UNIR Revista
La aplicación de la ISO 31000 contribuye a incrementar la operatividad de cualquier empresa minimizando o eliminando el impacto de diferentes factores que pueden afectar a su salud.
La gestión de riesgos se ha convertido en una labor fundamental dentro de cualquier empresa. Da igual en qué sector desenvuelva su actividad, el risk management permite identificar y analizar aquellos factores que pueden afectar a la organización de manera negativa. Conocer esos riesgos facilita el diseño de la estrategia adecuada para minimizarlos e, incluso, prevenirlos, evitando una situación que podría comprometer el futuro de la empresa. Por esa razón, la Organización Internacional de Normalización ha desarrollado un marco de referencia para una gestión eficaz de riesgos, la norma ISO 31000.
La naturaleza de los riesgos a los que puede enfrentarse una empresa es muy distinta, de ahí la importancia de contar con las herramientas necesarias para poder identificarlos y hacerles frente. La formación en este campo ha ido adquiriendo cada vez una mayor importancia y el Máster en Gestión de Riesgos Financieros online de UNIR es una buena opción con la que aprender todo lo imprescindible sobre técnicas de evaluación y mitigación de los riesgos asociados a cualquier producto financiero.
¿En qué consiste la norma ISO 31000?
Si bien es cierto que las organizaciones disponen de diferentes herramientas para abordar la gestión de riesgos de su actividad, la norma ISO 31000, de carácter internacional, puede aplicarse en cualquier empresa, tanto del sector público como del privado, contribuyendo a establecer un escenario seguro a partir de la implementación de estándares generales.
Para ello, cuenta con una serie de herramientas y una metodología propia especialmente útil a la hora de establecer controles preventivos, pero para garantizar su eficacia es necesario realizar un trabajo previo:
- Definir y concretar responsabilidades en el área de seguridad. La gestión de riesgos suele ir ligada a las funciones del equipo de Dirección, pero puede delegarse también en un servicio externo.
- Establecer el presupuesto que va a destinarse a todas las tareas tanto de identificación, análisis y respuesta.
- Elaborar un plan estratégico en el que se recojan todos los posibles factores de riesgo.
- Trabajar de manera coordinada para que la información relativa a la prevención de riesgos llegue a todos los departamentos. Es recomendable recurrir a un plan de comunicación interna.
Beneficios de aplicar la norma ISO 31000
Identificar posibles amenazas gracias a la aplicación de la ISO 31000 posibilita la evolución y desarrollo de las empresas. Estas son algunas de sus ventajas.
- Establece un sistema de gestión cuya función es evaluar riesgos en todas las etapas y, por lo tanto, minimizar posibles pérdidas.
- Identifica factores que suponen una amenaza, lo cual incrementa la seguridad a la hora de alcanzar objetivos.
- Permite una respuesta eficaz a cualquier cambio dentro del proceso de crecimiento de la empresa.
- Sienta las bases para garantizar una correcta toma de decisiones.
- Ayuda a sacar el mayor rendimiento posible a los recursos propios en la gestión de riesgos.
- Al no enfrentarse a más riesgos de los asumibles, aumenta la operatividad de la organización.
- Exige la implicación activa de toda la empresa, por lo que mejora el grado de compromiso de todos los departamentos que la integran.
- Fomenta la formación continua para facilitar la adaptación y respuesta a los cambios que vayan surgiendo.
- Genera una mayor confianza tanto interna como externa, aumentando la competitividad de la empresa.
¿Cómo implementar la ISO 31000?
El proceso de aplicación de la norma ISO 31000 se desarrolla en diferentes etapas; comenzando por la identificación de los posibles riesgos que pueden afectar a la salud de la empresa para luego evaluar cada uno de esos factores.
Esto es imprescindible para poder elaborar la estrategia adecuada, ya sea para aplicar medidas preventivas o para minimizar consecuencias. Es necesaria también una supervisión continua para comprobar cómo van evolucionando los riesgos.
- Crear un equipo responsable de la gestión de riesgos. Normalmente suele ir ligado a la alta dirección, pero dependiendo del tamaño de la empresa. Si no cuenta con los medios necesarios, esta puede recurrir a la externalización del servicio.
- Identificar riesgos, determinando cuáles son los elementos que pueden suponer una amenaza en cada uno de los departamentos de la empresa.
- Determinar la probabilidad de cada riesgo, sus consecuencias y su gravedad para establecer prioridades.
- Presentar a cada departamento implicado un informe completo con los resultados obtenidos.
- Buscar la solución a cada riesgo, una respuesta que puede pasar por la eliminación total o por mitigar sus consecuencias. Otra alternativa sería derivarlo al departamento donde menos impacto provoque o, incluso, evaluar la posibilidad de aprovechar la oportunidad de mejora que pueda suponer ese riesgo. Ante una amenaza no prioritaria, aquellas menos probables o menos graves, también puede valorarse la aceptación de esta sin reacción alguna.
- Plasmar la respuesta a los riesgos detectados en un plan de acción en el que deben recogerse también las alternativas de respuesta y los medios con los que se cuenta.
- Supervisar la correcta aplicación de ese plan de acción para garantizar los resultados previstos.
- Evaluar periódicamente la evolución de los riesgos.