Claudia Guerrero Arroyave
En los últimos años han surgido nuevas manifestaciones de agresión juvenil como la exclusión social o la violencia cibernética. No obstante, también surgen nuevas respuestas empáticas para resolver estos conflictos.
El entorno escolar, tradicionalmente considerado un espacio de crecimiento personal y aprendizaje, también puede ser escenario de diversas formas de violencia que van más allá del bullying. Aunque el acoso escolar ha recibido atención significativa, otras formas de violencia, como la exclusión social, la agresión psicológica y física entre pares, y el abuso de poder por parte de figuras de autoridad, siguen afectando gravemente a los estudiantes.
Estas dinámicas, aunque más sutiles, tienen un impacto igual de devastador en el desarrollo emocional y social de los jóvenes. Además, el sexismo, el racismo y la discriminación por orientación sexual o identidad de género también generan ambientes hostiles que perpetúan desigualdades y afectan el rendimiento y bienestar estudiantil.
Múltiples tipos de violencia juvenil
El bullying es solo una de las múltiples formas de violencia presentes en el entorno escolar. Autores como Olweus (1993), uno de los pioneros en la investigación de este tipo de violencia, destacan la importancia de identificar otros tipos de violencia que, aunque menos visibles, son igualmente dañinos.
Según Smith y Sharp (1994), la violencia física es solo una manifestación, mientras que la violencia psicológica, verbal y relacional también afecta gravemente el bienestar de los alumnos.
Rigby (2002) sugiere que el acoso grupal, la exclusión social y la violencia cibernética son fenómenos que han crecido en los últimos años, exacerbados por la tecnología. Por ello, el abordaje de la violencia escolar requiere una comprensión integral de estas diversas formas de agresión, para así promover un ambiente educativo seguro y equitativo (Ortega & Del Rey, 2003).
Cómo prevenir la violencia
Para abordar este tipo de violencia en el entorno escolar, es esencial implementar una estrategia integral que involucre a toda la comunidad educativa. La prevención comienza con programas de sensibilización que fomenten la empatía, el respeto mutuo y la resolución pacífica de conflictos. Estos programas deben formar parte del currículo y estar complementados con talleres y actividades extracurriculares para estudiantes y docentes.
Las escuelas deben contar con protocolos para la detección temprana de situaciones violentas.
Las escuelas, además, deben contar con protocolos claros para la detección temprana de situaciones violentas, asegurando que tanto víctimas como agresores reciban el apoyo adecuado, no solo sanciones.
Es fundamental que las familias participen activamente en el proceso, fomentando un entorno inclusivo y colaborando con la escuela en la creación de un clima seguro. La conexión con organizaciones externas, como centros de salud mental y ONG, también resulta clave para garantizar un enfoque preventivo más amplio.
La participación de los padres en la creación de una convivencia escolar saludable no puede subestimarse. Actualmente, la falta de colaboración entre las escuelas y las familias limita significativamente las posibilidades de prevenir la violencia escolar de manera efectiva.
Abuso de poder
A nivel global, estudios recientes han resaltado la importancia de incluir herramientas como la negociación y la mediación en el entorno escolar para la resolución efectiva de conflictos.
No obstante, se observa que muchas escuelas aún refuerzan dinámicas de violencia estructural, permitiendo que relaciones de poder, competitividad y rivalidad se perpetúen. Esto incluye la falta de solidaridad entre los estudiantes y el abuso de poder por parte de aquellos en posiciones de ventaja, ya sea por motivos sociales o académicos.
Investigadores como Cañas & Mosquera (2024) han identificado conflictos interpersonales y la normalización de agresiones verbales y físicas como problemas recurrentes en el entorno escolar.
Estas situaciones a menudo están vinculadas con la incapacidad de los estudiantes para gestionar sus emociones, como la ira o la frustración, y con la perpetuación de estereotipos de género. Las dinámicas familiares disfuncionales también son un factor clave, exacerbando los problemas de violencia en las escuelas.
Conciliación en vez de sanción
Si bien las respuestas tradicionales a estos problemas han sido sancionatorias, como las suspensiones o amonestaciones, cada vez es más evidente la necesidad de enfoques colaborativos. La mediación y la conciliación promueven el diálogo entre las partes involucradas, fomentando una mayor comprensión y solución de los conflictos.
Sin embargo, para que estas estrategias sean efectivas, es vital institucionalizarlas dentro de la escuela y no dejarlas a la improvisación de los docentes. Los programas de formación en competencias emocionales y ciudadanas también son cruciales para crear un ambiente escolar más cooperativo y respetuoso.
Además, es esencial desarrollar mecanismos para identificar a los estudiantes en riesgo psicosocial, permitiendo una intervención preventiva más efectiva. Los docentes también deben estar capacitados para afrontar estos desafíos, equipados con herramientas y conocimientos que les permitan intervenir adecuadamente, no solo para resolver, sino para prevenir la recurrencia de estas dinámicas de violencia.
(*) Claudia Patricia Guerrero, Docente del Máster Universitario en Prevención y Mediación de Conflictos en Entornos Educativos UNIR. Doctora en Ciencias de la Educación por UNISANT México. Además, es miembro del grupo de investigación socio jurídica derecho de la Universidad de Boyacá
Referencias bibliográficas
- Cañas Jaimes, J. A., & Mosquera Téllez, J. (2024). Percepción del conflicto en estudiantes del Colegio Francisco José Caldas de Cúcuta desde la teoría de Galtung. Praxis educativa, 28(1), 75-90.
- Olweus, D. (1993). Bullying at school: What we know and what we can do. Blackwell Publishing.
- Ortega, R., & Del Rey, R. (2003). La violencia escolar: Estrategias de prevención. Revista Internacional de Psicología y Educación, 5 (1), 95-109.
- Rigby, K. (2002). New perspectives on bullying. Jessica Kingsley Publishers.
- Smith, P. K., & Sharp, S. (1994). School bullying: Insights and perspectives.
- (2024). El bullying o acoso escolar: qué es, tipos y protocolos de actuación. UNIR. https://www.unir.net/revista/educacion/bullying-acoso-escolar/
- (2020). ¿Cuáles son los tipos de violencia escolar? UNIR. https://www.unir.net/revista/educacion/violencia-escolar/
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