UNIR Revista
La estudiante de UNIR, que acaba este año su formación del Grado de Educación Primaria, cuenta su experiencia, a caballo entre EE. UU. y España, en la universidad y cómo las prácticas de excelencia que ha realizado la capacitan para encarar nuevos retos profesionales.

María del Pino Mena Mendoza es una apasionada de la educación inclusiva y el apoyo a estudiantes con necesidades educativas especiales o en riesgo de exclusión social. Ha desarrollado proyectos de animación a la lectura, diseñado estrategias de intervención para dificultades de aprendizaje y colaborado en la adaptación de materiales para estudiantes con necesidades específicas de apoyo educativo.
Cuenta con más de ocho años de experiencia en el ámbito educativo, una parte de los cuales los dedicó a trabajar como bibliotecaria en una escuela de inmersión en español en Estados Unidos, el país donde pasó la pandemia. Una situación muy complicada que aprovechó para aumentar su formación con el objetivo de crecer como profesional y como persona. Formada como técnica superior en Administración y Finanzas, eligió a UNIR como catalizador del cambio. Este año termina su paso por nuestra universidad.
Pregunta: ¿Cómo ha sido tu experiencia en el Grado en Educación Primaria de UNIR?
Respuesta: Ha sido muy intensa y transformadora. Empecé el grado en plena pandemia del COVID-19 y viviendo en Estados Unidos, lo que trajo una gran incertidumbre sobre cómo podría estudiar con todo lo que estaba pasando alrededor. Además, compaginar el estudio con ser madre y trabajar no fue fácil. Sin embargo, la flexibilidad de UNIR me permitió organizarme mejor y adaptarme a una situación tan difícil. A pesar de los desafíos, pude desarrollar mis habilidades y enfrentarme a mis miedos e inseguridades.
P: ¿De qué manera crees que UNIR ha impulsado tu desarrollo profesional y personal?
R: UNIR ha sido fundamental en mi desarrollo. Las mentoras que me acompañaron a lo largo de toda la carrera fueron fundamentales, apoyándome y guiándome en todo momento. Desde el punto de vista personal, UNIR me ha enseñado a organizarme y priorizar, porque estudiar, trabajar y ser madre a la vez me exigió ser muy disciplinada con mis horarios. Profesionalmente, me ha dado herramientas que me permiten crecer como docente.
Las dificultades de la pandemia me empujaron a adaptarme a nuevas formas de aprendizaje y a perder el miedo a la tecnología. Lo más valioso, sin embargo, fue darme cuenta de que, a pesar de los retos, fui capaz de lograrlo y adaptarme a cualquier situación que se presentara, aunque hubiera momentos difíciles.
P: ¿Cómo has llevado las prácticas de excelencia y qué has aprendido de ellas?
R: Las prácticas han sido un punto clave de mi formación en UNIR. Ver a otros docentes en acción me inspiró y motivó muchísimo. La dedicación y vocación de la mayoría de ellos me enseñó a ser más creativa y a adaptar mis métodos a las diferentes necesidades de los estudiantes. Aunque ya había trabajado como bibliotecaria en una escuela de primaria y de inmersión en español en EE. UU., donde adquirí experiencia, fue una gran suerte poder ver de cerca la metodología española. Fue un proceso de aprendizaje constante, y pude sentir el impacto positivo que los docentes pueden tener en la vida de los niños. Me siento muy afortunada de tener la oportunidad de formar a futuros estudiantes y ver cómo se desarrollan y en lo que pueden llegar a convertirse.
“Las prácticas han sido fundamentales. Ver a otros docentes en acción me motivó e inspiró muchísimo. Gracias a ellas ahora soy más creativa y me adapto mejor a las diferentes necesidades de los estudiantes”.
P: UNIR destaca por su flexibilidad. ¿De qué manera la universidad te ha ayudado a compaginar tu vida personal y tus prácticas en el aula?
