UNIR Revista
Desde UNIR analizamos el perfil del mediador intercultural, sus competencias y funciones, así como la formación necesaria para ejercer esta profesión.
Actualmente, las aulas de los centros escolares presentan cada vez mayor diversidad cultural entre los alumnos, lo que puede ocasionar algunos conflictos con motivo de las diferencias entre unos y otros. Sin embargo, este contexto multicultural no debe verse como un problema, sino como una oportunidad. El mediador cultural es una figura que se está incorporando a los centros escolares para impulsar la resolución de conflictos a través del diálogo y los acuerdos.
Competencias y funciones del mediador intercultural
La mediación intercultural es aquella técnica que tiene como objeto contribuir a potenciar los recursos, tanto personales como sociales, de los que dispone una comunidad educativa y así evitar o reducir aquellas situaciones que puedan generar conflicto o malestar entre los miembros por causa de estas diferencias culturales.
El mediador debe ayudar a los diferentes sectores de la comunidad educativa para conseguir que ambas partes se conozcan mejor, ya que esto facilita la participación y, por consiguiente, mejores resultados académicos. Por otro lado, también ha de colaborar en el consenso de las normas para conseguir una convivencia pacífica en los centros escolares.
La mediación intercultural presenta las siguientes características:
- La autonomía para que todas las personas se sientan acompañadas, pertenecientes a la comunidad y a la vez con la independencia de expresar sus creencias y opiniones.
- Respeto y empatía, incluso cuando no exista la aceptación entre las personas integrantes del entorno.
- Uso de habilidades sociales para lograr una comunicación fluida, resolutiva y ágil.
Estas características son las que facilitan y permiten conseguir los objetivos de la mediación intercultural, entre los que destacan:
- Favorecer una educación intercultural basada en valores como la igualdad, el respeto y la diversidad.
- Promover actitudes, conductas y cambios sociales que rechacen la discriminación cultural y desarrollen relaciones igualitarias entre las diferentes culturas.
- Impulsar el diálogo y la empatía como herramientas de resolución de conflictos.
- Promover un lenguaje inclusivo y respetuoso, para evitar los estereotipos, prejuicios y rechazo.
- Fomentar las actividades que se dirijan al conocimiento entre los alumnos de la misma aula o centro escolar.
¿Qué formación se necesita para trabajar como mediador intercultural?
El perfil de mediador intercultural es polivalente y adaptable. El acceso a esta formación específica puede hacerse desde diferentes disciplinas, como el Derecho, el Trabajo Social, la Educación Social o la Psicología. Después de concluir el grado en alguna de estas titulaciones es posible llevar a cabo la especialización en dicho campo a través del Máster en Educación Inclusiva e Intercultural que ofrece, por ejemplo, la facultad de Educación de UNIR.
La figura del mediador se encuentra en diferentes esferas: en el sector jurídico, en Servicios Sociales o en los centros escolares. Por esto, una vez concluido el máster, cabe la posibilidad de cursar una formación más específica para conocer a fondo las características y circunstancias del área en el que se va a trabajar. Desde el ámbito educativo, cada Comunidad Autónoma tiene la potestad para implantar esta figura en los centros escolares.
Además de la formación, un mediador intercultural deberá poseer las siguientes cualidades:
- Responsabilidad: deberá limitarse a mediar y no a intermediar para no entorpecer la relación directa de las partes en conflicto. Por eso, es necesaria siempre una escucha activa.
- Confidencialidad: respetará la información que le faciliten los diferentes implicados.
- Imparcialidad: nunca podrá posicionarse en los conflictos. Es fundamental que se mantenga independiente.
- Cooperación: trabajará en equipo con otros profesionales del centro educativo para complementar su trabajo.
Funciones del mediador intercultural en el ámbito educativo
En el ámbito educativo el mediador intercultural —ya sea desde el Departamento de Orientación, junto con los equipos directivos o con el profesorado— realizará, entre otras, las siguientes funciones:
- Estudio de las necesidades del centro educativo: para mejorar la atención al alumnado extranjero y adaptar la educación intercultural.
- Acogida: con los centros receptores y con las instituciones del entorno.
- Programas de sensibilización: trabajar en la formación intercultural del profesorado.
- Educación intercultural: para incluirla en el currículo escolar y elaborar pautas de actuación respecto a las familias y a la organización del centro.
- Facilitar información sobre recursos complementarios, así como asesoramiento de aquellos aspectos culturales del alumnado inmigrante.
- Favorecer la participación del alumnado inmigrante: tanto en el aula como en las actividades extraescolares.
El mediador intercultural supone una figura de apoyo en la comunidad educativa que permite alcanzar una mejor convivencia, lo que puede desembocar en mejores resultados académicos, fomento de las habilidades sociales y nuevos valores que enriquecerán a todo el alumnado.
Fomenta la interculturalidad y la inclusividad en el aula
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