Detrás de una crisis se esconde una oportunidad. Desde luego el modelo empresarial actual no está aprovechando la que ha provocado la pandemia. No se trata de trabajar más, sino mejor.
En esta crisis lo que hemos hecho ha sido trabajar más, pero no mejor. En organizaciones grandes y medianas, tanto públicas como privadas, se puede mejorar considerablemente el modelo empresarial.
Es tan difícil que con este sistema tu trabajo sea una pasión, que tus ocho horas diarias sean en cierta medida gratificantes. Nos equivocaríamos si tan solo responsabilizáramos a las empresas.
Analicemos responsables y causas:
- Es cierto que las empresas grandes y algunas medianas seleccionan al mejor talento disponible. Su marca y las condiciones que ofrecen (salario, flexibilidad, clima laboral) son inigualables. Sus estructuras no permiten desarrollar a todo este talento, y muchas veces lo “queman”.
- También son los propios trabajadores los que, por comodidad o miedo, no deciden buscar otras oportunidades y se acomodan. Recordemos la fábula de la rana y la olla. Una rana es atraída y salta a una olla con agua fría. El agua se va calentando poco a poco y la rana se acomoda. Cuando se da cuenta de que debe saltar ya es tarde y termina “quemándose”. El título de este artículo sitúa al trabajador en el centro de este problema.
- Los gobiernos muchas veces tienen una mirada esquiva hacia estos problemas y a veces son cómplices creando empresas que no responden a una realidad o incluso aportando subvenciones donde realmente no se necesitan. Para esto, es preferible que no intervengan.
- Por otra parte, creo que si un cliente supiese cómo trabajamos realmente en la mayoría de las empresas para lograr satisfacer sus necesidades, no compraría el producto o el servicio final que se le ofrece. Y en cierta medida, como clientes también somos cómplices ya que, al igual que los gobiernos, “miramos hacia otra parte”.
Además, el eslogan de los 80 “el cliente siempre tiene la razón” ha provocado que tratemos de superar sus expectativas y eso ha generado que proveedores, subcontratas, pequeñas empresas o autónomos sufran. ¿Te imaginas que tu nómina la percibieses 120 días después de habértelo merecido?, ¿tienes fondos en tu cuenta para asumir el pago de la hipoteca cuatro meses? Esta es su realidad y muchos soportan esta situación porque se definen como organizaciones con un pequeño salario, pero con una gran compensación. A mi, que lo sufro, no me parece justo.
El modelo empresarial en este tipo de empresas requiere un profundo cambio. Estos cuatro actores, empresas, trabajadores, gobiernos y clientes deberían haber aprovechado esta crisis para mejorarlo y siento decir que mi mirada por ahora es pesimista. La mayoría de estas empresas tienen beneficios sostenidos en el tiempo. Realmente, ¿estos beneficios responden a su excelencia en la gestión?. Ellos así lo argumentan y con esta premisa el cambio es complicado.
Insisto en que la solución que estamos dando es trabajar mucho más. ¿Qué propuestas se te ocurren para mejorarlo?
- Aula Directiva