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En economía, la eficiencia de Pareto se da cuando no es posible mejorar el bienestar de ningún individuo sin empeorar el de otro.
En el ámbito de la economía, la eficiencia de Pareto —también denominada óptimo de Pareto— es una noción que implica que existe un punto de equilibrio en el que no es posible mejorar la situación de un individuo sin perjudicar a otro. Este concepto se denomina así por Vilfredo Pareto, economista italiano de finales del siglo XIX que centró sus estudios en la eficiencia económica y la distribución de la renta, y estableció que la competencia perfecta asigna eficientemente los recursos.
El concepto de eficiencia de Pareto puede aplicarse tanto al consumo como a la producción. Así, en el caso del consumo, una asignación de recursos es eficiente en el sentido de Pareto cuando los individuos o los colectivos no pueden mejorar su bienestar sin perjudicar el de otro u otros. Es decir, si redistribuimos los bienes y damos más bienes a un individuo tendremos que quitárselos a otro, pero ese intercambio no va a producir una mejora del bienestar al primero.
Por tanto, a partir de una asignación inicial de bienes entre un conjunto de individuos, un nuevo reparto que al menos mejore la situación de un individuo sin hacer empeorar la de otro se denomina mejora de Pareto. Cuando no pueden alcanzarse nuevas mejoras, la asignación se denomina “pareto-eficiente” o “pareto-óptima” y se considera como eficiente.
Pongamos un ejemplo: una economía con solo dos individuos, A y B, que solo pueden acceder a dos bienes, manzanas y chocolatinas. El individuo A concede una utilidad a la segunda y sucesivas unidades de manzanas de 5 y a las chocolatinas de 3, mientras que para el individuo B la utilidad de la segunda manzana y sucesivas es de 3 y la de las chocolatinas es 5.
La situación de partida es que A tiene una manzana y dos chocolatinas (por tanto, la segunda chocolatina le da una utilidad de 3) y por su parte B posee una chocolatina y dos manzanas (por tanto, la segunda manzana le reporta una utilidad de 3). En este caso, no se ha logrado la eficiencia de Pareto, que sí se alcanzaría si los individuos intercambiasen uno de sus bienes, de forma que el individuo A tuviese una chocolatina y dos manzanas (la utilidad que le daría la segunda manzana sería 5) y el individuo B una manzana y dos chocolatinas (esta chocolatina extra le daría una utilidad valorada en 5). En el primer caso, la utilidad total sería de 6 mientras que en la segunda situación se alcanzaría un 10, es decir, se maximizaría la utilidad y así se lograría la eficiencia según el criterio de Pareto.
La eficiencia de Pareto también puede buscarse en la producción, aunque aquí lo que se maximiza no es la utilidad, sino la producción. La eficiencia se obtiene en el punto en que se asignan los factores de producción de la manera más óptima posible; en otro caso, podríamos producir más bienes de un tipo, sin embargo, eso supondría tener que producir menos bienes de otro.
Aplicación de la eficiencia de Pareto en la economía del bienestar
La economía del bienestar es la rama de las ciencias económicas que aborda las cuestiones relativas a la eficiencia económica y al bienestar social. Algunos autores han alegado que la eficiencia de Pareto es una condición necesaria pero no suficiente para el bienestar social. Y es que la eficiencia en el sentido de Pareto no tiene en cuenta conceptos como la igualdad, la equidad o la justicia social; esto es, el óptimo de Pareto no es sensible a desequilibrios e injusticias en la asignación de recursos.
Por lo tanto, puede darse una situación de extrema desigualdad y ser, sin embargo, pareto-eficiente. Podemos verlo con un ejemplo: en una economía en la que se reparten 10 bienes entre dos individuos, cualquiera de las asignaciones posibles (9 para el primero y 1 para el segundo, 5 para cada uno, etc.) serían óptimos de Pareto (aunque pueda no parecernos justo el reparto), puesto que una vez asignados los bienes, para mejorar la situación de un individuo habría que empeorar la del otro. No serían eficientes, en cambio, asignaciones en que solo se distribuyeran 9 de los 10 bienes entre los dos, o bien pretender repartir 11 bienes (ya que no existen recursos suficientes para ello).
Además, el concepto de eficiencia en el sentido de Pareto es limitado, porque no sirve para comparar situaciones que se dan en el mundo real, en donde a menudo una determinada actuación solo puede mejorar el bienestar de algunas personas a costa de empeorar el de otras. Pese a estas limitaciones, en muchas decisiones económicas sobre reparto de bienes, servicios o factores de producción se tiene en cuenta la asignación eficiente en el sentido de Pareto.
La eficiencia de Pareto es un concepto clave en economía que, al igual que otras cuestiones que intervienen en el proceso de toma de decisiones económicas, forma parte del plan de estudios del Grado en Economía y del Grado en Finanzas y Contabilidad.