R: Ha sido fundamental para poder gestionar todo. Trabajar, ser madre y estudiar en medio de una pandemia requería mucha organización y fuerza de voluntad. Los primeros dos años fueron complicados debido a la diferencia horaria, ya que en mi ciudad de EE. UU. teníamos 6 horas menos y, para ver las clases en directo, muchas veces tenía que hacerlo en horarios de madrugada. Afortunadamente, el formato online me permitió adaptar mis tiempos de estudio y no descuidar ni mi vida personal ni mis responsabilidades profesionales. Organizarme a mi propio ritmo me dio la tranquilidad necesaria para equilibrar los estudios con todo lo que estaba sucediendo a mi alrededor.
Mis primeros tramos de prácticas (Prácticum I y II) los hice recién llegada a España, comenzando en octubre de 2021, lo que me ayudó a adaptarme mejor a mi nueva situación. Al regresar a España, UNIR y su gran equipo de coordinación académica me ofreció el apoyo y la motivación que necesitaba para seguir adelante, ya que el cambio no fue nada fácil para mí. Hacer las prácticas también me hizo más llevadera la nostalgia por mis estudiantes que había dejado atrás, ya que me permitió conectar con nuevos niños y seguir creciendo como futura docente.
P: Durante tu periodo de prácticas, ¿qué tipo de apoyo te ha dado UNIR y cómo te ha ayudado en tu formación?
R: Durante las prácticas, el apoyo de UNIR fue constante, especialmente la formación y el respaldo de mi mentora y del resto del equipo de prácticas. Desde el inicio, siempre pude contar con la ayuda de profesores y compañeros, lo que me dio mucha seguridad y confianza para afrontar los retos del día a día. La universidad no solo me proporcionó herramientas y recursos valiosos para poder hacer un buen trabajo, sino que también me ofreció un entorno académico de calidad, lo que facilitó mi desarrollo profesional y personal. Además, el contacto directo con otros docentes me inspiró profundamente y sobre todo me motivó en los momentos que decaían las fuerzas para seguir adelante.
“El ambiente colaborativo, contar con la ayuda de los profesores y los compañeros durante las prácticas te da mucha seguridad y confianza para afrontar los retos del día a día”.
Algo que destaco especialmente fue el gran acogimiento que tuve en el colegio donde realicé las prácticas, lo que hizo que todo fluyera de manera natural. El ambiente colaborativo y el apoyo de los profesionales del centro fueron cruciales para que pudiera aplicar lo aprendido de manera efectiva. Todo esto no hubiera sido posible sin el compromiso y la profesionalidad de UNIR, que, como institución, siempre se mostró dispuesta a brindar el respaldo necesario para que estuviera cómoda y segura en el centro de prácticas.
P: ¿Qué estrategias y herramientas aprendidas en esos momentos utilizas especialmente y te han ayudado a mantener la calidad y el compromiso con tu trabajo?
R: Las prácticas me permitieron aplicar directamente lo que estaba aprendiendo, convirtiéndose en una oportunidad para poner en acción todos los conocimientos adquiridos. Me motivaron a seguir adelante en los momentos más difíciles, ya que vi lo importante que es ser un buen docente.
Una de las lecciones más valiosas fue aprender a mantener la calma, incluso cuando no llegas a todo. Lo fundamental es aprender de cada situación y aprovechar al máximo la experiencia. Además, el apoyo de mi familia fue fundamental, ya que me dieron la motivación y el respaldo que necesitaba en todo momento. También me apoyé en la disciplina para no descuidar ni mis estudios ni mis responsabilidades familiares, pero siempre recordando que lo más importante durante las prácticas es el proceso de aprendizaje.
María del Pino Mena Mendoza, en una de sus clases.
A lo largo de las prácticas, varias herramientas y estrategias fueron claves para mantener la aptitud y el compromiso en mi trabajo. En primer lugar, la organización fue fundamental. Utilicé un diario para apuntar todo lo que aprendía. También empleé una agenda clásica para gestionar mis tareas y plazos; y conforme iba avanzando, iba tachando de la lista, lo que me permitió mantenerme enfocada y cumplir con mis objetivos.
