UNIR Revista
La capacidad de liderazgo que se presupone en un cargo directivo no tiene por qué ser una cualidad innata, ya que existen técnicas y métodos que desarrollan esta y otras habilidades directivas.
Tener un puesto de mando en una empresa implica estar dispuesto a formarse continuamente para mejorar las habilidades directivas que ya se poseen de manera natural y para adquirir aquellas que no se tienen. De lo buena que sea esta formación depende en gran medida el desarrollo profesional exitoso de los ejecutivos de hoy en día.
Las destrezas para dirigir un equipo habitualmente no llegan solas y, por este motivo, es importante que ya desde el inicio los futuros mánagers adquieran las competencias necesarias al respecto. En el Máster MBA online en Dirección de empresas de UNIR una parte fundamental la ocupa precisamente la formación enfocada al desarrollo de habilidades directivas.
Claves para el liderazgo de un equipo
Ser competente en un trabajo no equivale necesariamente a ser un buen directivo. Para ejercer un puesto de mando se requieren ciertas habilidades directivas y quienes desempeñan estas labores con solvencia se caracterizan por:
Poseer excelentes dotes comunicativas.
Una parte esencial del trabajo gerencial consiste en transmitir de manera clara lo que necesita de su equipo.
Saber escuchar.
Entender las necesidades de los miembros del staff resulta crucial a la hora de crear una atmósfera de trabajo productiva y agradable.
Liderar con confianza en sí mismos.
El autoconocimiento es la base para un liderazgo fuerte que traiga consigo la credibilidad de los empleados.
Cuidar al máximo de su equipo.
Los mejores mánagers tienen muy claro que el recurso más valioso con el que cuentan es su gente y, por ello, miman al máximo a sus empleados primando en todo momento su bienestar.
Tomar decisiones y resolver conflictos.
Un directivo debe poseer gran agilidad mental para sopesar los pros y contras de una situación, tomando una decisión lo más rápidamente posible. Además, resultará fundamental que sea un líder respetado que sepa mediar entre sus ayudantes para solucionar las fricciones que siempre surgen.
Técnicas para desarrollar las habilidades directivas
Si bien convertirse en un gran CEO (siglas en inglés de Chief Executive Officer), requiere tiempo y experiencia, existen ciertos métodos que pueden trabajarse para mejorar las habilidades directivas. Precisamente, la gestión de personas es una de las diez cualidades principales que se necesitan para prosperar en el mercado laboral actual, según el Foro Económico Mundial. Ya se trate de un gerente experimentado o de un aspirante a director, existen técnicas a seguir para mejorar la forma de guiar y supervisar a los demás:
Definir la visión empresarial y transmitirla
En las compañías modernas se considera totalmente obsoleta la consideración de que a los subordinados se les paga para obedecer órdenes y no para pensar. Un directivo actual debe saber involucrar a su equipo para que cada miembro dé lo mejor de sí mismo aportando todo su talento. Para ello, es recomendable reunirse periódicamente y enviar correos después de cada reunión con los temas abordados.
Cultivar la confianza en uno mismo a través del autoconocimiento
Los directivos que saben cuáles son sus motivaciones y emociones suelen responder mejor en situaciones inesperadas de crisis. El conocimiento de uno mismo puede lograrse a través de técnicas como la meditación diaria o pidiendo opinión a los propios compañeros.
Trabajar para ser mejor comunicador
Para lograrlo lo mejor es practicar a menudo haciendo partícipe a la totalidad del equipo. Es importante crear una atmósfera en la que todos se sientan cómodos para compartir sus ideas. Las habilidades comunicativas del líder son el sello distintivo de los buenos dirigentes y lo más adecuado para implementarlas es utilizarlas continuamente.
Construir confianza
Una buena forma de hacerlo es admitiendo los errores, ya que así los integrantes del equipo se sentirán más cercanos. Se generará respeto, lealtad y confianza, convirtiendo al directivo en alguien más fuerte, porque a menudo hay que ser valiente para dar este paso y será visto como un líder que trata de avanzar superando sus equivocaciones con las aportaciones de su personal. Si el líder actúa de este modo, invita a que los demás hagan lo mismo y se genere el clima deseado de confianza.
Mejorar la educación
El camino de la formación continua es siempre una buena opción, ya sea a través de posgrados, másteres, cursos formativos o cualquier otro tipo de enseñanza. Además del contenido en sí, permitirán a los directivos conocer y estar en contacto con profesionales de su sector, convirtiéndose en una poderosa herramienta de networking.
Gestionar el tiempo de manera eficaz
No hay nada más frustrante que tener infinidad de tareas sin completar y sentir que no es posible realizarlas todas de manera competente. El estrés de estar en un cargo directivo puede jugar en contra de la salud y, para ello, resulta crucial aprender cómo organizar el tiempo asignando fechas realistas a cada proyecto y delegando cuando sea preciso.
Según concluyen la mayoría de expertos, el éxito de los buenos directivos radica en permanecer siempre atentos a las nuevas necesidades que puedan aparecer y en estar continuamente preparándose para afrontar esos cambios a través de una formación lo más heterogénea y amplia posible.
