Jorge Martín
La tecnificación de las explotaciones y las plantas en las que se procesan los alimentos no para de crecer. Esto hace imprescindible aumentar la seguridad online para proteger la cadena de suministro.
En un sector que esta viviendo un proceso de transformación a una velocidad vertiginosa, numerosas explotaciones agrícolas están implementado el concepto de agricultura de precisión. Paralelamente, en las fábricas donde a posteriori se procesan estos alimentos se están desplegando nuevos sistemas de producción altamente automatizados. En este contexto, donde el numero de equipos conectados a la red crece exponencialmente año tras año, la ciberseguridad se ha convertido en un reto extraordinario para la industria agroalimentaria.
¿Cómo de importante es el problema al cual nos enfrentamos?
Para poder hacernos una idea de a qué nos enfrentamos, vamos a enumerar algunos casos reales de ciberataques sufridos por empresas del sector durante el año 2021 y sus consecuencias.
En mayo de 2021, la empresa cárnica brasileña JBS Foods, el mayor productor mundial de carne de vacuno y corral, descubrió que había sido víctima de un ransomware en sus servidores de EEUU y Australia. Como consecuencia, tuvo que suspender sus operaciones en esos países durante 15 días. Posteriormente, la empresa revelo que había pagado un rescate de 11 millones de dólares para recuperar sus datos.
En septiembre del 2021 se produjo una oleada masiva de infecciones propiciadas por distintos ransomware BlackMatter y Conti, que principalmente impactaron sobre la firma de cereales estadounidense numero 51 New Cooperativa, el grupo francés de vinos y licores La Martiniquaise, otra cooperativa norteamericana llamada Crystal Vallery, los grupos alimentarios franceses Jean Floc’h, Dalloyau y Avril, y así una larga lista que no para de crecer.
Ante tal revuelo y con los ciberataques creciendo exponencialmente, en algunos países como Reino Unido, expertos del sector, alarmaron públicamente sobre la extrema debilidad de su cadena agroalimentaria, que al ser solo un 50% autosuficiente en la producción de alimentos tiene una alta dependencia de las importaciones.
Si se produjera un ciberataque dirigido a una parte de la cadena de suministro y la consiguiera paralizar, esto afectaría en pocos días a toda la cadena teniendo consecuencias muy graves impactando directamente en toda la población. Al anular la producción o la distribución de alimentos, podría producirse una escasez que provocaría un aumento de los precios (en casos extremos, una hambruna). Y aunque este escenario parece sacado de una película de terror, los efectos del calentamiento global podrían amplificar las consecuencias de tales ataques. Según las proyecciones de los expertos de la NASA y el FIDA (Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola), el cambio climático afectará a importantes productos básicos como el trigo, el maíz y el arroz, cuyos rendimientos y producción disminuirán drásticamente de aquí a 2030.
¿Cómo pueden las empresas agroalimentarias responder a estas ciberamenazas?
Parte de la respuesta está en la tecnología y la otra parte, en las personas.
Desde el punto de vista tecnológico, las empresas deberán de invertir en soluciones y servicios específicos de ciberseguridad, tales como tecnologías IPS (Intrusion Prevention System) y EDR (Endpoint Detection and Response), así mismo la realización de auditorías de ciberseguridad periódicas donde les propongan cambios para mitigar los riesgos de recibir un ciberataque con impacto en sus operaciones se hará imprescindible.
Desde el punto de vista de las personas, es necesario que las empresas inviertan en formación de sus empleados en materia de ciberseguridad, no podemos olvidar que muchísimos ataques phishing tienen como puerta de entrada las personas, que, en su desconocimiento, pinchan sobre un enlace malicioso y abren sin quererlo las puertas de su empresa a los ciberdelincuentes.
Como estamos viendo, las ciberamenazas aumentarán en gravedad y probabilidad a medida que el sector agroalimentario siga adoptando nuevas tecnologías en los próximos años.
La adopción de nuevas tecnologías agrícolas digitales va a ser fundamental para adaptarse a los cambios que estamos viviendo, tales como el crecimiento de la población, la globalización, la desigualdad social, el cambio climático, la alteración de la superficie terrestre y la escasez de agua.
No solo debemos prepararnos para esta creciente amenaza cibernética que puede impactar en el día a día de la industria agroalimentaria, sino también para garantizar que la adopción de tecnologías que la humanidad necesita con urgencia no se retrase.
Por eso es vital que el el sector se forme en el uso de la tecnología para afrontar con éxito los desafíos del futuro de toda la cadena agroalimentaria, con titulaciones como el Máster en Transformación Digital e Innovación en el Sector Agroalimentario de UNIR.