto de unión, su eje de funcionamiento y su fortaleza. Sin duda, una contribución silenciosa pero determinante.
Por último, mención especial merece el legado que la Psicopedagogía, que como resultado de este papel en la Atención Temprana, deja en el mundo educativo. Es el fundamento innegable de la Educación Infantil y el Currículum de 0 a 6 años con el que hoy contamos y ante el que tenemos la seguridad de hallarnos ante uno de los mejores del mundo. Una etapa escolar que contrariamente se ha pensado siempre, tiene mucho que trasladar a etapas superiores como es la Educación Primaria o Secundaria en una tarea pendiente y de medio plazo.
Las modificaciones que han supuesto los estudios de Psicopedagogía tras la reforma de Bolonia, su reconversión en Máster en Psicopedagogía y el tratamiento normativo que de forma coyuntural se ha dado a su habilitación profesional, obliga a revisar y reubicar una titulación sin la que educación no podría mantener el desarrollo de su Innovación ni de sus logros. La Psicopedagogía nació para quedarse, marcado un antes y después en Educación.
El Máster Universitario en Psicopedagogía ofrece algo más que una especialidad profesional más, es la especialidad técnica por excelencia de docentes y educadores y un reto pendiente de las instituciones educativas.