Kateryna Bondar
Los millennials llevan al lugar de trabajo comportamientos, normas y valores que a menudo se contradicen con las expectativas y formas de trabajar en las organizaciones tradicionales. Las tensiones resultantes plantean desafíos pero también grandes oportunidades.
Los millennials llevan al lugar de trabajo comportamientos, normas y valores que a menudo se contradicen con las expectativas y formas de trabajar en las organizaciones tradicionales. Las tensiones resultantes plantean desafíos pero también grandes oportunidades.
Los jóvenes trabajadores piden una mayor flexibilidad laboral que la generación anterior. Piden también participar en el desarrollo de objetivos que les interesen y flexibilidad para conectarse y desarrollar sus propias redes. No se adaptan fácilmente a las formas de trabajar tradicionales en la industria, a las organizaciones jerárquicas y a los modos de toma de decisiones burocráticos. Todas estas preferencias plantean desafíos a las organizaciones. Los “planes de carrera” para los trabajadores del conocimiento son mucho más dinámicos y menos predecibles que anteriormente. La estabilidad laboral, preferida por los baby boomers, está siendo reemplazada lentamente por un poderoso deseo de desarrollo profesional. A los ojos de los ejecutivos, los trabajadores que crean conocimiento en la empresa determinan su ventaja competitiva y representan las capacidades de esta para continuar aprendiendo.
Para los nativos digitales, divertirse mientras trabajan y ser parte de aquellos que “cambian el mundo” juega un papel crucial en el trabajo que hacen. De ahí que muchas empresas hayan abierto e incluso incentivado el uso de redes sociales entre sus empleados. Estas firmas están seguras de que los proyectos desafiantes en los que los empleados pueden desarrollar sus propias ideas y ser creativos proporcionan más incentivos a los nativos digitales que un salario más alto. Muchas empresas ya han empezado a construir las relaciones con sus trabajadores basadas en resultados y en la confianza, en lugar de dirigir y controlar el tiempo pasado en la oficina.
Como el empleo de larga duración es cada vez más escaso, los jóvenes empleados pierden el interés en permanecer en el mismo lugar de trabajo durante varios años. Los millennials sienten que fácilmente podrían moverse de compañía en compañía. Cuando los empleados deciden marcharse, se debe reconocer su valioso servicio, pero al mismo tiempo hacerlos participar en redes de antiguos empleados para que permanezcan vinculados. Esto no solo amplía la red de la empresa, sino que da a los jóvenes la oportunidad de volver cuando surge la oportunidad.
El uso de redes sociales ha hecho posible que los profesionales de todo el mundo puedan obtener asesoramiento de sus colegas y compartir experiencias con solo un clic del ratón. Aunque muchas organizaciones expresan su preocupación por el riesgo de pérdida potencial de conocimiento del que son propietarias, otras expresan optimismo porque los beneficios superan los riesgos. La clave parece estar en conseguir una agilidad organizativa para abrazar la apertura y las oportunidades de aprendizaje a través de las redes individuales.
Solo comprometidos con el ecosistema emergente de la información, las empresas pueden mantener una conciencia de la expansión de las oportunidades para aprender y crear valor. La gestión de los riesgos mediante una experimentación controlada y un compromiso delimitado con las redes más amplias es mejor opción que quedarse al margen con el riesgo de ser superados por los competidores.
Profesora de Innovación y Gestión de la Tecnología, MBA e IMBA
- Máster Ejecutivo en Dirección y Administración de Empresas (EMBA)