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La incapacidad para comunicarse puede presentarse de diferentes formas afectando a la calidad de vida de las personas, ya que provoca aislamiento, falta de autoestima e, incluso, depresión.
Dificultad para recordar palabras o formar oraciones, pronunciar determinados sonidos, describir una situación… Los trastornos del lenguaje en adultos pueden manifestarse de diferentes maneras afectando a la calidad de vida de quienes lo padecen, ya que pueden provocar aislamiento social, falta de autoestima e, incluso, depresión. La intervención en este tipo de casos requiere de un equipo multidisciplinar.
Los trastornos del lenguaje se engloban dentro de los denominados trastornos de comunicación. Se trata de unas afecciones psiquiátricas que pueden aparecer en diferentes etapas de la vida adulta aunque son más frecuentes en la tercera edad.
Tipos de trastornos del habla en adultos
La clasificación general de los trastornos del lenguaje en adultos tiene en cuenta el área de la comunicación que se ve perjudicada. De este modo, se diferencia entre:
- Trastornos en la recepción: afecta en la capacidad de la persona de comprender lo que se les está diciendo.
- Trastornos en la expresión: dificultades a la hora de poder comunicarse, de expresar lo que piensa, quiere o siente.
- Mixtos: repercuten tanto en la capacidad de poder hablar como en la de comprender.
Trastornos del lenguaje en adultos más habituales
Entre los trastornos del lenguaje en adultos más habituales, mencionar:
Afasia
La afasia es un trastorno neurológico que impide comunicarse tanto de forma oral como escrita y que también influye en su lectura. Su origen está asociado a traumatismos o golpes en la cabeza, accidentes cerebrovasculares, tumores cerebrales, infecciones del encéfalo…
En la mayoría de afectados se presenta de forma repentina aunque en el caso de enfermedades degenerativas —como el Alzhéimer o el Parkinson— también puede desarrollarse lentamente.
Existen diferentes tipos de afasia, como la afasia de Broca, de Wernicke, trascortical motora, de conducción, amnésica y global.
Disartria
Las personas con disartria presentan dificultades de articulación del lenguaje para poder expresar determinados sonidos o palabras, hablando a un ritmo muy lento que dificulta su comprensión, pronunciando mal o cambiando la velocidad del discurso.
En este caso, el problema está en la articulación debido a que los órganos y músculos que se emplean para hablar (lengua, labios, cuerdas vocales, laringe) están dañados o debilitados.
Por eso, las personas con disartria también pueden presentar problemas para masticar y tragar los alimentos. Este tipo de trastorno del lenguaje se produce por alteraciones cerebrales o trastornos del sistema nervioso.
Trastorno del lenguaje (TL)
La denominación del mismo varía ya que también se emplea el de disfasia y trastorno específico del lenguaje (TEL), aunque estos dos han sido reemplazados por el de Trastorno del Lenguaje (TL) o Trastorno de los sonidos del habla (TSH).
Se engloba dentro de los trastornos del neurodesarrollo, ya que su origen se inicia en la etapa infantil y, por eso, quienes lo padecen presentan dificultades en la adquisición del lenguaje que, en algunos casos, se mantienen hasta la edad adulta.
Mutismo selectivo
Es una patología asociada a un problema de ansiedad o estrés, cuyo origen puede remontarse a un problema en la infancia. Las personas que lo sufren, pese a que pueden hablar con normalidad, optan por no hacerlo, como si fuesen mudas, especialmente en aquellas situaciones que resultan angustiantes para ellas.
El mutismo selectivo también aparece en ancianos asociado a enfermedades degenerativas, como el Parkinson; por daño cerebral o pérdida de audición.
Intervención en los trastornos del lenguaje en adultos
Los trastornos del habla no solo suponen un problema para poder comunicarse, sino que también repercuten en la calidad de vida de las personas, especialmente en el plano emocional. Esto puede conducir al aislamiento social, la pérdida de autoestima y motivación, y acabar en depresión.
Por eso, es importante recurrir a especialistas que realicen un diagnóstico, determinen qué terapia es necesario aplicar y que esta se lleve a cabo. No solo se trata de minimizar o retardar los efectos de un determinado trastorno del lenguaje, sino también de determinar cuáles fueron las causas del mismo.
La intervención, por tanto, debe realizarse desde un equipo multidisciplinar en el que participen psicólogos, logopedas, psicopedagogos, terapeutas ocupacionales, fisioterapeutas… De todas maneras, hay que tener en cuenta que las dificultades del lenguaje las aborda y diagnostica un logopeda, pero el estudio y tratamiento de las mismas corresponde a los profesionales que se hayan formado con un Máster en Psicopedagogía.