Manuel Jiménez López
El juego tiene un papel decisivo en el desarrollo psicofísico del niño en la llamada segunda infancia. El desarrollo psicofísico envuelve al niño en todas sus dimensiones, no sólo las físicas y psicológicas, sino las volitivas, sociales, afectivas, intelectivas, motoras…
El juego tiene un papel decisivo en el desarrollo psicofísico del niño en la llamada segunda infancia, del mismo modo que la aparición de la amistad con compañeros es importante en la llamada edad escolar.
Y es que el desarrollo psicofísico envuelve al niño en todas sus dimensiones, no sólo las físicas y psicológicas, sino las volitivas, sociales, afectivas, intelectivas, motoras… Y todas esas dimensiones están presentes en el juego.
Cuando eliminamos o restringimos una o varias de estas dimensiones a lo largo del proceso, empobrecemos al niño en todas las demás. No es posible seleccionar qué dimensiones del desarrollo psicofísico de una persona deben ser estimuladas y cuáles deben ser limitadas. Esta complejidad es la grandeza del ser humano.
Y este desarrollo, fascinante, es el que estudiamos en la asignatura “Desarrollo psicofísico en la edad escolar y sus implicaciones pedagógicas” en el Grado en Educación Infantil a distancia de UNIR.
Los alumnos que cursan la asignatura empiezan el cuatrimestre con ilusión y lo terminan con una creciente avidez que se extiende mucho más allá del Grado.
La mochila biológica
Cuando nacemos portamos nuestra “mochila” biológica, y de ella vamos extrayendo los elementos básicos que modularán nuestra personalidad.
-En la primera infancia el bebé se verá moldeado (aunque levemente) por el entorno social, pero será su biología la que tomará la delantera y, junto a las emociones básicas y el temperamento, serán los factores que guiarán su comportamiento.
En esta fase, el apego será el primer factor ambiental, punto de partida de su equilibrio psicofísico, y uno de los más importantes para potenciar o limitar su desarrollo
La ausencia del juego empobrecerá al niño y limitará la gestión de sus emociones
-En la segunda infancia, los aspectos biológicos se verán superados progresivamente por los ambientales. El juego será uno de los más determinantes para su desarrollo.
¿Por qué es tan importante el juego?
Porque durante las interacciones lúdicas se afrontarán desafíos motores que deberán ser resueltos, ajustando las conductas motrices de manera efectiva y mejorando las vías de comunicación verbal y no verbal.
Además el niño también interiorizará valores morales, flexibilidad de pensamiento, mejoras comunicativas, integración en el grupo social, etc.
La ausencia de juego lo empobrecerá en todas sus dimensiones y limitará la creatividad, la percepción de sus segmentos corporales y la gestión de sus propias emociones.
-La edad escolar también juega un papel determinante: son edades donde el grupo de pares, los medios de comunicación de masas o la familia, se erigen en actores principales para la construcción del “Yo”.
Nace la amistad, inicialmente vehiculada por sus propios padres y progresivamente afianzada por los estados afectivos y emocionales del niño.
La antesala del salto a la pubertad
En estas etapas, las emociones básicas y el entorno familiar serán muy importantes para el niño, y la antesala del salto a la pubertad. Todo proceso evolutivo será un desafío, un proceso adaptativo complejo y profundo que agitará el sustrato biológico que lo hace posible: el cerebro-mente.