UNIR Revista
El autismo o TEA está contemplado como un trastorno en el que los niños afectados pueden manifestar en el aula distintos niveles de severidad. Conoces las claves para aplicar en el aula.
¿Conoces los distintos niveles de afectación del espectro autista que pueden presentarse en una clase? En UNIR te damos las claves sobre TEA en el aula.
Desde la publicación del DSM-5 (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, 2013), el autismo o TEA está contemplado como un trastorno, dentro del cual los niños afectados pueden manifestar en el aula distintos niveles de severidad.
El trastorno de Asperger o el trastorno del desarrollo generalizado no especificado -considerados tradicionalmente como dos trastornos con sintomatología diferente- con este nuevo sistema clasificatorio se integran dentro del espectro autista. También se desestiman en su criterio diagnóstico los problemas vinculados al desarrollo del lenguaje o las dificultades para llevar a cabo el juego simbólico; y, tal y como indica este manual, durante la evaluación se debe descartar la presencia de discapacidad intelectual o retraso global del desarrollo en el individuo.
Los tres grados de autismo que podemos encontrar en el aula
Todos los niños con TEA tienen algo en común, y es que manifiestan dificultades persistentes en la interacción y comunicación social. Además, revelan conductas restrictivas y repetitivas en menor o mayor medida.
El educador y psicopedagogo, por tanto, necesitan conocer e identificar el grado de afectación del autismo en su alumno para determinar qué tipo de apoyos debe ofrecerle la escuela y enfocar su labor educativa a cubrir las necesidades del niño.
Grado 1
Este rango se denomina comúnmente como autismo leve. El niño puede mostrar interés por interaccionar socialmente pero tiene dificultades para iniciarlas. Sus respuestas, durante una conversación o a la hora de seguir la dinámica de un juego, son erróneas. No sigue las órdenes grupales y, durante la comunicación, no siempre mantiene el contacto visual con su interlocutor. Además, le cuesta cambiar de rutinas y de actividades en su día a día y pierde autonomía en los contextos nuevos o poco organizados.
Educador y psicopedagogo necesitan conocer e identificar el grado de afectación del autismo en su alumno para determinar qué tipo de apoyos debe ofrecerle.
Grado 2
En este nivel intermedio el niño manifiesta un déficit todavía más notable de la comunicación verbal y gestual. En ocasiones busca la interacción social, pero solo si esta se encuentra en el marco de sus intereses. A su vez, resulta todavía más evidente que su comportamiento en las relaciones con los otros es atípico o errático. Muestra inflexibilidad y un claro malestar (por ejemplo, ansiedad) ante los cambios. Sus conductas repetitivas y restrictivas respecto al autismo del nivel 1 también son más frecuentes y alteran claramente su adaptación al entorno.
Grado 3
Es el rango más severo dentro del espectro TEA. El niño tiene una comunicación muy limitada (por ejemplo: usa pocas palabras, su expresión oral puede resultar incomprensible, manifiesta soliloquios, ruidos extraños). Interactúa con los demás solo si hay un contacto directo. También se obsesiona por algún objeto “favorito” poco usual (una cuchara, por ejemplo); o por determinados estímulos cotidianos en su entorno (luces, objetos giratorios…). Sus comportamientos son tan restrictivos y estereotipados (los movimientos repetitivos de extremidades o el constante balanceo) que, junto al resto de los síntomas, el autismo interfiere en todas las áreas de la vida cotidiana.
El educador necesite estar cualificado en la detección de un posible caso de TEA en el aula.
Normalmente los niños autistas, sobre todo aquellos con un grado leve, no han sido evaluados y diagnosticados antes de la escolarización. De hecho, es en la escuela infantil cuando su comportamiento atípico resulta más evidente. De ahí que el educador necesite estar cualificado en la detección de un posible caso de TEA en el aula, que conozca los niveles de afectación y sintomatología para poder derivarlo al equipo experto del centro y solicitar su evaluación lo antes posible.