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Se conoce como tríada de Wing las tres áreas que se veían afectadas en el autismo y el síndrome de Asperger: la comunicación, la interacción social y la inflexibilidad cognitiva y comportamental.
El autismo y el síndrome de Asperger fueron definidos y tratados como dos trastornos diferentes hasta que en el año 1979 la psiquiatra británica Lorna Wing destacó que, aunque existían importantes diferencias entre ellos, las áreas afectadas en ambos casos eran las mismas. El conjunto de esas tres áreas –la interacción social, la comunicación y la inflexibilidad cognitiva y comportamental– es lo que se denomina tríada de Wing.
- Comunicación: se observan alteraciones en el lenguaje, así como en la comunicación tanto verbal como gestual.
- Interacción social: presentan dificultades para mantener relaciones sociales recíprocas y eficaces con otras personas y poca empatía.
- Inflexibilidad cognitiva y comportamental: conlleva falta de conducta imaginativa y simbólica y la presencia de conductas rituales y la perseveración en rutinas.
Además, Lorna Wing introdujo el concepto de espectro del autismo, entendiéndolo como una condición en la que se incluirían personas muy diferentes, puesto que estas características de la triada de Wing pueden manifestarse de forma muy distinta en diferentes personas o, incluso, dentro de una misma persona en diferentes momentos de la vida.
Este planteamiento cambió la forma de ver y entender estos trastornos, observando la relación entre ambos y favoreciendo la investigación en este ámbito. Sin embargo, sigue habiendo muchas incógnitas y actualmente se continúa indagando sobre el tema.
El trastorno del espectro autista
El DSM 5, última actualización del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales publicado por la APA, recoge precisamente la idea de espectro y agrupa bajo el nombre único de Trastorno del espectro autista varios de los trastornos recogidos en el DSM IV en el grupo de Trastornos generalizados del desarrollo: el trastorno autista, el Síndrome de Asperger, el trastorno desintegrativo infantil y el TGD no especificado.
Existe un único trastorno que puede manifestarse con diferentes grados en función del apoyo requerido por las personas:
- Grado 1: necesita ayuda.
- Grado 2: necesita ayuda notable.
- Grado 3: necesita ayuda muy notable.
Además, en el DSM 5 se mantienen las tres áreas de afectación que recogía el DSM IV y que reflejaban directamente la tríada de Wing, pero agrupadas en dos. Así, según el DSM 5, el Trastorno del espectro autista es un trastorno del neurodesarrollo que se manifiesta por:
Deficiencias persistentes en la comunicación social y en la interacción social en diversos contextos
Agrupa las áreas de interacción social y comunicación de la tríada de Wing. Recoge las deficiencias en la reciprocidad socioemocional y en el desarrollo y comprensión de las relaciones sociales, así como en las dificultades con la comunicación verbal y no verbal.
Patrones restrictivos y repetitivos de comportamiento, intereses o actividades
Relacionados con la rigidez cognitiva recogida por Lorna Wing, hacen referencia a las conductas de las personas que presentan trastorno del espectro del autismo y sus dificultades para cambiar un comportamiento. Los niños en el espectro autista, por ejemplo, suelen jugar siguiendo siempre un mismo patrón y apenas desarrollan el juego simbólico, tienen intereses muy específicos y restringidos y un fuerte apego a las rutinas.
La tríada de Wing fue un avance en la investigación sobre el autismo y el síndrome de Asperger, dando lugar a una forma diferente de entender estos trastornos y destacando su carácter de espectro. La forma de trabajar con los menores con este trastorno ha evolucionado en los últimos años, aunque se sigue investigando para conocer bien sus particularidades y contribuir a su desarrollo e integración a nivel social y personal.
Lo que sí ha quedado claro es que la sintomatología es muy variable, que el trastorno del espectro autista puede manifestarse de forma diferente en diferentes personas y que por lo tanto es imprescindible abordar cualquier intervención desde una perspectiva individualizada, adaptada a cada caso.
Este hecho enfatiza la importancia que tiene la formación de los docentes y especialistas que trabajarán con estos menores, ya que será decisorio en su proceso de enseñanza-aprendizaje. Para ello es fundamental la especialización como la que ofrece el Máster Oficial en Educación Especial de UNIR.