Román Rodríguez Curbelo
Sara Fontenla, subdirectora y responsable de Calidad de Aonia Educación, explica el acuerdo alcanzado con UNIR para ofrecer a los estudiantes del Máster en Tecnología Educativa el curso de Microsoft MIE Trainer, uno de los certificados más demandados del sector educativo.
UNIR ha alcanzado un nuevo acuerdo educativo con Aonia Educación para que los estudiantes del Máster Universitario en Tecnología Educativa y Competencias Digitales puedan acceder al Curso MIE Trainer, término que apela al educador que ha obtenido la certificación de “Microsoft Innovative Educator Trainer” y que capacita para enseñar a otros docentes en el uso efectivo de las tecnologías de Microsoft en el ámbito educativo.
Aonia Educación es una consultora especializada en el sector educativo. Trabaja mano a mano con instituciones educativas públicas y privadas, fundaciones, editoriales o empresas tecnológicas, a las que ofrece servicios como el diseño de proyectos de formación a medida, la digitalización, la creación o la subcontratación de contenidos.
La idea fundamental de la compañía es acompañar a los docentes mediante una formación que garantiza diversas certificaciones en cuestiones como la inteligencia artificial aplicada en el aula, la educación STEAM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, por sus siglas en inglés), programación y robótica, gamificación o certificaciones de Google o Microsoft.
Sara Fontenla explica en este caso concreto que la designación “MIE Expert” (Microsoft Innovative Educator Expert) es un reconocimiento de la empresa tecnológica a docentes de todo el mundo que demuestran un compromiso excepcional en la integración de las herramientas de Microsoft en sus prácticas pedagógicas.
El curso permite:
- Diseñar aplicaciones docentes avanzadas.
- Aprender a dinamizar un espacio de aprendizaje colaborativo con Teams o OneNote.
- Integrar en el ámbito educativo las herramientas y aplicaciones de Office 365.
- Emplear recursos para organizar y producir la labor docente, como Forms, Outlook o la aplicación To Do.
- Dominar herramientas de diseño audiovisual, como Stream, Fotos, Paint 3D o Whiteboard.
- Acceder a una red global de docentes para compartir ideas, recursos y mejoras prácticas.
La subdirectora de Aonia Educación entiende por todo ello que el curso proporcionará una ventaja competitiva a los estudiantes por facilitarles nuevas habilidades y conocimientos, y por contar con el respaldo de certificaciones reconocidas por Microsoft.
Repensar, rediseñar
Fontenla se muestra convencida de que el uso de las nuevas herramientas tecnológicas suponen un auténtico cambio estructural en el mundo de la docencia. Entiende que esta transformación va más allá de una simple sustitución de unas herramientas analógicas por otras digitales: requiere, en su opinión, repensar y rediseñar las prácticas pedagógicas para aprovechar el potencial de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC).
“La tecnología permite crear entornos de aprendizaje más interactivos, dinámicos y accesibles, y acceder a recursos y contenidos desde cualquier lugar y en cualquier momento. Personaliza la formación porque facilita la adaptación a los diferentes ritmos y formas de aprender de cada estudiante, y puede convertirse en una gran aliada del profesorado al brindar herramientas que agilizan la gestión, la evaluación y el diseño de nuevas experiencias educativas”, detalla Sara Fontenla.
También asegura que puede impulsar la motivación y la implicación de los estudiantes. La tecnología bien entendida y aplicada contribuye a mejorar la calidad de la educación. En ningún caso supone un reemplazo, sino una asistencia, un facilitador que puede automatizar tareas administrativas y permitir, entre otras cosas, más tiempo de interacción significativa con los estudiantes.
Un último aspecto determinante es que la educación tecnológica comience desde la infancia y se extienda durante toda la vida académica de una persona, mediante una metodología que se adapte a su evolución y a su desarrollo cognitivo, y con el objetivo último de promover una actitud crítica y reflexiva sobre su adecuado uso.
Pero los profesionales de la educación deben entonces contar con una amplia formación en competencias digitales que esté a la altura de este reto.
Formar a quienes forman
Fontenla destaca la necesaria formación en este ámbito de aquellos profesionales que precisamente se dedican a educar. Porque no solo se trata de saber usar una serie de herramientas digitales, sino de implementarlas de manera efectiva y bajo lo que denomina perspectiva pedagógica.
Estas particularidades no solo conllevan desarrollar habilidades técnicas con las que sacarle partido a estas herramientas, sino entender realmente cómo la tecnología puede utilizarse para crear experiencias de aprendizaje significativas, relevantes y divertidas para los estudiantes.
“La idea es que las y los docentes desarrollen esa visión crítica y reflexiva que les permita entender cómo la tecnología, el contenido curricular y los métodos pedagógicos se interrelacionan e influyen en sus contextos específicos”, añade.
La relevancia de esta formación queda patente en la conciencia de los docentes. Aonia, de hecho, ha evaluado las competencias digitales de alrededor de 15.000 profesores desde 2014.
Antes de la pandemia, los docentes demostraban un conocimiento todavía limitado que no llegaba a adoptar un enfoque integral o coherente en los primeros usos de las TIC. Desde entonces, eso sí, el nivel medio ha mejorado y estas herramientas ya se integran en muchas prácticas educativas, en contextos variados y para diversos propósitos.
Pero queda mucho margen de mejora. En cualquier caso, la responsable de Calidad de Aonia afirma que la alfabetización digital ya debe ser una competencia básica en cualquier rango de edad y para cualquier alumno o profesional, algo semejante a saber leer o escribir.
“Es crucial enseñar a utilizar las herramientas digitales de manera ética y responsable, a evaluar la información a la que se accede y desarrollar habilidades de autoaprendizaje y autorregulación”, concluye.