Ingrid Mosquera Gende
Sexta y última entrega de la serie de artículos dedicados a la observación en las diferentes etapas educativas. En esta ocasión, hacemos una reflexión final y planteamos algunas cuestiones que han podido quedar en el tintero. También aprovechamos para dar las gracias a todos los profesores que han colaborado desinteresadamente.
En anteriores publicaciones, contamos con la inestimable y necesaria colaboración de profesores de todas las etapas para poder dar forma a una serie de artículos en los que nos ofrecían, en primera persona, ejemplos de experiencias reales en sus aulas, reflexionando sobre el papel de la observación dentro de su modelo educativo.
En la etapa de Educación Infantil, nuestros maestros destacaban la relevancia de conocer a los pequeños, de mirarlos libres de prejuicios y estereotipos y de realizar observaciones, tanto espontáneas como sistemáticas, llevando un registro personalizado, bien por medio de instrumentos tradicionales o bien por medio de otros más modernos y tecnológicos, como alguna herramienta digital o alguna app. Para todos ellos, la observación es el medio de evaluación más importante en esos primeros años.
En Educación Primaria, los maestros colaboradores nos comentaban que la introducción de TIC en el aula es una fuente inagotable de recursos para conocer mejor a nuestros alumnos, así como para hacernos una idea de sus conocimientos y progresos de una forma lúdica. Al mismo tiempo, subrayaban que la observación no se limita a las cuatro paredes del aula, sino que también tiene lugar en otros espacios y tiempos, como en el recreo o en las tutorías con las familias.
En relación a la etapa de Educación Secundaria, los profesores entrevistados incidieron en la idea de que la observación permite reconducir la clase o los malos comportamientos, además de ayudarnos a ver el interés de los alumnos por un tema o su motivación durante el desarrollo de una actividad. También nos permite ver si están entendiendo una explicación, para poder adaptar nuestra clase dependiendo de todos esos factores que se van observando de forma directa.
En Formación Profesional, los profesores destacaron la observación como parte fundamental de su día a día, para analizar el aprendizaje de sus estudiantes, tanto a través de dinámicas de grupo como en el desarrollo de trabajos prácticos y proyectos. Además, recalcaron que la observación es básica para ayudarnos a conocer más a los alumnos, comprender sus motivaciones y poder llegar a ellos de un modo más personal y humano.
En el ámbito universitario, los docentes quisieron recordarnos que en ese contexto podemos encontrar una mezcla muy grande de edades pero, independientemente de ello, siguen siendo alumnos que desean nuestra atención y sentirse especiales. Debemos dejar que se expresen, participen e interactúen, para conocerlos mejor y hacerles formar parte activa de su propio aprendizaje.
Si eres docente en alguna de esas etapas, o en otros contextos, te recomiendo seguir, en Twitter, a los profesores entrevistados, por su dedicación, por su motivación y por el entusiasmo que contagian. Sus cuentas están llenas de ideas y de experiencias que te servirán para clase (puedes acceder a sus perfiles desde las respectivas publicaciones de cada etapa). Si tienes dudas, pregúntales, te contestarán, así son ellos.
Nos queda un tipo de observación muy interesante y al que no hemos dedicado un artículo con experiencias personales: la observación entre profesores. Sin duda tiene muchas ventajas, los propios docentes indican que les sirve para ver aspectos de los que ellos mismos no son conscientes mientras dan una clase. Se subraya la importancia de entender esta observación como un proceso para aprender entre todos, no para evaluar:
Con todo esto, surgen algunas preguntas para la reflexión:
-¿Es la observación realmente diferente en cada etapa?
-¿Tiene la observación características diferentes en distintas asignaturas?
-¿Estamos preparados para ser observados por otros docentes?
-¿Sabemos observar a otros docentes y ofrecer una crítica constructiva?
Y no nos olvidemos, nosotros también somos muy observados por nuestros alumnos. Todos nuestros movimientos, nuestros comentarios, chistes, gestos, la ropa que llevamos, los zapatos, las expresiones que ponemos, las muecas… decenas de caras mirándonos y escrutándonos a la vez. Quizás a nosotros se nos escape algo, pero a ellos no se les escapa una. Somos ejemplo y modelo, para lo bueno y para lo malo. Sin presión, es lo que hay.
Solo tienes que observar. La respuesta está delante de ti.
- Máster Universitario en Formación del Profesorado de Educación Secundaria