UNIR Revista
La intervención psicopedagógica en los mayores de 65 años puede conseguir una mejora de la calidad de vida de estas personas, fomentando en ellas un envejecimiento activo y saludable.
La psicopedagogía, como ciencia social centrada en el estudio de los procesos del aprendizaje y la enseñanza, no se limita a una edad concreta del ser humano. De hecho, la psicopedagogía en la tercera edad, a partir de los 60-65 años, adquiere especial importancia y la intervención psicopedagógica se vuelve, en muchos casos, imprescindible para lograr una mayor calidad de vida.
Aunque la psicopedagogía suela identificarse especialmente con la intervención en la infancia, lo cierto es que abarca todo el proceso vital del individuo, ya que este nunca deja de aprender gracias a la plasticidad cerebral. La adquisición de conocimientos no solo depende del estudio, también está estrechamente ligada a la experiencia y práctica.
El envejecimiento es un proceso natural y fisiológico que va acompañado de un deterioro de las funciones cognitivas. De manera progresiva, se produce una pérdida de memoria y concentración, al mismo tiempo que el procesamiento de la información se vuelve más lento.
Pero al igual que durante la infancia cada niño tiene su propio ritmo de aprendizaje, en la vejez sucede lo mismo y ese deterioro de funciones afecta a cada adulto de una manera diferente, existiendo determinados condicionantes que pueden acelerar o ralentizar el proceso, como la formación de la persona, su grado de actividad, si sufre alguna enfermedad crónica, si toma medicación o, incluso, el entorno que lo rodea.
Esa merma en las funciones que irremediablemente se produce con el paso de los años no impide que las personas puedan seguir aprendiendo, eso sí, es necesario otro tipo de intervención, con motivaciones diferentes y técnicas apropiadas, planteadas especialmente para esta fase de la vida. De hecho, es fundamental que el adulto siga ejercitando su cerebro, adquiriendo nuevos conocimientos que contribuyan a su desarrollo. De ahí la importancia de la psicopedagogía.
Es necesario diferenciar en el envejecimiento dos aspectos clave:
- Por un lado está el envejecimiento fisiológico, el proceso más relacionado con el paso del tiempo en sí y que no tiene porqué ir acompañado de ninguna enfermedad.
- Por otro, el envejecimiento patológico, es decir, los cambios en el organismo que pueden producir patologías tanto físicas como mentales.
Importancia de la intervención psicopedagógica en la tercera edad
Según datos del INE, en las últimas dos décadas, entre 2001 y 2020, la población de personas mayores de 65 años en toda la UE pasó del 16 % al 21 %, lo que representa un aumento de 5 puntos porcentuales. En el caso de los mayores de 80, esa población casi se duplica: si en 2001 representaban un 3,4 %, en 2020 alcanzaban el 6 %. Eso unido al descenso de jóvenes se traduce en una población cada vez más envejecida, que presenta unas necesidades específicas que exigen un diseño de acciones interdisciplinares en busca de un envejecimiento activo, y ahí la psicopedagogía tiene mucho que aportar.
El cerebro es el órgano que dirige la mayor parte de las funciones del organismo y el sistema nervioso del ser humano. Es el encargado de procesar toda esa información que recibe constantemente y de coordinar respuestas y acciones. El paso del tiempo provoca en él ciertas modificaciones que pueden llegar a producir enfermedades neurodegenerativas frente a las cuales el entrenamiento cognitivo se vuelve la mejor prevención.
Ese entrenamiento llega a través de la intervención psicopedagógica y la psicoestimulación, para trabajar con las habilidades del adulto de manera constante, fomentando su autonomía. Ese trabajo debe realizarse en un entorno favorable y con estímulos que inciten a la actividad. Otro de los aspectos a tener en cuenta es que no debe ser un trabajo aislado, sino que debe fomentar las relaciones sociales.
Esta intervención tiene un marcado carácter preventivo y debe responder a una serie de principios:
- No se trata de un proceso en el que los mayores reciban información de manera pasiva, deben responder e interactuar. No es tan importante el hecho de que asimilen nociones nuevas como el de promover su actividad intelectual incluso recordando conceptos que ya manejan, reforzándolos.
- Las tareas que se les propongan han de exigir cierto esfuerzo, que debe ir en consonancia con sus capacidades.
- Deben identificarse tanto aquellos aspectos que dificultan el aprendizaje para tratar de salvarlos, como las cuestiones que resulten motivadoras y lo favorezcan.
En cuanto a sus objetivos:
- Priorizar la autonomía de cada individuo.
- Abordar los déficits cognitivos para tratar de paliar sus consecuencias.
- Promover las relaciones interpersonales.
La labor del psicopedagogo debe comenzar con una evaluación neuropsicológica del adulto para, a partir de los resultados obtenidos, diseñar y plantear una estrategia de intervención adaptada. El Máster en Psicopedagogía online de UNIR garantiza la formación especializada en este ámbito, cuya demanda de profesionales va en aumento. El envejecimiento es irreversible pero la psicopedagogía contribuye a ralentizar el proceso aplicando diferentes técnicas.