UNIR Revista
El producto mínimo viable (MVP) es un prototipo que permite comprobar si el bien o servicio que está desarrollando una compañía se ajusta a las necesidades del mercado y, de no hacerlo, los cambios que debe introducir en su diseño, funcionalidad o, incluso, precio.
Lanzar un nuevo producto o servicio siempre es un desafío para las empresas, preocupadas por no lograr la acogida prevista y que una potencial fuente de beneficios acabe en pérdidas. El MVP o producto mínimo viable les proporciona la oportunidad de comprobar, antes de su fabricación o desarrollo final del servicio, si realmente cuenta con un espacio en el mercado al que se quiere incorporar.
A la hora de desarrollar el MVP es recomendable contar con un equipo multidisciplinar que aúne a expertos de dos ámbitos:
- Sector empresarial, al que pertenecen egresados como los del Grado en ADE online de UNIR, capaces de analizar el mercado, entender las necesidades de los consumidores y la realidad de una compañía.
- Diseño, donde se ubican los profesionales responsables de diseñar el producto mínimo viable, los cuales requieren de un nivel de especialización que se adquiere con posgrados como el Máster en Diseño Industrial online de UNIR.
¿Qué MVP o producto mínimo viable?
El MVP es un prototipo que permite a una empresa testar la acogida del producto o servicio que quiere implementar en el mercado. Con él se obtiene una primera valoración por parte del público potencial para el que está siendo creado, permitiendo comprobar si realmente cumple con las expectativas de la audiencia, qué aspectos del mismo resultan interesantes y cuáles se deberían cambiar.
En definitiva, es una fase fundamental durante el desarrollo de un producto o servicio al facilitar verificar si el diseño y las funcionalidades son adecuadas a los intereses de los futuros consumidores o si, por el contrario, resulta necesario incorporar modificaciones.
Ventajas de desarrollar un producto mínimo viable
De la propia explicación de qué es un MVP se desprenden sus principales ventajas y beneficios. Al tratarse de un prototipo con el que se comprueba el nivel de satisfacción que muestra la audiencia a la que se dirige, facilita, a su vez, desarrollar un análisis DAFO del producto o servicio en cuestión. Gracias a ello, es posible obtener conclusiones fundamentales que determinarán:
- Si se desarrolla una versión definitiva, porque el producto mínimo viable ha demostrado que el bien o servicio cubre una necesidad existente en el mercado y, en consecuencia, hay un espacio real para él.
- Si se introducen modificaciones, lo que supone que el MVP muestra potencial, pero requiere de ajustes para responder plenamente a las necesidades de su audiencia.
- Si se debe abandonar el proyecto, repensar la idea y desarrollar una nueva propuesta porque el MVP ha dejado patente que ese producto o servicio, en los términos en los que ha sido ideado y diseñado, no responde a una necesidad real.
Características que debe tener un producto mínimo viable
Al tratarse de un prototipo que debe mostrar cómo será el bien o servicio que se quiere introducir en el mercado, las características del producto mínimo viable están asociadas a los cuatro objetivos a comprobar:
- Su funcionalidad: para qué ha sido creado, qué soluciones ofrece a las demandas del consumidor final.
- Sus niveles de usabilidad: cómo será la experiencia del público al que se dirige y si resulta fácil e intuitiva su utilización.
- El diseño con el que se presentará.
- Su fiabilidad y seguridad, constatando que el producto o servicio definitivo no solo responde a una necesidad, sino que también ha sido ideado y desarrollado sin que represente un riesgo para su público.
¿Cómo se implementa un MVP en una empresa?
Existen dos metodologías de producto mínimo viable a la hora de desarrollarlo desde una empresa:
MVP de baja fidelidad
El producto mínimo viable de baja fidelidad, es la opción más sencilla y económica, en la que el objetivo es comprobar si el público potencial realmente considera que existe una necesidad a cubrir en el mercado, y si el bien o servicio que se está desarrollando sería la respuesta adecuada.
Por ello, no es necesario que exista como tal un prototipo y es frecuente que se teste a través de una sencilla presentación en la que se expliquen sus características principales.
MVP de alta fidelidad
El producto mínimo viable de alta fidelidad, que ya sí es un prototipo que presenta todas las funcionalidades que se han desarrollado, es una primera versión muy cercana a la definitiva, para que el focus group pueda probarla.
Tiene como finalidad comprender no solo su acogida sino su potencial espacio en el mercado, su proyección de crecimiento o las estrategias de precios que se podrían fijar, entre otros aspectos.
Ejemplos de productos mínimo viables
La sociedad está inmersa en un momento en el que la quinta revolución industrial es ya una realidad, con una transformación digital que lleva a las empresas a incorporar nuevas metodologías en el diseño de productos y servicios como el Design Thinking.
Este escenario provoca que crezcan el número de startups que buscan financiación para desarrollar sus innovadoras ideas, para las que el MVP se convierte en un valor fundamental para captar capital.
Por todo ello, no es de extrañar que entre los ejemplos de productos mínimos viables destaquen las primeras versiones de aplicaciones o servicios actualmente plenamente asentados:
Too Good To Go
Es una empresa que lucha contra el desperdicio de alimentos conectando restaurantes, bares y puntos de venta con potenciales clientes a través de su app. Pero para llegar hasta aquí, como explican en su web, la compañía ha recorrido un largo camino desde que, durante el transcurso de un bufé libre en Dinamarca, un grupo de amigos tomó conciencia de que todo lo que no fuera consumido aquella noche terminaría en la basura.
Es decir, había una necesidad social por acabar con los kilos de comida que se desechaban cada día y que podían ser de interés para otras personas, y encontraron una respuesta a través de su aplicación móvil.
Su solución ha ido evolucionando desde 2016 cuando empezaron a sentar las bases de una idea que ha ido creciendo, adaptándose a las necesidades de las dos partes que conforman la relación —comerciantes y potenciales consumidores—, pero que mantiene la esencia de aquel MVP inicial.
Airbnb
Es una marca que, en tan solo tres años, logró crecer hasta convertirse en lo que es hoy en día. El origen de la misma, como exponen en su portal, surgió en 2007 cuando los fundadores de la plataforma vieron una oportunidad en alojar a unos desconocidos en su casa.
Entendieron la necesidad: unir a personas con habitaciones libres en sus domicilios, por las que podrían obtener una rentabilidad, con viajeros en busca de un alojamiento con un precio ajustado.
El portal web de Airbed & Breakfast dio sus primeros pasos en agosto de 2008, unos meses después ya contaba con una plataforma de pago y en 2009 incluía en su oferta apartamentos completos bajo un nuevo nombre: Airbnb. El lanzamiento de su aplicación tuvo lugar en 2010 y, aunque aquí también la idea semilla ha sufrido múltiples cambios, el primer MVP fue esencial para impulsar el negocio.
En definitiva, el producto mínimo viable es una forma eficaz que tienen las empresas para entender si caminan en la buena dirección en el diseño de su nuevo bien o servicio, conocer las inquietudes que plantea el mismo a su público potencial, así como las posibilidades reales de incorporarse al mercado.