Ana Gugel
Campeón del europeo de fútbol sub-21 en 2019, semifinalista en 2021 y plata en los pasados JJ.OO. Luis de la Fuente, seleccionador olímpico y sub-21, nos da las claves para preparar un equipo ganador.
Formar parte de La Rojita puede significar el trampolín para llegar a la selección absoluta, una oportunidad para los jugadores de alcanzar su sueño. Pero su posición en el campo, su fortaleza psíquica o su preparación física tienen un gran trabajo detrás.
Toca mirar al banquillo, al cuerpo técnico, y a su destreza para sentar las bases de un gran equipo. ¿Cómo conseguirlo? ¿Cómo se construye un grupo ganador?
En la openclass El camino hacia el éxito deportivo, el seleccionador olímpico y sub-21, Luis de la Fuente, detalló los pilares para lograrlo y los desafíos a los que se enfrenta.
Los pilares del éxito
Para él, la cohesión del vestuario es un elemento necesario en el objetivo de alcanzar destacados triunfos. Los jugadores y el cuerpo técnico deben trabajar en equipo, con unos valores comunes.
De la Fuente define en cuatro puntos las bases del éxito:
- Elegir bien
- Crear
- Puesta en marcha
- Feedback
El primer elemento, elegir bien, es para el seleccionador sub-21 la base de su trabajo. “Sabemos qué queremos, hacia dónde nos dirigimos; tenemos una idea muy clara del camino que tenemos que seguir”.
Con esta meta definida, es la hora de elegir un perfil de futbolista, que se adapte a la idea de juego que identifica a la selección. Con este objetivo, el equipo técnico evalúa a los jugadores que pueden formar parte del equipo. Los preparadores, los técnicos de porteros, los analistas o los scouting (ojeadores) estudian las distintas posibilidades para conformar una plantilla competitiva.
“No podemos equivocarnos. La elección de los jugadores es determinante para el éxito. Queremos buenos futbolistas y, también, que muestren una serie de valores. Serán mejores en la medida que sean buenas personas”, apunta De la Fuente.
Por esta razón, dentro del cuerpo técnico es destacable la labor de los tutores, que hacen un seguimiento a los futbolistas más jóvenes en su formación y valores.
La creación de un equipo
Una vez escogidos los jugadores, el siguiente paso es construir el equipo. En esta fase son necesarias las dinámicas de grupo, para superar el gran reto al que se enfrentan las selecciones y que señala Luis de la Fuente: “Conseguir cohesionarlos en poco tiempo. Las concentraciones son periodos muy cortos, por lo que hay que sacarle el máximo rendimiento a cada segundo. No hay un contacto continuo como pasa en los clubes”.
En esas escasas horas que se comparten, otro de los objetivos es “lograr que se identifiquen con los valores esenciales de la selección, como son el orgullo de vestir una camiseta, la exigencia máxima, reconocer la importancia de ser un futbolista internacional y ser conscientes de que representan un ejemplo para muchas personas”, detalla el seleccionador sub-21.
En este momento, es vital el contacto que los técnicos de la selección mantienen con los clubes. “Necesitamos evaluar no solo las cualidades como deportistas, también las condiciones en las llegan. Por eso, es indispensable la relación y coordinación con los distintos equipos en los que juegan. La exigencia es máxima en la selección, y debemos evitar `echarles a los leones´ como suele decirse coloquialmente”, subraya.
Señas de identidad
Otro aspecto que resulta clave es el estilo de juego. Los futbolistas deben interiorizarlo, porque identifica a la selección. Este es el inicio de la fase tres: la puesta en marcha.
“Realizamos pequeñas pretemporadas. En ellas, preparamos los partidos con el fin de desarrollar el juego que nos caracteriza. Analizamos a los rivales viendo sus últimos encuentros disputados. Evaluamos el clima de la ciudad en la que tendrá lugar la competición o cómo puede afectar el jet lag a nuestro rendimiento. Al final, las competiciones constan de muchos partidos, con poco tiempo de recuperación y este trabajo previo es vital”, explica.
En esos análisis, los futbolistas también se preparan para el feedback. Tienen que asumir las críticas, que siempre son constructivas. “Todo va dirigido a la mejora, a reforzar el trabajo y la dedicación de un jugador. Grabamos los entrenamientos, lo que nos permite ver los puntos que debemos perfeccionar. También visualizamos los partidos que jugamos, para buscar las fortalezas y las correcciones. Es importante aceptar la crítica como parte del aprendizaje”, indica De la Fuente.
Preparados para la presión
No es fácil aguantar la presión. En la Liga, un mal partido se puede compensar a lo largo de las jornadas; en la selección, dos minutos malos te dejan fuera de una competición. Formar parte del combinado nacional supone estar expuesto al foco mediático, porque a muchos no se les reconoce hasta que juegan con La Roja.
Por eso, una de las labores fundamentales de los entrenadores y del resto del equipo técnico es el apoyo a los jugadores para que puedan afrontar las situaciones difíciles. El seleccionador sub-21 considera que es esencial “orientarles y ayudarles a gestionar estos momentos, que aprendan a enfocarlos bien. Hay una parte de educadores, siempre buscando un equilibrio que les haga entender que todos son importantes, pero nadie imprescindible”, subraya.
Una tarea conjunta
Se trata de un trabajo cohesionado que también desarrollan todos los entrenadores de las distintas categorías. Porque los futbolistas que están en las más bajas son los jugadores del futuro. “Casi el 100% de los que compiten en la selección absoluta han pasado por las diferentes categorías inferiores. Ya llevan interiorizados los valores y el estilo de juego”, explica De la Fuente. Un ejemplo de todo ese trabajo, del paso por las distintas categorías y del crecimiento como jugador y persona es para él, Andrés Iniesta.
Esa evolución de los futbolistas y la llegada de muchos de ellos a La Roja significa para el cuerpo técnico y los entrenadores un reconocimiento al esfuerzo y la labor conjunta que realizan.
La cohesión, los valores, el trabajo en equipo o la planificación son algunos de los pilares de esos logros. Elementos que deben encajar para crear un grupo que alcance importantes triunfos deportivos, no solo en la alta competición. Para aquellos que construyan y dirijan un equipo o quieran hacerlo, hay opciones de formación que ayudan a adquirir habilidades y herramientas para conseguirlo, como las titulaciones de UNIR relacionadas con este ámbito. ¿Quieres dar un paso más?
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