Silvia Leal
El sistema llegó hace ya más de una década para cambiar la forma de almacenar los datos. Desde entonces, no ha perdido notoriedad en las compañías. Silvia Leal, experta en transformación digital y divulgadora científica, explica sus ventajas.
Al escuchar hablar de la nube (o cloud computing, su concepto técnico en inglés) es fácil pensar que tan solo se trata de otro término de moda en el mundo digital. Pero, ¿es tan solo eso, un nuevo término inventado por algún departamento de marketing?
Algunos podrán pensar que sí, que es otro recurso para mejorar las ventas de productos y servicios. Y más aún ahora que, por fin, se están aumentando los presupuestos dedicados a la tecnología.
Pero la realidad es otra: la nube llegó hace ya más de una década para cambiar la forma de almacenar los datos. Desde entonces, no ha perdido ni un ápice de notoriedad.
¿Por qué ha sido así? Muy fácil, porque el cloud computing trajo consigo un business case que claramente funciona.
Aclaremos conceptos. ¿En qué consiste eso de guardar los datos la nube? Es más, ¿qué datos? ¿Y cómo se guardaban antes? ¿Y dónde me quedo hoy si no quiero sumarme?
Nuevo modelo de consumo
El término cloud computing hace referencia a un nuevo modelo de consumo de tecnología que pasa de comprar productos a adquirir servicios (aplicaciones, almacenamiento, etc.). Detrás de una nube hay, por supuesto, máquinas (como toda la vida), ofreciendo, eso sí, sistemas de almacenamiento y procesamiento masivo de datos desde servidores de internet.
Este modelo permite acceder a los datos de forma inmediata, desde cualquier sitio y en cualquier momento, con mucha facilidad
Esto permite que cualquier usuario pueda acceder a ellos de forma inmediata, desde cualquier sitio y en cualquier momento, desde cualquier ordenador o dispositivo móvil y, por si fuera poco, con mucha facilidad.
Un cambio de modelo así repercute directamente sobre los costes de gestión de la información de una empresa, entre otros. ¿Por qué?
- Ya no hacen falta grandes desembolsos iniciales en infraestructura ni consultoría.
- Solo se paga por lo que se usa.
- Se reducen tanto los costes de puesta en marcha de un proyecto como los de
- Mejora claramente la
Hasta un 80% menos de gasto energético
Según los datos publicados por Red.es, el ahorro al utilizar este modelo varía, pero es muy significativo para una pyme:
- Hasta un 40% en la inversión de hardware y software
- Hasta un 31% en los costes de personal
- Hasta un 80% en el consumo energético.
¿Hacen falta más razones para utilizar la nube? Por si fuera poco, este modelo ofrece alta fiabilidad. Las oportunas medidas de seguridad (tanto en privacidad como en integridad), proporcionan unos niveles de protección mucho más altos de los que podría llegar a conseguir jamás una pyme “tradicional” por sus conocimientos.
No sólo ofrece muchas medidas preventivas frente a amenazas actuales y potenciales, sino también gran capacidad de reacción frente a una crisis inesperada. Las alternativas a la nube en un escenario así pueden resultar muy caras (por no decir inasumibles) para muchas empresas.
Adaptación al ritmo que se necesite
Subirse a la nube ofrece también mucha flexibilidad, puesto que se trata de entornos que permiten crecer (o decrecer) al ritmo que se necesite, lo que evita tener que hacer inversiones “por si acaso”, y sin saber con seguridad que se van a aprovechar. Además, la puesta en marcha de nuevas aplicaciones o servicios es mucho más rápida.
La nube ofrece, en pocas palabras, estas tres grandes ventajas:
- Ahorro
- Flexibilidad
- Escalabilidad
Este último punto es algo crítico para una pyme, pero también para las grandes empresas a las que a menudo se les exige crecimiento, a la vez que reducción de costes. Son las razones por las que la computación en la nube no ha dejado de ganar velocidad a partir del 2008, durante unos años cargados de mucha dureza por la virulencia de la crisis, puesto que era una de las claves para sobrevivir.
Es el momento de aclarar que todo esto no implica que haya que subirlo todo a la nube. Todos entendemos que, como es lógico, detrás de una decisión así hay también una cierta pérdida de control. ¿Están mis datos en buenas manos? Un problema con la gestión de los datos puede llegar a suponer un riesgo de máxima gravedad para cualquier compañía.
Evitar el daño reputacional
Tan solo hay que recuperar unas cuantas noticias para ver el impacto que ha tenido un robo de datos sobre casos de empresas grandes. A modo de ejemplo, podemos acudir a las historias de empresas como Yahoo, Sony, JP Morgan o Facebook. Pues bien, ¿alguien cree que todo esto no le afectaría a una empresa pequeña? El riesgo sobre el negocio es brutal, entre otras muchas cosas, por el daño reputacional.
En determinadas compañías se termina adoptando un modelo híbrido entre la nube y el modelo tradicional
Por ello, hay determinadas compañías con aplicaciones en las que es necesario es mantener el control total, escenarios en los que, al final, la mejor decisión acaba siendo un modelo híbrido entre la nube y lo tradicional (o una nube privada).
En esta línea, la clave está en decidir qué debe estar ahí arriba y qué debe permanecer bajo la infraestructura propia, así como un marco temporal para esta migración. En resumen, se trata de definir una estrategia de adopción alineada con los objetivos de la empresa
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