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Elon Musk y Twitter, o lo que nunca debería hacerse en recursos humanos

El terremoto que ha provocado uno de los hombres más ricos del mundo en la compañía del pajarito azul continúa causando réplicas que no permiten ver cuál será su alcance final. Javier L. Crespo, director del Máster en RRHH de UNIR, analiza la situación desde el punto de vista del capital humano.

Musk entra en la sede central de Twitter en San Francisco.

Elon Musk entraba el pasado 26 de octubre en la sede central de Twitter en San Francisco lavabo en ristre y con una amplia sonrisa, que con el paso de los días fue poco a poco desapareciendo. La pieza blanca de porcelana que portaba era toda una declaración de intenciones, porque avisaba de un modo muy gráfico que llegaba para limpiar a fondo la compañía. De hecho, a la semana de comprar Twitter por 44.000 millones de dólares ya había despedido a la mitad de la plantilla, incluida la mayoría de los principales ejecutivos. Con lo que no contaba es con que otro número importante de sus empleados prefiriese buscar nuevos aires laborales y dejar la empresa ante las nuevas condiciones que anunciaba Musk nada más llegar.

Un error de cálculo y de performance que ha sumido a este gigante de las redes en una incertidumbre a la que los analistas no le ven de momento una salida. “Aquellos que trabajamos en recursos humanos, en la formación de profesionales y directivos, estamos asistiendo atónitos al comportamiento de Elon Musk en las últimas semanas. Aunque la verdad es que ya llueve sobre mojado si recordamos la ruptura de sus compromisos ante los despidos semestrales en Tesla años atrás”, afirma Javier L. Crespo, director del Máster Universitario en Dirección y Gestión de Recursos Humanos de UNIR.

F. Javier Crespo
Javier L. Crespo.

Líneas rojas

Crespo, que es doctor en Psicología y ha trabajado los últimos 20 años dirigiendo el capital humano en distintas compañías, como Quirón Salud, Global Group o Decal, asegura que Musk ha rebasado varias líneas rojas que le pasarán factura en los próximos meses.

La primera, y la más importante, suspender sine die el teletrabajo. “Es muy llamativo que haya acabado de un plumazo con toda la política de home office que tenía la empresa, porque ha cercenado la posibilidad de conciliación de la vida personal y familiar con la profesional, y contraviene las expectativas del talento tecnológico, que valora mucho la flexibilidad laboral y trabajar sin un horario fijo. Esto está detrás de la importante salida de gente de la compañía”, afirma Crespo.

Este experto en RRHH cita a la reconocida gurú del management Lynda Gratton, profesora de la London Business School, que ya hace tiempo, y más a raíz de la pandemia del Covid-19, lo acreditaba cuando empezó a estudiar el trabajo híbrido en las organizaciones y recomendaba repartir al 50% el trabajo entre la oficina y casa, y sin horarios fijos, especialmente en las compañías tecnológicas como lo es Twitter.

“Qué cada cual adapte su horario a las tareas de su trabajo y a su ritmo circadiano. Eso sí, sin olvidar la coordinación con el equipo. Es una cuestión muy importante para fidelizar talento y conciliar. El trabajo hoy es para los jóvenes un elemento más de su vida, ya no está en el centro”, dice Crespo, que explica que “el teletrabajo ha venido para quedarse, aunque cuando se producen grandes procesos de cambio siempre hay grandes detractores, y Musk es uno de los mayores en este tema. Pero ya existen investigaciones que demuestran que la productividad no se ve alterada e incluso es mayor en determinadas empresas que lo aplican”.

Crespo considera que, a la hora de elegir entre distintas opciones de trabajo, la retribución y los beneficios económicos siempre están en primer lugar, sobre todo en Estados Unidos, donde no hay Seguridad Social, y después el clima y las condiciones de trabajo.

Para este experto en capital humano, “la feroz animadversión de Musk ante el hybrid work, recomendado por instituciones tan relevantes como la Asociación Americana de Psicología (APA), entre otras, demuestra la poca empatía con las necesidades de las personas que albergan sus empresas. El impacto no sólo es en aquellos que se les ha cercenado la posibilidad de conciliar su vida personal con lo laboral, sino también en aquel talento que algún día pudiera estar interesado en trabajar en el imperio Musk. La marca empleadora (employer branding) deja de ser atractiva para todo el talento tecnológico, que no entiende el trabajo única y exclusivamente en la oficina”.

La segunda línea roja que ha traspasado el fundador de Tesla tiene que ver con la carga de trabajo. Casi nada más desembarcar, Elon Musk exigió a sus empleados trabajar mucho más y superar ampliamente las 40 horas semanales que cumplían los trabajadores antes de su llegada con el objetivo de levantar Twitter. La red perdió en el conjunto de su último ejercicio fiscal (2021) 221 millones de dólares (unos 193 millones de euros), aunque supuso una mejora significativa para las cuentas de la empresa, que el año anterior había perdido cinco veces más dinero.

