UNIR Revista
Cada vez es más habitual que las empresas elaboren una guía de conducta para sus directivos y empleados acorde a sus valores y propósito: es el denominado código de ética.
Las empresas nacen con el fin de producir bienes y servicios para el mercado y generar valor, pero también realizan una función social. De un tiempo a esta parte la responsabilidad social empresarial y el cumplimiento normativo han ganado importancia dentro de las organizaciones. Así, la sociedad espera de ellas y de quienes las dirigen un comportamiento ético. Es por ello que el código de ética de una empresa está cada vez más extendido.
El código ético o código deontológico de una empresa es una guía en la que se establecen los principios de actuación de la compañía, acordes a la legalidad pero también a la misión y valores empresariales. El código de ética determina qué está bien y qué no en el comportamiento de propietarios, directivos y empleados, así como en la relación de estos con socios, proveedores, clientes y el conjunto de la sociedad. Gracias al código de ética, quienes integran una organización pueden conocer claramente qué comportamiento profesional se espera de ellos.
Aunque tener un código ético no es obligatorio para las empresas, contar con uno no es solo cuestión de imagen, sino que además ayuda a evitar problemas futuros —tanto legales como de reputación— y contribuye a mejorar el clima laboral.
Claves para la creación del código de ética de una empresa
El primer paso para crear un código ético es nombrar a una persona o equipo para que se haga cargo de su elaboración. Este equipo recibe diversos nombres (comité de ética, unidad de cumplimiento, etc.) y suele reportar directamente al consejo de administración.
Revisión de la misión, principios y valores empresariales
El proceso de crear el código de conducta comienza por una revisión de la misión, principios y valores empresariales. Estos serán los que guíen la conducta de todos los que integran la organización. Al elaborar el código de ética pueden consultarse ejemplos de otras empresas que sirvan de inspiración, pero es igualmente útil tener en cuenta la opinión de los diferentes miembros de la empresa, y revisar qué problemas de ética ha habido en el pasado en el seno de la empresa y cómo se han afrontado.
Redacción y aprobación del código ético
Con todo ello, la empresa puede redactar su propio código de ética. El documento ha de indicar las normas de comportamiento que se esperan de todos los miembros de la compañía en su actividad diaria, y también recoger sanciones y procedimientos de denuncia internos para el caso de que se produzcan infracciones del código.
Difusión en la compañía
Una vez aprobado el código deontológico, es primordial que se comparta con todo el personal para que todos sepan cuáles son sus responsabilidades y obligaciones y a qué valores han de ajustar su actuación y la toma de decisiones. El código de ética también suele difundirse públicamente, por ejemplo, a través de la página web de la empresa.
Abierto a cambios y actualizaciones
Por último, las empresas han de entender que el código de ética no puede ser un documento inmutable, sino que ha de estar abierto a revisión y adaptación a los cambios de cultura empresarial, tarea de la que se encargará el comité de ética.
Las acciones de las empresas tienen efectos en la sociedad. Por ello, la responsabilidad social corporativa y la ética empresarial no deben ser palabras vacías. Así lo transmite el programa de estudios del Grado en ADE online de UNIR desde el primer momento, a través de diferentes asignaturas en las que se analizan estos conceptos.