Ingrid Mosquera Gende
Aprender a respetar la diversidad del aula y también de la sociedad es fundamental para que los más pequeños comprendan el mundo y participen de una convivencia pacífica.
La tolerancia es una de esas soft skills de las que hablábamos en post anteriores, una competencia que es necesaria desarrollar en nuestros estudiantes y en nosotros mismos. El mundo sería un lugar mejor si todos fuésemos más tolerantes con el diferente, con el de otro país, con el de otra cultura, con el que habla otro idioma, con el que viste distinto o con el que tiene otras capacidades.
Y no nos engañemos, a todos nosotros nos queda mucho camino por andar. En numerosas ocasiones, nuestra tolerancia acaba donde termina nuestra educación, nuestro conocimiento, nuestra zona de confort, y ahí empieza el miedo que no nos deja aceptar lo que no entendemos o lo que nos parece diferente: como es distinto, es malo. Un miedo que se transforma en rechazo y, en muchas ocasiones, lamentablemente, en crítica o ataque, incluso a los colectivos más vulnerables.
¿A qué se refiere la tolerancia?
La tolerancia implica respeto, empatía y solidaridad. Supone ser flexible, saber escuchar, saber observar y aceptar la diferencia como parte normal de nuestra vida: todos somos diferentes, y ahí está la riqueza en este mundo, en su diversidad”
En general, la tolerancia es aceptar y abrazar la diferencia, apreciar la diversidad, no tener miedo, respetar a los que no son o no piensan como nosotros, considerándolos como iguales, saber escuchar, ayudar y empatizar. Si somos tolerantes, seremos más cultos, más inteligentes y más humanos, seremos esponjas dispuestas a absorber conocimientos, experiencias y sentimientos de otras personas, siempre abiertos a nuevos aprendizajes. Eso sí, debemos empezar por ser tolerantes con nosotros mismos, de ese modo estaremos preparados para serlo con los demás.
La importancia de la tolerancia
En la Declaración de Principios sobre la Tolerancia, se destaca que, en un mundo globalizado como el actual, la tolerancia adquiere, si cabe, un papel más protagonista, siendo su principal medio de implementación, la educación. Además, se subraya la necesidad de que exista un marco legal que la avale, así como acciones locales y una toma de conciencia individual.
Es uno de los valores fundamentales para la vida en sociedad, puesto que permite aceptar las diferencias y la diversidad social para una convivencia pacífica.
- Contextos sociales y culturales: con ese objetivo de mantener una convivencia en armonía, como individuos debemos desarrollar la tolerancia en cuestiones como la religión, la política o la sociedad civil. Es importante comprender y respetar los valores de otras personas y formas de actuar diferentes a la nuestra.
- Contextos educativos: a nivel escolar y desde los primeros años de vida es básico fomentar la tolerancia para evitar problemáticas como el llamado bullying o el acoso entre compañeros de cualquier tipo.
- Contextos laborales: para un correcto funcionamiento del trabajo en equipo resulta fundamental desarrollar un clima de tolerancia laboral en el que todas las personas respeten las opiniones y formas de proceder de sus compañeros.
En síntesis, fomentar la tolerancia desde edades tempranas contribuye a formar personas más empáticas y sociables, lo cual es positivo a nivel individual, pero también como sociedad.
¿Cómo trabajar la tolerancia
El docente debe ser tolerante para promover la tolerancia. Padres, profesores y sociedad somos el espejo donde los niños se miran. Sus acciones y reacciones, sus prejuicios y miedos son, en muchas ocasiones, reflejo de lo que han visto o han vivido en los distintos contextos en lo que se mueven.
Desarrollar la tolerancia desde las aulas presenta múltiples valores para los alumnos. En primer lugar, evita el bullying al inculcar la importancia de la diversidad y el respeto hacia los compañeros y eso contribuye a crear un ambiente de aprendizaje positivo y de entendimiento. Del mismo modo, convierte a los alumnos en seres empáticos y comunicativos, más comprensivos con todo lo que ocurre a su alrededor y con una mejora en sus habilidades sociales y de aprendizaje. Por último, la tolerancia ayuda a mejorar la confianza de los alumnos en sí mismos, construyendo su autoestima de una forma sana y favorecer su autonomía.
