Ana Gugel
Una gesta, 45.000 millas náuticas y 12 ciudades que reciben millones de visitantes. ¿Qué hay detrás de la Ocean Race? Gestión, marketing, tecnología… Nos adentramos en los secretos de la competición más larga y exigente del deporte profesional.
Hace más de 40 años que se puso en marcha esta regata, que se celebra cada cuatro años y se ha convertido en uno de los acontecimientos deportivos más destacados del mundo. De la mano de Carla Nebreda, directora de Relaciones y Operaciones Comerciales en The Ocean Race y Antonio Bolaños, exdirector manager de esta competición descubrimos algunas de las claves para lograr que este evento único llegue a buen puerto.
Durante una openclass celebrada en UNIR, ambos directivos pusieron sobre la mesa los principales elementos que hay detrás de su organización: gestión, recursos humanos, marketing o tecnología. Con la brújula siempre apuntando hacia los valores del deporte, en una competición de estas dimensiones y dificultad, entran en juego los pilares esenciales en el gobierno de cualquier empresa u organización.
Gestión del equipo humano
Hablar de The Ocean Race es hacerlo del inmenso escenario en el que se desarrolla. No hay un estadio o un polideportivo, esta competición tiene lugar en el mar. “Da la vuelta al mundo y visita muchos continentes y ciudades. Si hay algo que marca este evento es su complejidad. No hay que mover solo los barcos, sino la organización y toda la logística que lleva detrás”, subraya Bolaños. La planificación y la coordinación de todos los elementos se vuelve vital.
Por ejemplo, en el caso de la gestión del equipo humano. “Se vive a un ritmo muy intenso. El evento dura nueve meses desde que los barcos salen hasta que llegan, pero antes hay que prepararlo y después cerrarlo todo. Contamos con equipos multiculturales, con diferentes formaciones, lo que te obliga a trabajar en la integración para que todo encaje”, destaca Antonio Bolaños, quien desvela un hándicap importante: “En el momento valle, somos 30 personas, pero en el momento pico de la competición llegamos a las 200. Gestionar ese crecimiento de mucha gente en poco tiempo es muy complicado. Además, no estamos en la oficina, hay mucha gente `on the road´ y en distintos lugares”.
Durante la competición hay un equipo trabajando 24 horas dedicado a monitorizar la regata y contamos con un perfil clave. “A bordo de cada barco va una figura cuya tarea es contar la historia de ese barco. Son reporteros que no pueden ayudar en nada que tenga que ver con la navegación y que se encargan de filmar, editar, mandar fotos, vídeos… Sin ellos, no podríamos contar el evento como lo hacemos”, señala Nebreda.
Los beneficios de la tecnología
Es en este punto donde adquiere un papel relevante la tecnología. Sin ella, no sería posible trasladar toda esta información que generan los reporteros de los barcos a tierra. Un objetivo que se logra gracias a la conectividad por satélite.
No se puede perder de vista la inmensidad y la complejidad del evento. “No solo podemos recibir las imágenes de los barcos, también hemos podido realizar llamadas en directo a la tripulación, por un asunto concreto, cuando están en el punto del océano más lejano. Es el punto Nemo, en el Océano Pacífico, lugar en el que los humanos más cercanos son los astronautas de la Estación Espacial Internacional”, relata Nebreda.
Los barcos van dotados con la última tecnología, con cámaras y radares, pero hay una cuestión esencial. “Los satélites nos ayudan a la seguridad de la tripulación y a la comunicación con ellos, pero toda la información que sale de los barcos pasa por la sala de control. Los equipos que están navegando no pueden recibir nada del exterior, para competir en igualdad de condiciones. Pueden escribir a sus familias o amigos, pero controlamos todo lo que reciben. Por ejemplo, a determinadas horas se les envía el parte meteorológico”.
La información gráfica también es importante. Vídeos y fotos que generan los reporteros a bordo o impactantes imágenes de los drones, sin duda, la tecnología ayuda a transmitir la grandeza de este evento que registra cifras destacadas. “En cada edición de la regata se envían desde los barcos unos 4800 minutos de vídeo, que son unos 265. 000 megabytes de datos”, explica Nebreda.
¿Cómo lograr financiación?
Esta competición se vive en la inmensidad de los océanos, pero también en tierra. En las ciudades participantes, las Race Villages, donde se celebran multitud de actividades. Como señala Antonio Bolaños: “Significa crear prácticamente una ciudad”. Y para construirla hacen falta los patrocinadores.
Sin ellos, no sería posible esta competición. “Uno de los grandes retos es lograr la financiación. El evento es maravilloso, disfrutarlo como espectador es increíble… pero eso cuesta dinero y el coste es elevado”, destaca Bolaños.
“Para las ciudades supone un impacto económico. La Vuelta al Mundo a Vela atrae visitantes, consumo, reservas de hoteles y tiene una repercusión en la imagen de la localidad a nivel mundial. Para los patrocinadores, el evento es una especie de feria comercial, en la cual se establece una relación con los clientes. Y su participación como marca significa expandirla y llegar a una audiencia mayor. El carácter multinacional del evento les sirve a algunas de ellas para conquistar nuevos mercados”.
Además, Bolaños apunta que “se asocian los valores del deporte a una marca: el trabajo en equipo, lo épico, la aventura, el esfuerzo… y las emociones. Un elemento clave en el marketing, porque generan recuerdo y te hacen conectar con el cliente”, añadió.
Actividades paralelas
Entre las fortalezas comerciales de este acontecimiento único hay un término indispensable que sobresale sobre los demás: hospitality. Una cuestión difícil de gestionar en un entorno itinerante y con tantas variables.
Se organizan eventos para el público en general y actividades para los patrocinadores, que en muchas ocasiones utilizan para premiar a sus empleados. Además, se celebran conferencias y acciones que se enfocan en uno de los objetivos de esta competición: dejar un legado positivo en la lucha por el medio ambiente.
Para dar mayor visibilidad a la competición, se busca también la colaboración de invitados destacados o influencers y se gestiona el ambush marketing, una técnica publicitaria cuyo objetivo es promocionar una marca bajo el paraguas de un evento de masas, sin estar autorizado por los promotores.
Los desafíos que hay que afrontar son enormes. La Vuelta al Mundo a Vela es un puzle que se construye con piezas como la gestión de equipos, la logística, la financiación, la tecnología o el marketing, piezas que deben encajar perfectamente para alcanzar el éxito.
Un engranaje diferente a todo, que requiere de perfiles profesionales con las habilidades y competencias necesarias para construirlo y llevarlo a buen puerto, sin olvidar un elemento esencial que destacó Carla Nebreda: “Los muchos retos a los que nos enfrentamos para organizar el evento no deben diluir el lado de la competición, la naturaleza del deporte, sus valores y el componente humano”.
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