Víctor Gil Herrero
Ahora ha llegado el momento de que los jefes dejen de abroncar a los empleados y opten por instruirlos para que hagan mejor su trabajo y progresen en la empresa. El presente del liderazgo va ligado al desarrollo de los ‘millennials’.
Dirigir Hoy
Un empleado acaba de recibir la bronca de su jefe. Sale cabizbajo del despacho y totalmente desmotivado. Justo lo contrario de lo que pretendía el mando superior. Nada hace indicar que la productividad del trabajador vaya a crecer en los próximos días.
Ha llegado el momento de que los jefes dejen de abroncar a los empleados y opten por instruirlos para que hagan mejor su trabajo. El presente del liderazgo va ligado a los ‘millennials’ (nacidos entre 1980 y 1995), que se caracterizan por buscar la transparencia de sus superiores, disfrutar de la flexibilidad horaria y geográfica que les facilita la tecnología y trabajar para seguir aprendiendo hasta colmar sus expectativas.
Una encuesta de la consultora McKinsey revela que si los líderes consiguen motivar a sus empleados más talentosos, su compromiso aumentará un 32%, su satisfacción crecerá un 46% y rendirá un 16% más.
Javier Pladevall, CEO de Volkswagen Retail España, afirma que el liderazgo actual “se basa en desaprender conceptos de gestión para volver a aprender a ser humano”. Los líderes deben conseguir formar vínculos personales con sus empleados para ganarse la mayor lealtad posible. En unos años, los ‘millennials’ significarán el 50% de la fuerza laboral a nivel mundial (actualmente son el 30%).
El liderazgo actual “se basa en desaprender conceptos de gestión para volver a aprender a ser humano”
Estos jóvenes empleados no se conforman solo con ganar dinero a final de mes, sino que también buscan conectar emocionalmente. El 65% ellos prefiere que despidan a su jefe antes que un aumento de sueldo, según una encuesta de Forbes. Y si no están felices, irán al despacho a comunicar que se marchan del trabajo.
Cuanto mayor es la bronca, mayor será el arrepentimiento
Varios estudios publicados en Journal of Applied Psychology, y replicados en la Harvard Business Review, demuestran que la cabeza del jefe también hace ‘click’ después de abroncar a su empleado. La mayoría de ellos se siente mal en base a la “teoría de la limpieza moral”, por la que todas las personas buscamos equilibrar las acciones malas con otras buenas para sentirnos mejor.
Ese sentimiento de culpa empuja al jefe a asumir conductas reparadoras después de “discutir, burlarse o ignora al empleado”. El líder intenta acercarse de dos formas al trabajador para volver a ganarse su lealtad:
1 – Muestra su preocupación por la situación y le ayuda a que se sienta cómodo en el equipo.
2 – Le ayuda a destacarse sobre el resto y le marca unos objetivos de trabajo mucho más claros así como unas expectativas de crecimiento en la empresa.
Según el estudio, cuanto mayor es el sentimiento de culpa del jefe, mayor será la reparación moral que protagonice, así como las conductas reparadores de apoyo. Los líderes que antes intentar disculparse son lo que tienen más coraje moral, porque son los más moralmente atentos.
Un “liderazgo más humano” para ser un mejor motivador
Líderes de grandes compañías como Accenture, Starbucks, Microsoft o LinkedIn, donde el ratio de millennials es aún superior, se preguntan “cómo podemos crear un liderazgo más humano y una cultura más centrada en las personas donde los empleados y los líderes estén más satisfechos y comprometidos”.
Para evitar las broncas, los jefes deben escuchar a los empleados y ayudarles con conductas de apoyo. Es primordial que los mandos superiores sepan disculparse con sus empleados y hagan algo para compensarlo. Esto hace que el ambiente de trabajo sea más saludable para el equipo
- Dirigir Hoy
- MBA Full Time