“El respaldo de mi mentora fue fundamental: no solo me recordarba los plazos de entrega, sus llamadas de motivación me ayudaron a mantenerme bien. Gracias a ella me sentía respaldada y comprometida en el proceso”.
Fue importante encontrar un equilibrio para no descuidar ni mis estudios ni mis responsabilidades familiares. El apoyo de mis compañeros de grado fue muy valioso; siempre pude contar con ellos para compartir ideas y resolver dudas. Además, el respaldo de mi mentora fue fundamental: no solo me recordarba los plazos de entrega, sus llamadas de motivación me ayudaron a mantenerme bien, gracias a ella me sentía respaldada y comprometida en el proceso. Finalmente, la calma y la capacidad de aprender de cada experiencia me permitieron seguir adelante, sabiendo que lo más importante durante las prácticas es el aprendizaje continuo.
P: ¿Qué aspectos de la metodología de enseñanza de UNIR destacarías como los más útiles para tu preparación en el aula?
R: Uno de los aspectos de la metodología de UNIR que más valoro es el enfoque práctico que ofrece la enseñanza. Nunca había estudiado de forma online, y UNIR fue mi primera experiencia en esta modalidad. A pesar de los desafíos iniciales, pude estudiar a mi propio ritmo, lo que me permitió equilibrar mis responsabilidades personales y académicas.
Poder visualizar las clases grabadas, acceder a la programación semanal, realizar los test y estudiar a través de las presentaciones que hacían los profesores para cada tema fue una gran experiencia; todo sumaba y realmente me ayudaba a comprender los contenidos de manera más efectiva. Esta forma de enseñar me ha proporcionado diferentes herramientas para mi futuro desarrollo como docente y me ha enseñado que no hay que tener miedo a las clases online, ni a estudiar de esta manera. Aunque al principio fue todo un reto, la metodología online de UNIR me permitió adaptarme y aprovechar todas las ventajas que ofrece este formato de aprendizaje.
P: Para quienes estén pensando en estudiar en UNIR, ¿qué consejo les darías basándote en lo que tú misma has vivido?
R: Les diría que no lo duden, ya que es una universidad excelente. Además, es fundamental aprovechar todo lo que ofrece, pues cuenta con muchas herramientas y recursos que pueden marcar una gran diferencia en tu formación. La metodología online es una ventaja porque permite adaptar los estudios a las circunstancias personales y profesionales, pero también exige responsabilidad y organización.
Mi consejo es que se marquen objetivos realistas desde el principio, ya que esto ayuda a mantener la motivación y evita frustraciones cuando las cosas no salen como se han planeado. Establecer metas claras, dividirlas en tareas pequeñas y alcanzables, y gestionar bien el tiempo es una forma eficaz de mantenerse al día sin sentirse abrumado. Además, es importante recordar que estudiar de forma online no significa estar solo; los mentores, los profesores y los compañeros siempre están disponibles para resolver dudas o problemas.
Personalmente, pienso que el apoyo constante de mi mentora y la interacción con mis compañeros me dieron la confianza necesaria para seguir adelante y me ayudaron a superar los momentos más difíciles. También, es fundamental apoyarse en la familia y los amigos, ya que te dan el respaldo emocional que necesitas. Y, sobre todo, hay que tener paciencia con uno mismo, porque, aunque puedan surgir dificultades, lo importante es aprender de cada experiencia para seguir adelante.
“Hay que tener paciencia con uno mismo, porque, aunque puedan surgir dificultades, lo importante es aprender de cada experiencia para seguir adelante”.
A pesar de que al principio pueda haber desafíos, estudiar online es una experiencia enriquecedora que te permite aprender a tu propio ritmo y, sobre todo, compaginarlo con otras responsabilidades. Esta modalidad fortalece tus habilidades de organización y autogestión. Es importante verlo como una oportunidad. Si te enfocas en lo que realmente quieres lograr y te organizas bien, no solo superarás los obstáculos, sino que disfrutarás del proceso y te sorprenderás de lo capaz que eres de lograr todo lo que te propongas.