Alfonso Basallo
“Con una hora de educación física diaria en Primaria y la ESO, se reduciría el riesgo para la salud que supone la inactividad” afirma Iván Rivilla, doctor en Ciencias del Deporte y director de Departamento de Didáctica de la Educación Física y la Salud en UNIR.
“Con una hora de educación física diaria en Primaria y la ESO, se reduciría el riesgo que supone la inactividad para la salud” afirma Iván Rivilla, doctor en Ciencias del Deporte y director de Departamento de Didáctica de la Educación Física y la Salud en UNIR.
Y es que la inactividad física constituye, según la Organización Mundial de la Salud el cuarto factor de riesgo más importante de mortalidad en el mundo, después de la hipertensión, el tabaquismo y el exceso de glucosa. De hecho, la inactividad puede generar hipertensión y aumento de azúcar en sangre.
Por eso, la OMS recomienda recurrir, ya desde la infancia, al deporte y al ejercicio físico, a fin de mejorar las funciones cardiorrespiratorias y musculares; y de reducir el riesgo de las Enfermedades No Transmisibles (ENT). Ese es precisamente uno de los enfoques de la asignatura Conocimiento de la Educación Física en el Grado en Educación Primaria a distancia.
Se trata -explica Rivilla- de estimular el desarrollo físico, pero “también de adquirir hábitos saludables para el resto de la vida, que servirán para prevenir patologías”.
El problema es que España no cumple con el mínimo de horas en educación física de los países de nuestro entorno. Dedica entre el 3 y el 6% del “currículo mínimo recomendado” por la UE. La mayoría de las comunidades autónomas sólo dan dos horas a la semana de Educación Física en Primaria. Lo ideal, como subraya Rivilla, sería una hora diaria.
Educación Física no se reduce a saltar el potro
En la asignatura Conocimiento de la Educación Física del Grado en Educación Primaria a distancia, se explica a los futuros docentes cómo deben inculcar la importancia del ejercicio físico en los escolares.
Por un lado, con actividades deportivas o lúdicas para potenciar la psicomotricidad, la coordinación, la fuerza muscular o la velocidad. “Por ejemplo, con juegos dirigidos como la tirasoga o las carreras por relevos” detalla Rivilla.
Y por otro, dándoles la razón de ser de esas actividades. No se trata sólo de que hagan ejercicios de calentamiento, por ejemplo, sino también de explicarles el fundamento teórico, y los beneficios que conlleva.
Hay que acabar con el tópico de la antigua gimnasia
“Hay que acabar con el tópico de la antigua gimnasia y pensar que todo se reduce a saltar el potro” señala Rivilla. Hay fundamentos fisiológicos y anatómicos detrás de la educación física y es preciso que el docente los conozca y los aplique a sus clases; y no pierda de vista que el objetivo es adquirir hábitos saludables.
Estos se logran de forma gradual. “En los primeros cursos de Primaria es más adecuado practicar varios deportes que centrarse en una única modalidad, con objeto de estimular el desarrollo integral y motor” afirma el docente de UNIR. “No tiene sentido que los padres apunten a fútbol a niños de tres años”. En cambio, al llegar a la ESO ya se puede centrar en un único deporte.
Todo ello se traduce en beneficio para la salud de los niños entre los 5 y los 17 años. Según la OMS está científicamente demostrado que el ejercicio físico:
-mejora las funciones cardiorrespiratorias y de fuerza muscular;
-reduce la grasa corporal;
-reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares y metabólicas;
-logra una mayor salud ósea;
-y consigue menor presencia de síntomas de depresión.
Problemas crecientes como el de la obesidad infantil se pueden combatir o paliar gracias al ejercicio físico. En España, por ejemplo, el 40% de los pequeños tienen sobrepeso y obesidad. Y si la solución pasa por una dieta sana y equilibrada, un de las medidas preventivas es “la educación física reglada y continuada en el tiempo, ya que con ésta se consigue que el cuerpo tenga un aumento de gasto calórico y un desarrollo más equilibrado”.