Ingrid Mosquera Gende
En las últimas décadas, teniendo en cuenta el proceso de globalización en que las sociedades se han visto inmersas, aprender lenguas ha dejado de ser opcional para convertirse en una necesidad real. Por ello, y con la voluntad de encontrar un método que resulte eficaz para tal fin, se han ido sucediendo diferentes propuestas metodológicas. Si bien algunas han resultado tener un gran calado entre la comunidad educativa, otras no han corrido la misma suerte. Veamos la situación actual y adentrémonos en el futuro, de la mano de Judit Madrid.
En la actualidad, muchos centros escolares ya emplean métodos más motivadores y atractivos para los estudiantes que las tradicionales clases magistrales o dependientes de un libro de texto.
La figura del profesor ha dejado de ser la de transmisor de la información y ha pasado a ser la de acompañante en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Esto ha permitido poner el foco en el propio alumno, quien a partir de ahora será el protagonista en la construcción de su conocimiento. Este modelo de enseñanza no solo fomenta el desarrollo de las competencias y habilidades, sino que también tiene en cuenta las capacidades y necesidades de los estudiantes y da sentido a la diversidad del alumnado en las aulas.
En el caso de las lenguas, hay una superación del mero aprendizaje de gramática y vocabulario, abriendo el abanico hacia la cultura de otros países, el fomento de la autonomía y la autoevaluación, así como el desarrollo del espíritu crítico y de la curiosidad en los alumnos, dotando a los estudiantes de estrategias que le ayuden en su proceso de aprendizaje y en su comunicación en la vida real.
En consecuencia, cuando hablamos de tendencias actuales en la enseñanza de lenguas es inevitable referirse a enfoques comunicativos, en que la gramática queda relegada a un segundo plano y la lengua y la interacción cobran importancia.
Hoy en día, las metodologías se entrelazan, dando lugar a clases que responden a diferentes estilos de aprendizaje y distintas inteligencias, conjugando el aprendizaje de todas las destrezas de la lengua inglesa.
Cuando hablamos del enfoque por tareas, nos centramos en el significado, en el proceso y en el aprendizaje del estudiante y no en la forma ni en el producto final. Las actividades se basan en tareas comunicativas que los alumnos deben comprender, producir o manipular, con el objetivo de lograr que los estudiantes adquieran y dominen los contenidos lingüísticos necesarios y las competencias sociales y comunicativas imprescindibles.
El trabajo por proyectos comparte multitud de similitudes con el enfoque por tareas, pudiéndose combinar muy bien entre ellos, ya que un aprendizaje por proyectos supone la realización de un conjunto de tareas organizadas, con la finalidad de construir un producto final. Un ejemplo sería la consecución de un póster, o la investigación y redacción sobre un monumento histórico, un escritor o un artista, la preparación de un plato, la elaboración de una revista o la planificación y preparación de un viaje. Para poder llevar a cabo estas metodologías es imprescindible recurrir a otras, como puede ser el trabajo cooperativo.
Mediante el aprendizaje cooperativo, los alumnos, divididos en pequeños grupos heterogéneos, deben coordinarse entre sí para resolver tareas y construir su propio aprendizaje. Esto supone el desarrollo de la competencia social y de las habilidades y destrezas interpersonales que se consiguen a través de la interacción —elemento clave en esta metodología— de los diferentes componentes de un mismo grupo. El alumno sólo conseguirá sus objetivos si todos los miembros del grupo los consiguen, lo que les llevará a comprender la necesidad de crear una comunidad de aprendizaje y convivencia en que cada uno aportará unas destrezas y conocimientos y aprenderá de una forma distinta. Una metodología que puede ser enlazada y enriquecida con la del aprendizaje-servicio.
Otra de las metodologías actuales es el aprendizaje basado en problemas (ABP). Si bien tradicionalmente se ha expuesto primero la información y después se ha buscado y visto su aplicación, con esta metodología sucede al revés. El ABP permite presentar un problema, identificar cuáles son las necesidades de aprendizaje de los alumnos y a partir de ahí trabajar para buscar la información necesaria. Como en los casos anteriores, también se lleva a cabo en pequeños grupos y se pretende estimular la curiosidad y el aprendizaje de los estudiantes, haciendo especial énfasis en el desarrollo de las estrategias, las destrezas y las capacidades necesarias para la vida adulta. De nuevo, conectado con las metodologías anteriormente citadas, así como con otras, como el aprendizaje por descubrimiento o el learning by doing, entre otras.
Hay una tendencia en la enseñanza de lenguas que sobresale en la actualidad sobre el resto: AICLE, Aprendizaje Integrado de Contenido y Lengua Extranjera, que supone la impartición de otras materias del currículo en lengua inglesa, u otra lengua extranjera, dando lugar a la implantación de la enseñanza bilingüe en muchos centros.
Pero esas no son las únicas posibilidades metodológicas que los docentes tenemos a nuestro alcance hoy en día para el aula de lenguas, y para otras asignaturas, así el enfoque Dogma, el Critical Thinking, la Realidad Aumentada, la Robótica, el Visual Thinking, la Neuroeducación, la Gamificación o el Flipped Learning, son solo algunas de las últimas tendencias que podemos implementar en nuestras aulas para mejorar y enriquecer el aprendizaje de nuestros alumnos.
En todo caso, no se debe olvidar la necesaria incorporación de las nuevas tecnologías e internet, que suponen una motivación extra para los estudiantes y una gran oportunidad para la práctica autónoma de la lengua. En este sentido, el m-learning sobresale por su conexión y relación directa con la realidad de los jóvenes.
En resumen, hoy en día se buscan métodos atractivos y motivadores para despertar el interés en el alumnado. Asimismo, se deja de lado la figura autoritaria del maestro para dar protagonismo al estudiante en la construcción de su propio conocimiento. Actualmente, las metodologías requieren la cooperación e interacción de los alumnos, favoreciendo el desarrollo de competencias imprescindibles para la vida adulta y dando pie a una educación personalizada que tiene en cuenta las habilidades y destrezas de cada uno de los componentes del grupo-clase, formando alumnos que sean capaces de construir su propio conocimiento y aprendizaje de un modo autónomo y crítico.
Esta entrada se ha realizado en colaboración con Judit Madrid Martín, alumna del Máster Universitario en Formación de Profesorado de Educación Secundaria.
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