UNIR Revista
El acrónimo es una sigla que se puede leer como si fuera una palabra. Existen dos vías para su formación: tomar las iniciales de los términos que abrevia o parte de cada uno de estos vocablos.
Qué es un acrónimo, las normas para su formación y su correcta utilización al hablar o escribir es algo que se estudia ampliamente tanto en ESO como en Bachillerato, y que puede llegar a plantear un desafío para los docentes, por las semejanzas que comparte con otros conceptos lingüísticos. Por ello, el Máster en Didáctica de la Lengua y la Literatura en Secundaria de UNIR es el complemento perfecto para que el profesorado de Lengua y Literatura pueda profundizar en la metodología de enseñanza de esta asignatura troncal del sistema educativo español.
¿Qué es un acrónimo?
Un acrónimo “designa, por un lado, la sigla cuya estructura permite pronunciarla como una palabra; y, por otro, el vocablo formado por la unión de segmentos de dos o más palabras”, según explica el Diccionario panhispánico de dudas. Por su parte, la Real Academia Española (RAE) lo define como una “sigla cuya configuración permite su pronunciación como una palabra”.
Un concepto que la Fundéu amplia al remarcar que “se llama acrónimo a aquel tipo de sigla que puede leerse con naturalidad en español sílaba a sílaba”, aunque recuerda que “en rigor, todo término formado por elementos de dos o más palabras es un acrónimo, con independencia de que forme sigla o no: docudrama, por ejemplo, es también acrónimo, a partir de documental y dramático”.
En la ampliación que realiza la Fundéu se tiene en cuenta una puntualización que se realiza en el Diccionario panhispánico de dudas, en la que se señala que también se conoce así a un “tipo de compuesto univerbal formado por la unión de segmentos de dos o más palabras, normalmente el principio de la primera y el final de la siguiente: conspiranoico (de conspi[ración] + [pa]ranoico)”, pudiendo algunos supuestos introducir de un modo “completo alguno de los términos que los forman, como petrodólar (de petró[leo] + dólar)”.
Reglas para la creación de acrónimos
El Diccionario panhispánico de dudas reúne las normas que rodean la formación de acrónimos; se resumen en que:
- Su construcción puede provenir de las iniciales de las palabras, que resulta en la formación del nuevo vocablo, o partes concretas de cada una de ellas.
- Se escriben en mayúsculas ––por ser siglas––, salvo que ya estén incorporados al diccionario como términos propios; entonces irán en minúsculas. Un aspecto que también afecta a la construcción de su plural: en el primer caso el plural se marcará en el determinante que le acompañe mientras que en el segundo seguirá las normas de formación de plurales marcados por la RAE.
- Los acrónimos adoptan el género de la palabra pilar sobre la que se asienta el conjunto abreviado.
Este conjunto de normas para la creación de acrónimos es parte fundamental de la asignatura de Lengua y Literatura de ESO y Bachillerato, por eso se revisa en el Curso de Cualificación para la Enseñanza de Lengua y Literatura de UNIR. Este complemento formativo faculta a profesionales de la docencia que ya cuenten con el Máster de Profesorado de Educación Secundaria (antiguo CAP) para impartir esta materia.
Uno de los grandes desafíos en la metodología de la enseñanza de lenguas es, precisamente, todo aquello que tiene relación con los acrónimos. El motivo es que son términos que se incorporan con normalidad al lenguaje, como si fueran una palabra más y, en más de una ocasión, hasta han sido ya recogidos en los propios diccionarios de cada lengua.
Por ese motivo, es muy frecuente que en el material para enseñar español a extranjeros se incluya qué es un acrónimo y ejemplos del idioma en cuestión para facilitar el dominio del mismo, impulsar su fluidez y asegurar que se forma a los estudiantes en usos lingüísticos actuales, cercanos y acordes al habla del momento.
Ejemplos de acrónimos
Entre los acrónimos más habituales destacan algunos ejemplos que la RAE y la Fundéu tienden a exhibir como acrónimos del español:
- sida, síndrome de inmunodeficiencia adquirida
- UCI, Unidad de Cuidados Intensivos
- UVI, Unidad de Vigilancia Intensiva
- ONU, Organización de las Naciones Unidas
Además, como recuerdan los académicos, en algunos casos los acrónimos que provienen de términos en inglés se traducen al español, como en el caso de la OTAN, Organización del Tratado del Atlántico Norte, mientras que en otros se españoliza un acrónimo que se forma de extranjerismos, como en radar, radio detecting and ranging.
Diferencia entre sigla y acrónimo
Aunque no es sencillo determinar la diferencia entre sigla y acrónimo, dado que tal y como expone la RAE el segundo es una modalidad del primero, sí que de la definición que ofrecen los académicos de la lengua es posible delimitar algo más el concepto.
En concreto, la RAE establece que una sigla es una “abreviación gráfica formada por el conjunto de letras iniciales de una expresión compleja”. Entre los ejemplos que ofrece la propia RAE de siglas se encuentra el IPC que, para su formación, toma la primera letra de cada una de las palabras que forman el concepto: índice de precios al consumo.
Por lo tanto, la diferencia con el acrónimo se encuentra en la manera en la que se lee la nueva palabra a la que da lugar la creación de una sigla. Mientras que en el primer caso lo que se pronuncia son las letras que lo componen —IPC, [ípécé]––, en el supuesto de los acrónimos se leen sílabas ––ovni, [ovni]––.
En conclusión, lo más relevante a la hora de determinar qué es un acrónimo es que la formación final, de la abreviación de un conjunto de palabras, dé como resultado un nuevo término que se pueda leer como cualquier otro vocablo del diccionario.