Trabajar la tolerancia en clase
En el aula, nuestro ejemplo será clave, como se acaba de comentar. Añadido a ello, diferentes juegos, dinámicas y recursos servirán para favorecer el desarrollo de esa tolerancia entre nuestros estudiantes, pudiéndose trabajar desde cualquier asignatura y debiéndonos adaptar, obviamente, a la edad de los alumnos con los que tratemos. Estos son algunos ejemplos:
- Usar las paredes de modo constructivo, dando espacio a la diversidad con murales, pósteres, mapas, imágenes o dibujos.
- Presentarles imágenes evocadoras para poder hablar sobre ellas y sobre lo que representan.
- Jugar con las denominadas imágenes de percepción, para hacerles conscientes de que siempre pueden existir diferentes puntos de vista, ninguno más válido que el otro.
- Hacerles reflexionar sobre el valor de la palabra: cómo la lengua, el lenguaje no verbal o el modo de expresarse pueden suponer un foco de conflicto o de falta de respeto.
- Ayudarles a comprender la compleja actualidad en la que se encuentran inmersos, pudiendo ver y analizar periódicos, telediarios o noticias de última hora.
- Plantear actividades a partir de cuentos relacionados con la tolerancia.
- Invitar a expertos o personas con historias y experiencias relacionadas con la diversidad de cualquier índole.
- Decidir entre todos las normas de convivencia para la clase o el centro.
- Debatir sobre cómo podríamos hacer un mundo más tolerante, esto es, charlar abiertamente sobre la tolerancia.
- Proponer un proyecto transversal sobre el tema de la tolerancia, abordándolo desde diferentes asignaturas y con distintos enfoques.
- Emplear materiales audiovisuales para fomentar la reflexión, desde películas o documentales hasta vídeos cortos para el debate.
Desde casa
Desde casa, la familia, además de ser un modelo a seguir, puede animar a los niños a:
- Escuchar a los demás con una mente abierta, intentando comprender su postura y ponerse en su lugar.
- Respetar las ideas diferentes, que no coincidan con las suyas.
- Entender que las opiniones son relativas y discutibles y que no se tiene la verdad absoluta.
- Ser capaces de expresar el punto de vista propio sin herir los sentimientos de los demás.
- No burlarse de las diferencias.
- Aprender a jugar en equipo, sabiendo perder y ganar con humildad y sin humillaciones.
- Ser consciente de que ser diferente no te hace mejor ni peor que el resto de personas, solo único y especial.
- Adaptarse al ritmo y a las capacidades del resto de compañeros, valorando positivamente sus competencias, habilidades y talentos individuales.
Del mismo modo, si tenemos la oportunidad de compartir con los pequeños lecturas, documentales o viajes, podremos hacerles entender mejor la riqueza natural y cultural de nuestro planeta.
Actividades complementarias
Más allá de las aulas o del ambiente familiar, son muchas las actividades en las que pueden participar los más jóvenes y que les ayudarán a convertirse en personas tolerantes. Así, cualquier actividad que les saque de su ambiente y hábitos diarios y les obligue a convivir con personas de otras culturas y otras costumbres será beneficiosa para que abran sus ojos a la diversidad del mundo y crezcan en valores de respeto y tolerancia.
A través de actividades de convivencia, los niños podrán salir de su burbuja familiar diaria y desarrollar habilidades sociales. Un ejemplo pueden ser los campamentos de verano, espacios en los que mejora la convivencia, donde los más jóvenes se ven obligados a lidiar con conflictos y aprender a negociar con otros iguales. En este tipo de propuestas de ocio se mejora la autonomía y se adquiere un sentido de la responsabilidad que les ayuda a avanzar en respeto y tolerancia.
La asistencia a actividades culturales, como representaciones teatrales o conciertos, también contribuye a fomentar la tolerancia entre los más pequeños. Asimismo, la lectura también es una gran fuente de adquisición de valores y son muchos los libros encaminados a fomentar la tolerancia entre los más pequeños. Entre las posibles opciones figuran títulos como Por cuatro esquinitas de nada, El club de los raros, Gente o Todos contamos.
Todo a nuestro alrededor es aprendizaje, todo a nuestro alrededor es diversidad. Solo tenemos que abrir los ojos, con tolerancia, y el mundo será un lugar mejor para todos. Hagamos un poco de introspección y autocrítica constructiva, como docentes o padres, como personas, no exijamos a los demás lo que nosotros no somos capaces de hacer.
En el Máster Oficial en Educación Especial de UNIR se te proporcionarán las herramientas, recursos, conocimientos e ideas necesarias para promover la igualdad y la inclusión en el aula, así como para valorar la riqueza intrínseca que supone todo tipo de diversidad.
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