Ingrid Mosquera Gende
En septiembre, padres, niños y profesores se enfrentan a una vuelta al cole que pone a prueba los nervios y la templanza de todos los implicados. Veamos qué podemos hacer para sobrellevarlo con una actitud positiva.
Septiembre es estresante para los padres, abrumador para los niños y una vuelta al trabajo para los profesores. Los pequeños van a volver a ver a sus compañeros, conocer a nuevos amigos o encontrarse con nuevos profesores, asignaturas y aulas. Las familias enloquecen cuadrando horarios, comprando material escolar, buscando libros, haciendo que las cuentas cuadren y, en muchos casos, lidiando con su propia vuelta al trabajo después de las vacaciones.
Por su parte, los profesores sienten una alegría vocacional combinada con otros sentimientos derivados de la vuelta al trabajo. No debemos sentirnos mal por eso. Como el resto de los mortales, también tenemos vacaciones y también terminan y, por mucho que disfrutemos nuestro día a día, tenemos esa sensación agridulce de regreso a la rutina y a los problemas diarios.
¿Qué podemos hacer todas las partes para intentar llevarlo mejor?
La adaptación comienza en casa
Como padres, recordad la importancia de mostrar una actitud positiva delante de los pequeños, sin comentarios negativos sobre la vuelta a vuestros propios trabajos. Esto les hará ver su propio regreso a las aulas como algo natural.
Los horarios de verano deben ir siendo modificados de forma gradual, para adaptarlos a los del periodo escolar. Intentad estar en contacto con el colegio, conocer las posibles actividades extraescolares y no saturar a los más pequeños.
Incluid siempre alguna actividad física o deporte que será muy beneficioso para los niños. Cuadrad horarios, aunque sea haciendo malabares, lo sabemos, ¡es un gran esfuerzo! Contactad con otros padres o familiares para poder ayudaros unos a otros.
Una actitud positiva de los padres es fundamental para que los niños puedan afrontar el nuevo curso con una sonrisa.
Recordad que la adaptación empieza en casa, con horarios adecuados, una dieta equilibrada y conversaciones constructivas. Durante el curso, no os olvidéis de preguntarles cómo les ha ido el día o qué han aprendido. Conoced sus horarios y ayudadles a organizarse si lo necesitan. Si vosotros le dais relevancia a su educación es más probable que ellos también se la den.
Intentad mantener el buen humor a pesar de las dificultades, no les transmitáis vuestros miedos, año tras año pasa septiembre y siempre lográis salir adelante, así que este año no será diferente.
La vuelta al colegio a todas las edades
Estén en Infantil o en la Universidad, una vuelta al estudio es una vuelta dura para los niños o jóvenes. Todos lo hemos vivido y todos lo sabemos. Aunque deseemos ver a los amigos o contar como fue el verano, hay un cambio de rutinas y unos horarios más estrictos que siempre cuesta aceptar, para algunos más que para otros.
Permitíos algún material escolar que os guste, organizad vuestro espacio de trabajo, dejad siempre tiempo para pequeñas recompensas después de un trabajo bien hecho y, en clase, preguntad siempre que tengáis dudas, los profesores están para ayudaros. Hablad con vuestros padres y con los profesores.
No dejéis los deberes, los trabajos y el estudio para el último momento, es fundamental estudiar un poco cada día. Intentad no estresaros y recordad que no se trata tanto del tiempo que se esté delante del libro o del ordenador, sino de que sea de calidad. Si no os concentráis, descansad un poco.
Los profesores también tenemos sentimientos
Como comentaba al principio, las sensaciones de los profesores pueden ser múltiples, depende de la personalidad, como en el caso de los padres o de los más pequeños, pero no deja de ser una vuelta al trabajo y no tenemos que avergonzarnos de que nos cueste o nos de pereza.
Si te animas, puedes crear un blog u ofrecer algún taller para que los padres puedan participar más en la vida de la escuela. Si necesitas ayuda, intenta contar con tus compañeros. Como se dice, cada maestrillo tiene su librillo, y tendrás tus propios trucos para una buena entrada en el aula, ya sabemos que la primera impresión es importante, pero no desesperes, que la segunda también servirá, todos nos podemos poner nerviosos el primer día.
Intenta relajarte y ser flexible, aunque puedes dejar las normas claras desde el comienzo. También te podrá resultar interesante conocer a los niños el primer día en un ambiente distendido y poder indagar sobre sus conocimientos previos, para saber de qué punto podemos partir.
Seas padre, alumno o profesor, piensa en los demás, sonríe, ten empatía, porque, aunque no te lo creas, todos están igual que tu.
- Doble Grado en Maestro en Educación Primaria e Infantil
- Máster Universitario en Formación del Profesorado de Educación Secundaria