El factoring es un mecanismo de gran utilidad para una empresa, ya que permite cobrar de forma anticipada una factura a su favor a cambio de una comisión.
La liquidez o capacidad para obtener dinero en efectivo con el que afrontar pagos a corto y medio plazo es un elemento clave para el buen funcionamiento de una empresa. El contrato de factoring es una de las herramientas al alcance de las empresas para obtener o mejorar su liquidez.
El factoring o factoraje es un mecanismo que permite a una empresa traspasar el cobro futuro de un crédito o factura a su favor a cambio de obtener de forma inmediata el importe correspondiente. El factoring se realiza mediante un contrato suscrito con un banco o una entidad de financiación y tiene un coste o comisión para la empresa que lo suscribe.
El contrato de factoring ofrece varias modalidades:
- Sin recurso: la entidad de factoring asume el riesgo de insolvencia del deudor.
- Con recurso: el cedente responde de la solvencia del deudor.
- Con notificación: el factor y/o el cedente notificará al deudor la cesión del crédito. Tras la notificación, el deudor queda obligado con el nuevo acreedor.
- Sin notificación: el deudor no tiene conocimiento de la cesión y paga al cedente, quedando el cedente obligado a abonar el importe del crédito anticipado al factor.
Para las empresas, contar con un mecanismo como el factoring les permite ampliar su capacidad de financiación y tener liquidez inmediata. Con esta liquidez se mejoran ratios fundamentales para la salud financiera de la compañía, como el de endeudamiento y el de circulante, ayudando a una mejor planificación de la tesorería y evitando así los riesgos de impago, morosidad y fallidos.
Un ejemplo de factoring
Para comprender mejor este mecanismo imaginemos una situación comercial ante la que se podría realizar un contrato de factoring. La empresa Telas Martínez S.L. es el proveedor de varios comercios minoristas y otros negocios. Ha cerrado un pedido de 3.000 euros con uno de sus clientes y la factura de esta operación tiene un plazo para ser pagada de 60 días. Pedro, dueño de Telas Martínez S.L., necesita esos 3.000 euros antes de 60 días para tener liquidez y afrontar pagos corrientes de su negocio.
¿Qué puede hacer? Una factura es un crédito comercial y cualquier empresa que genere cuentas a cobrar tiene capacidad para suscribir un contrato de factoring. Mediante este contrato, Pedro entrega a la entidad la factura pendiente de cobro y, a cambio de un porcentaje de ese dinero a cobrar, le entregará de forma inmediata el dinero en efectivo.
Así, Pedro se decide a firmar un contrato de factoring con una comisión del 5% sobre el monto de la factura y la entidad le abona en el momento 2.850 euros. Pedro recibe 150 euros menos a cambio de recibir el monto de esa factura de forma anticipada. Cuando el plazo de la factura cumpla, la entidad cobrará al cliente los 3.000 euros que debe a Telas Martínez S.L.
Como vemos en este ejemplo, en un contrato de factoring intervienen varias figuras:
- El cedente o cliente: es la empresa que genera un crédito comercial y que quiere obtener su cobro de forma anticipada.
- El deudor: es el obligado al pago del crédito comercial.
- El factor: el banco o establecimiento financiero de crédito que presta el servicio de factoring.
Para suscribir un contrato de factoring la vía más frecuente es la cesión del crédito comercial. Esta operación está regulada en el Código de Comercio y en el Código Civil sobre transmisión de créditos y derechos incorporales. Cuando el crédito comercial que se cede mediante factoring esté a cargo de alguna entidad de la Administración Pública se aplicarán los preceptos correspondientes de la Ley de Contratos del Sector Público.
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