Ana María Aguirre Ocaña
Los profesores se sienten más competentes y comprometidos, los padres más seguros y confiados en su conocimiento de la institución escolar, los alumnos mejoran su rendimiento académico, su participación e implicación en la vida escolar y su actitud hacia el aprendizaje.
Desde la asignatura de Familia, escuela y sociedad, del grado de Magisterio de Infantil y Primaria, hoy me voy a centrar en la necesidad de la relación familia y escuela. Es importante que haya un acercamiento de los padres al centro educativo y desde el mismo se pueden ofertar varias formas de realizarlo, incluyendo la participación en el aula:
-Informar desde el colegio, a través de circulares o de emails.
-Entradas y salidas, sobre todo en Educación Infantil y en Educación Primaria.
-Solicitar la atención del colegio, en materia educativa.
-Sesiones de cine, en familia, para hablar de valores o de temas principales sobre la educación de sus hijos.
-Visitas culturales en familia, para conocerse más las familias de un curso y conocer mejor a los tutores.
-Cenas familiares, para hablar de temas educativos comunes y conocerse los padres de un mismo grupo.
-Actuaciones familiares, sobre todo en Educación Infantil y Primaria. Un ejemplo puede ser el día del profesional, que un padre acuda a la clase de su hijo y comente cómo es su profesión. Otro ejemplo, un día de cuentos.
-Café-tertulia, para un mejor conocimiento del centro educativo, del director, del tutor y de las familias.
-Fiestas del colegio, para que haya una mayor integración y colaboración por parte de las familias del colegio y los agentes educativos del centro escolar.
-Talleres, para lograr una mayor colaboración e integración de los padres con la escuela.
-Escuela de padres o de familias, para que haya una formación en materia educativa para los padres y desde el centro, en temas educativos importantes.
-Los consejos escolares: promueven la participación de los padres en la gestión del centro
-AMPA: son un medio de organizar la participación de las familias en la vida escolar
Villa (2007) ha observado que los alumnos cuyos padres perciben que hay una relación de seguridad y de confianza entre el profesor y los padres, este hecho, se transforma para los alumnos “en aliciente para sus estudios y en una confirmación de su valor como persona”. Perciben que hay adultos que, en sintonía, “se preocupan por él. Y eso siempre es importante para un niño.” (p. 231). Serdio (2008) añade: “Las escuelas eficaces cuentan con familias que las apoyan y además los beneficios que se obtienen de esta relación de apoyo y colaboración repercuten en todo el conjunto de la comunidad educativa”(p. 90).
Villa (2007) considera que el maestro tiene tres inquietudes fundamentales aparte de impartir sus clases: el acogimiento de sus alumnos, sus conocimientos y el conocimiento de dónde proceden los alumnos y procurar una colaboración con los padres, dado que los padres han elegido ese centro educativo y la tarea de educar se debería llevar en relación con la familia. Es necesario que haya una educación en la misma dirección y por lo tanto deben de establecerse unos vínculos para que haya una colaboración basada en la cordialidad y en la confianza.
Se puede decir de algún modo que tanto la familia como la escuela son semejantes en cuanto a que persiguen el desarrollo integral de los niños a través de la educación y que por lo tanto, la escuela debería ir unida en las intenciones y objetivos en esa línea y debería tener en cuenta qué deseos y qué expectativas manifiestan los padres sobre la educación de sus hijos.
Martínez González (1996), citado por Serdio (2008), demuestra en sus estudios que hay efectos positivos diversos en la relación familia y escuela y que estos son próximos tantos a los alumnos como a padres y profesores. Resumiendo las aportaciones de esta autora: los profesores se sienten más competentes y comprometidos tanto en el plano de la instrucción como en sus habilidades interpersonales; los padres se sienten más seguros y confiados en sus habilidades parentales y en su conocimiento y comprensión de la institución escolar en su conjunto; los alumnos mejoran su rendimiento académico, su participación e implicación en la vida escolar y en su actitud hacia el aprendizaje (p. 90).
En definitiva, hay que intentar fomentar una mayor colaboración entre la familia y la escuela porque ambas van hacia una misma meta y los alumnos lo agradecen.
Bibliografía
Villa García. J. (2007). Familia y escuela: una relación inevitable. Papeles Salmantinos de Educación, n.º 8, pp. 229-258.
Serdio Sánchez, C. (2008). Familia y escuela: del desencuentro a la relación colaborativa. Papeles Salmantinos de Educación, n.º 10, pp. 85-100.