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Gestionar una propiedad inmobiliaria, ya sea rústica o urbana, es el cometido de los administradores de fincas, profesionales con conocimientos administrativos, jurídicos y económicos.
Un administrador de fincas es un profesional que trabaja en el sector inmobiliario gestionando todas las cuestiones relacionadas con el uso, la conservación y la explotación de los bienes inmuebles. Puede encargarse de inmuebles urbanos o terrenos rústicos, independientemente de su régimen de explotación (en arrendamiento, de propiedad horizontal, etc.). También puede asumir la administración de cooperativas de viviendas, centros comerciales, clubs deportivos o urbanizaciones. Si te interesa esta profesión, te explicamos cómo ser administrador de fincas y qué tareas desempeñarías como tal.
Para convertirse en administrador de fincas existen dos vías:
- Aprobar el plan de estudios de la Escuela Oficial de Administradores de Fincas, reconocido por el Consejo General de Colegios Administradores de Fincas
- Estar en posesión de un determinado título universitario y colegiarse.
Tanto el Grado en ADE como el Grado en Finanzas y Contabilidad son buenas opciones para adquirir los conocimientos administrativos, económicos, legales, laborales y fiscales necesarios para asumir las tareas de un administrador de fincas.
Además, el perfil ideal de un administrador de fincas es el de un profesional que posea las siguientes capacidades:
- Habilidades comunicativas y sociales, ya que deberá tratar con muchas personas diferentes, solucionar problemas, mediar entre inquilinos y propietarios, etc.
- Flexibilidad en la realización de sus tareas y capacidad de compaginar varias a un tiempo.
- Capacidad de planificación y de organización.
Por supuesto, es conveniente que tenga conocimientos ofimáticos y matemáticos, así como que esté al día de la legislación relacionada con la vivienda y los arrendamientos.
Funciones del administrador de fincas
La labor de gestionar la conservación y administración de un inmueble implica que el administrador de fincas puede asumir tareas muy diversas.
Si se encarga de administrar una propiedad inmobiliaria arrendada, el administrador de fincas asumirá funciones como:
- Selección de inquilinos, redacción y firma de contratos de alquiler.
- Constitución de fianzas.
- Mantenimiento y obras de reparación del inmueble.
- Cobro de rentas de los inquilinos (y actualización de las mismas) en nombre de la propiedad.
- Gestión de morosos.
Si, por el contrario, gestiona una comunidad de propietarios, tendrá que encargarse de las obligaciones estipuladas en el artículo 20 de la Ley de Propiedad Horizontal:
- Velar por el buen régimen de la casa, sus instalaciones y servicios.
- Elaborar el plan de gastos.
- Atender a la conservación del edificio, acordando las reparaciones oportunas.
- Ejecutar los acuerdos de la comunidad en materia de obras.
Así como otras funciones que le encargue la junta de propietarios:
- Dar parte de siniestros al seguro.
- Recaudar las cuotas para la comunidad y gestionar los morosos.
- Llevar la contabilidad del inmueble y realizar el pago de gastos (sueldos del personal de la finca, recibos de suministros comunes, obras, etc.) e impuestos.
- Informar sobre posibles subvenciones públicas para la rehabilitación del edificio, y encargarse de tramitarlas.
- Ayudar a mantener la convivencia entre propietarios.
- Custodiar la documentación de la comunidad.
Si, además, el administrador de fincas actuase como secretario de la junta de propietarios, sus funciones se ampliarían, pues se encargaría de convocar las reuniones, asistir y dirigir las mismas, redactar las actas y practicar las notificaciones.
Por otra parte, un administrador de fincas puede asumir la gestión de edificios con otro tipo de usos distintos a los residenciales (comerciales, industriales), o bien, realizar tareas de asesoramiento en ventas y sobre proyectos de desarrollo inmobiliario.
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