Ingrid Mosquera Gende
Si relacionamos la famosa Pirámide de Aprendizaje de Cody Blair con la Taxonomía de Bloom, el resultado implica una necesidad ineludible de emplear nuevas metodologías de carácter activo en las que el alumno adquiera el papel protagonista.
La pirámide del aprendizaje: distintos enfoques hacia una metodología activa
En el campo de la enseñanza, la pirámide del aprendizaje se presenta como una herramienta especialmente útil para gestionar el aprendizaje de los alumnos, pero existen diferentes enfoques a la hora de aplicar una metodología activa en la que el foco se pone en el estudiante a través de procesos interactivos.
En la actualidad, nombrar de forma independiente la Taxonomía de Bloom o la Pirámide de Aprendizaje de Cody Blair no implica una gran novedad. Son dos ideas que están incluidas en muchas teorías educativas recientes, y no tan recientes. Sin embargo, sí puede resultar interesante su posible conexión y la repercusión que estas podrían conllevar en las aulas.
La pirámide del aprendizaje de Cody Blair
Por su parte, la Pirámide de Aprendizaje de Cody Blair o la variante del Cono de la Experiencia/Aprendizaje de Dale, ofrecen, de forma visual, un resumen de cómo el tipo de enseñanza y aprendizaje influyen en la adquisición de conocimientos, destrezas y competencias por parte del estudiante. De este modo, un aprendizaje práctico, variado y dinámico supone un sistema mucho más eficaz que una mera metodología expositiva en el que el alumno tiene un papel pasivo.
Para Blair, los distintos estímulos y recursos que se empleen condicionarán la retención de información, o lo que es lo mismo, el aprendizaje. Así, concluye que el porcentaje es muy bajo cuando el estudiante se limita a contemplar, aumenta si opta por actuar y supera el nivel superior cuando se enseña.
En la parte superior de su pirámide aparecen los procesos propios de un alumno pasivo, la lectura, la escucha y la observación. En la parte inferior, están los que obligan al estudiante a adquirir un rol activo y lo llevan a poner en práctica sus conocimientos.
La pirámide del aprendizaje de Bloom
En la búsqueda de un aprendizaje global, la Taxonomía de Bloom promueve seis niveles que deben ser tomados en consideración a la hora de establecer nuestros objetivos educativos, así como para diseñar nuestra programación. En este sentido, se diferencian dos tipos de habilidades cognitivas a alcanzar:
- Las de orden inferior: recordar, comprender y aplicar.
- Las de orden superior: analizar, evaluar y crear.
Estos seis apartados suelen llevar asociados una serie de verbos de acción que sirven para indicar el objetivo a alcanzar (en forma de acción) + el contenido relacionado. Por ejemplo, en el nivel de comprender: clasificar tipos de palabras; o, en el de analizar: seleccionar las oraciones que estén en presente simple. Dependiendo de la materia, por supuesto, habrá una consecuente y necesaria adaptación.
Como se puede intuir, todos los niveles deberán estar presentes y van suponiendo, paso a paso, diferentes logros en el desarrollo cognitivo de los estudiantes. En todo caso, es importante señalar que, ineludiblemente, el sujeto del verbo es el alumno, como protagonista activo de su aprendizaje.
La pirámide del aprendizaje de Edgar Dale
Al hablar de metodologías activas suele hacerse referencia a la pirámide de aprendizaje de Edgar Dale, pero es necesario aclarar que este pedagogo nunca definió ni plasmó sobre papel esa pirámide. Es cierto que Dale centró sus investigaciones en el análisis de diferentes métodos científicos, pero nunca llegó a concluir que las prácticas más tradicionales, en las que el estudiante mantiene un rol pasivo, obtuviesen peores resultados.
Relacionando teorías
Teniendo en cuenta las teorías de la pirámide de Cody Blair, la taxonomía de Bloom y la pirámide de Edgar Dale será fácil concluir que algo estamos haciendo mal. Porque según vamos avanzando en las etapas educativas, abandonamos la parte superior de la Pirámide de Aprendizaje. Es decir: en Infantil, se trabaja de forma manipulativa, práctica y nada teórica; en Primaria tienen cabida los proyectos, aunque ya va ganando terreno la clase expositiva; pero en secundaria, y no digamos en la Universidad, como regla general, escucharemos, leeremos y, como mucho, veremos. Queda al margen la Formación Profesional, que sí suele tener un espacio muy significativo para demostrar y practicar.
Si unimos lo que acabamos de decir sobre la Pirámide de Aprendizaje con lo que se comentaba anteriormente de la Taxonomía de Bloom, se podría concluir en relación a esta última, que se hace más referencia a las habilidades cognitivas superiores en las primeras etapas educativas que en las más avanzadas de nuestra vida académica, lo que no parece tener mucho sentido. Según avanzamos, aprender de memoria y recordar suele ser la principal base de apoyo de nuestro sistema educativo.
Hacia un modelo de metodologías activas
Afortunadamente, esta orientación se está revirtiendo gracias a la aparición de nuevas metodologías dispuestas a poner el acento en el alumno. En la actualidad, se pueden encontrar en otras etapas educativas las metodologías que antes se creían únicamente válidas para Educación Infantil o Primaria, como el trabajo por proyectos o el trabajo por rincones.
Además de ese necesario trasvase, las nuevas metodologías junto con metodologías reinventadas, en algunos casos, están dando sentido a la unión de estas teorías. Proponen una gradación coherente en el uso de la Taxonomía de Bloom para la elaboración de objetivos didácticos y educativos, así como una mayor presencia de la parte práctica, más significativa y útil para los alumnos, teniendo en cuenta la Pirámide de Aprendizaje.
Metodologías y técnicas de trabajo que reivindican el valor protagonista de la acción de los alumnos en el aula, disminuyendo a la mínima expresión, en muchos casos, el componente expositivo del profesor. Términos como coenseñanza o coaprendizaje, flipped learning, gamificación, trabajo por proyectos, trabajo por problemas, visual thinking o critical thinking forman parte de un nuevo universo educativo en el que se combinan adecuadamente para adaptarse a las necesidades concretas de cada contexto.
Más información
López García, J.C (2014). La taxonomía de Bloom y sus actualizaciones. Recuperado de: https://eduteka.icesi.edu.co/articulos/TaxonomiaBloomCuadro
Ribes Greus, A. (Coord.) (2008). Metodologías activas. Recuperado de: https://www.upv.es/diaal/publicaciones/Andreu-Labrador12008_Libro%20Metodologias_Activas.pdf
- Doble Grado en Maestro en Educación Primaria e Infantil
- Máster Universitario en Formación del Profesorado de Educación Secundaria