Joaquín Revuelta Candón
Las TIC no son nunca un fin, sino un medio. Hay países que están volviendo al lápiz y al papel en las aulas, lo que, lejos de ser un paso atrás, nos permitirá conciliar de una vez las destrezas sociales con las competencias digitales que reclama la sociedad del siglo XXI.
A principios del milenio nos barrió un tsunami tecnológico que nadie, salvo algún autor de ciencia ficción, fue capaz de predecir. Sin darnos cuenta, nos atrapó una ola de avances en las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) que nos hizo dar un salto en nuestra capacidad de relacionarnos con nuestros semejantes. Nos vimos transformados, de repente, en una sociedad posmoderna poblada por lo que llamamos nativos digitales.
Creo que nos pasamos de frenada, por usar un término coloquial. Ningún ser humano de este planeta es un nativo digital; en todo caso, los más ancianos somos colonos de este ciberespacio que todavía no alcanzamos a comprender. Estando como estamos ante una nueva revolución TIC, la aparición de la inteligencia artificial (a la que destriparemos en algún artículo) quizá deberíamos detenernos un rato y mirar a nuestro alrededor.
El enemigo interior
Una de las áreas en las que más influyó el aluvión de tecnología fue la educación. Todo tenía que ser digital, tecnológico y en línea. Compartir es amar, ya saben. Había que educar a esa generación de niños y niñas que había nacido bajo el paraguas infinito de la red de redes…
Teníamos que dar herramientas a esos nativos digitales. El problema era que no había nadie que supiera cómo hacerlo ni qué contenidos impartir. Fue igual que pedir a un carnicero que imparta clases de Anatomía Quirúrgica, supongo que captan el símil. Se fueron dejando a un lado las habilidades básicas de los seres humanos en desarrollo en favor de unas pantallas con símbolos mágicos que hacían trucos de feria al ser pulsados. Es lo que llamamos en nuestro campo el efecto WOW. Capta tu atención, te motiva, te hace querer más, pero en realidad está tan vacío de contenido como una pompa de
jabón.
Al principio funcionó, durante la pasada década. Nos creíamos dioses con nuestras comunidades virtuales y nuestra comunicación inmediata. Y, de pronto, le vimos la cara a la bestia: un alumnado cada vez más alejado de la realidad tangible y cuyo rango de atención ante los inputs tradicionales se presentaba más estrecho. En concreto, tan amplio como las dimensiones de la pantalla de un smartphone o de una tablet.
No es oro todo lo que reluce
En realidad, lo único que hemos enseñado a los nativos digitales es a usar los dedos en acciones para los que no están diseñados: les hemos instruido en lanzar aplicaciones, no en entender cómo se diseñan ni cómo funcionan. No fue hasta hace muy poco, con iniciativas del MIT como SCRATCH y MIT App Inventor, que se puso la programación de aplicaciones al alcance de alumnos y profesores de una forma divertida y pedagógica. En ese sentido, ha sido el primer intento real de educar a una generación en herramientas que van a ser básicas en el futuro.
Pero no está al alcance de todos. Estas plataformas son gratuitas, por supuesto, pero hace falta prepararse muy bien para conseguir la seguridad que tiene que tener un docente ante este tipo de batallas. Eso es lo que nos lastra: la incapacidad manifiesta de preparar a nuestro personal educativo, perdidos como estamos entre entornos virtuales de aprendizaje
lastrados por marcas comerciales.
Pues el internet que soñamos no es tan libre como creemos. En este instante de la historia hay un tira y afloja corporativo del que todos somos conscientes (a veces me recuerda al de las farmacéuticas y los visitadores médicos), y es difícil juzgar sus verdaderas proyecciones más allá del citado efecto wow de sus comerciales y keynotes. Seguimos dando tumbos por el mundo de las TIC, casi 25 años después de su eclosión.
Una nueva esperanza
En estos últimos meses se han sucedido los artículos que alertan de la carencia de soft skills en las nuevas generaciones, habilidades blandas que se refieren, sobre todo, a las destrezas sociales. Los que habitamos las trincheras ya lo veníamos advirtiendo desde hacía bastante tiempo, con pocos resultados. Ahora ya hay países que van a hacer un cambio radical en su paradigma educativo digital, reintroduciendo en el aula el papel, el lápiz, los libros de texto…
¿Es esto un paso atrás? De ningún modo. En mi opinión nos permitiría conciliar de una vez esas destrezas sociales necesarias con las competencias digitales que reclama la sociedad del siglo XXI.
El concepto es sencillo: las TIC no son nunca un fin, sino un medio, una forma de mejorar nuestros flujos de trabajo Así, con toda seguridad, podremos afirmar más allá de toda duda que en un tiempo cercano tendremos la primera generación de nativos digitales, dotados de todas las herramientas que la raza humana necesita para seguir avanzando.
Si eso es bueno o malo dependerá de la consideración de las generaciones futuras.
* Joaquín Revuelta Candón es profesor del Curso de Adaptación al Grado de Primaria e Infantil de la Facultad de Educación de UNIR. Licenciado en Filología Anglogermánica y diplomado en Filología Semítica por la Universidad de Cádiz, ha sido director de instituto y es formador de formadores en destrezas TIC en Centros del Profesorado de Andalucía. Tiene el Máster en Gestión y Dirección de Empresas de la EOI y está en posesión de varios premios nacionales de relato corto y novela fantástica.
Un evento ‘ad hoc’ sobre la digitalización en las aulas
Si te ha interesado este artículo y quieres saber cómo las tablets están impactando en la educación actual, UNIR te invita a esta openclass sobre el uso de estos dispositivos en el aula. Descubrirás cómo esta tecnología está revolucionando la enseñanza y el aprendizaje.
El próximo 12 de septiembre los expertos Patricia Saenz Valiente, coordinadora del área TIC de los Grados de Maestro y Pedagogía y de la Especialidad Tecnología e Informática del Máster de Profesorado en UNIR; Laura María Díaz Iglesias, responsable de proyectos de orientación familiar y de estimulación temprana en entidades sociales y tutora de seguimiento presencial en UNIR; y José Manuel Sanz Chamarro, responsable de Innovación y profesor de Tecnología en Colegio Base International School, profesor de TIC y de Didáctica de la Tecnología en UNIR, compartirán sus conocimientos y experiencias para brindarnos una visión completa y objetiva sobre estas cuestiones vitales para el futuro de nuestra sociedad.