“Es de nuevo otra forma más de intervenir en esos dominios de la vida que no son el trabajo, porque trabajar muchísimas horas más afecta al tiempo que dedicas a tu familia, a tu vida personal, a tu ocio y a tu formación en un momento dado. Y como dice la OIT, trabajar más de 50 horas semanales supone un riesgo para la salud. Es lamentable en el siglo XXI ver, como hemos visto, a gente durmiendo en la oficina y más en Estados Unidos, que es un país que está a la vanguardia de muchas cosas”, sostiene el director del Máster en RRHH, que con más de 500 alumnos al año en dos convocatorias (diciembre y abril) es la segunda titulación más importante de la Facultad de Empresa y Comunicación de UNIR, por detrás del MBA. Una tercera parte de sus estudiantes son sénior y directivos de área de empresas.

Este especialista destaca otro gran error de Musk, que tiene que ver con el propósito del “jefe twit”, como pasó a llamarse Musk durante los primeros días en su perfil de Twitter, donde cuenta con casi 120 millones de seguidores. “Además de comunicar su intención de reflotar la compañía, le ha faltado conectar y comunicar con el talento de la empresa. Es muy importante dar un propósito claro a tus empleados, a la gente que trabaja contigo. Necesitaban un motivo para dedicar muchas más horas de las establecidas a su trabajo. Muchos de los líderes de la compañía ya no están, y eran los que estaban tirando del carro, y como dijo uno de ellos: hacer más rico al hombre más rico del mundo no motiva. Esta falta de trasparencia ha provocado la desbandada de más de 7.000 personas, entre despidos y renuncias en poco más de dos semanas”, asegura.

Choque de culturas

Crespo intenta explicar la actitud radical de Elon Musk en Twitter. “Sin duda alguna, no ha querido ver que no es lo mismo gestionar un gigante tecnológico de las redes sociales que dos compañías industriales como Tesla o SpaceX, que además son empresas creadas por él desde el inicio, a su imagen y semejanza. Y no como Twitter, donde lo que ha ocurrido es una ruptura inmediata con la cultura anterior. Esto es muy importante porque el talento estaba muy adaptado ya a la cultura que había y, sin explicaciones, ha despedido a muchos de los líderes naturales de la compañía, algo que no ha gustado a la mayoría de los empleados. Para mí es un error enorme de liderazgo el que ha cometido”.

Pero el caso de los despidos masivos en Twitter no ha sido, es y será el único que ocurra. El problema es cómo se ha hecho todo. Crespo cita algunos precedentes, como el de hace unos años en Duracell, que afrontó, de golpe, más de 20.000 despidos en distintos países ante el riesgo de su situación económica. “En ese caso, como ha ocurrido en otros, hubo un gran ejercicio de trasparencia en todo momento y a todos los niveles de la compañía. Fue una situación bien llevada, que provocó pocos litigios y que recondujo bastante bien la situación. Musk ha generado una terrible incertidumbre sobre lo que va a hacer y una mala reputación corporativa que ha provocado la salida de clientes y del talento”, subraya.

Estilo directivo

Según este experto en recursos humanos, “aquí la clave ha sido la comunicación, que debería emanar de la alta dirección, de él y su equipo hacia abajo. Identificar y contar un propósito con el que se pueda identificar el talento de la compañía. Y, por último, las formas que ha utilizado, que son fundamentales cuando tratamos de personas. Y hay que recordar que para levantar una compañía son necesarias las personas. Ahora existe un gran riesgo de que Twitter empiece a fallar, porque no hay personas suficientes detrás para soportar el mantenimiento y la tecnología que esta compañía lleva detrás”.

Seguramente, ni el propio Elon Musk pueda dar una cifra con precisión, aunque las estimaciones oscilan en que ahora mismo queda entre una décima parte y un tercio de la plantilla que había antes de su llegada, es decir, unos 2.700 trabajadores. Es algo que ha dado pie a especulaciones sobre una posible caída de Twitter, según han informado algunos medios de comunicación durante estos días.

Perfil top del talento tecnológico

“Llevamos dos décadas hablando de la guerra del talento por la revolución digital. El talento IT es muy escaso a nivel mundial y la red social tenía fama de contar con unos de los mejores ingenieros de todo el sector, por lo que a los trabajadores que han salido de Twitter no les faltarán ofertas. Para mí el problema es la falta de profesionales, porque las universidades no somos capaces de atraer a suficientes estudiantes hacia este tipo de estudios, que son claves. Hoy existen muchísimas más necesidades que personas dispuestas a cubrirlas”, apunta.

Pero, pese a todo, Crespo mantiene un punto de optimismo. “Musk ha demostrado en otros momentos de su historia que sí sabe hacerlo y muy bien. Yo creo que no ha valorado bien qué es Twitter y no se esperaba esta situación. El perfil autocrático, emperador, que ha adoptado ha sido un error y no ha tenido en cuenta lo más importante en una empresa, que es el know how de tu personal, de la compañía, porque la tecnología, que está ahí, la manejan las personas”.

“Lo bueno es que hay muchos líderes que toman conciencia de los errores que cometen y yo albergo la esperanza de que Musk lo haga y rectifique. Tengamos fe. Será bueno para todos”, concluye Crespo.

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