Francisco Oleo
El director del Máster en Transformación Digital e Innovación Agroalimentaria de UNIR explica por qué el PERTE del Gobierno y la formación son claves para seguir avanzando en la modernización de un sector cada vez más tecnológico y sostenible.
El Gobierno aprobó hace ahora casi un año un PERTE (Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica) para el sector agroalimentario con el objetivo de incrementar la competitividad de la industria, apoyar la adaptación digital de los agentes de la cadena de valor e impulsar la investigación y la innovación.
Dotado con una inyección pública de más de 1.000 millones, aspira a generar un total de 3.000 millones de euros de inversión en el conjunto del sector y hasta 16.000 empleos directos a través de sus distintas actuaciones.
La convocatoria correspondiente de este año destina ayudas por valor de 510 millones de euros a actuaciones de fortalecimiento industrial en el marco del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia del Gobierno, que flexibiliza algunos requisitos para favorecer la participación del tejido agroindustrial en el PERTE. El plazo de presentación de solicitudes este año se iniciará el 23 de enero y finalizará el próximo 28 de febrero.
Momento trascendental
“El PERTE agroalimentario ha llegado, a mi juicio, en un momento trascendental”, asegura Juan Francisco Delgado Morales, director del Máster en Formación Permanente en Transformación Digital e Innovación en el Sector Agroalimentario de UNIR.
“La industria agroalimentaria tiene la oportunidad única de aprovechar los fondos europeos”
Desde esta titulación especializada y clave para el desarrollo del sector se está colaborando con muchas empresas que están ya trabajando en su proyecto para beneficiarse del PERTE Agroalimentario. “Es una gran oportunidad que tienen muchas compañías de la cadena agroalimentaria de beneficiarse de una serie de ayudas que actuarán como palanca para hacerlas más competitivas, producir más a un coste menor y de una forma más sostenible”, explica Delgado Morales.
El director de este máster de UNIR comenta que “España tiene ahora, de la mano de la Unión Europea, una ocasión única que las empresas deben saber aprovechar y facilitar la Administración. Para la I+D hay hasta un 50% de subvención, cuando su aplicación al mercado es fundamental para dar un salto de calidad, sostenibilidad y competitividad”, subraya.
El nivel de digitalización en los cultivos de invernadero en España es muy potente respecto a Europa y el mundo.
España se encuentra actualmente aún en un estado muy desigual en el desarrollo de la transformación digital e innovación en este sector con respecto a otros países avanzados. Respecto a la producción primaria, en la agricultura el nivel de desarrollo de la transformación digital e innovación aun es bajo. “Está comenzando a llegar a las explotaciones agrarias, pero los precios y los costes lo están haciendo más difícil, si bien esto mejoraría mucho la situación disminuyendo los costes y aumentando los márgenes. Otra cosa es el nivel de digitalización en los cultivos de invernadero donde España tiene un nivel muy potente respecto a Europa y en el mundo”, destaca Delgado Morales.
En la ganadería, por ejemplo, es mucho mayor el nivel de digitalización, especialmente en el sector lácteo, y menos en el cárnico. En el sector primario pesquero hay un desarrollo cada vez mayor con el uso de tecnología satelital y con el uso de bases de datos.
Economía circular
“La industria de transformación sí que ha dado un salto importante y se sitúa al nivel que la industria automovilística y farmacéutica”, apunta el director del máster de UNIR, que llama la atención también sobre la logística y la distribución, entre los sectores más avanzado en la digitalización. “La trazabilidad de la cadena agroalimentaria y la información al consumidor en temas de seguridad alimentaria y salud es un tema clave en el que se está trabajando constantemente”, puntualiza.
En la ganadería es mucho mayor el nivel de digitalización en el sector lácteo que en el cárnico.
En esta carrera hacia un futuro más competitivo, la eficiencia energética y el desarrollo sostenible tienen que ir ligados ya a esta transformación digital, con la economía circular como una cuestión básica: “Tenemos la oportunidad de ser un referente en la aplicación de la economía circular en el sector agroalimentario, revalorizando los subproductos y haciendo rentables y disminuyendo los desperdicios. Esto último será una constante en los próximos 10 años”, afirma el director del Máster de Innovación y Transformación Digital de la UNIR.
“La colaboración público-privada en el sector es fundamental y para esto la formación conjunta es clave”
En España, el sector agroalimentario, uno de los principales de nuestra economía, se articula a través de grandes empresas y de pymes. Contamos con más de 30.000 empresas agroalimentarias, un dato que pone de manifiesto la gran atomización de este sector. “Estamos pasando de ser un país productor a ser un país de la industria de transformación y una extraordinaria plataforma de venta. Es algo que ya otros países han hecho antes que nosotros”, explica.
Para este experto, la colaboración público-privada es fundamental. “Las empresas, grandes y pequeñas, han de cooperar conjuntamente para hacer esa transformación. Y la Administración no debe ser un embudo”.
“Es necesario formar a los empleados públicos en los procesos, metodologías ágiles y las nuevas herramientas”
Este es un tema que preocupa a Delgado Morales: “Se necesitan reformas internas y ahí, la formación de los empleados públicos en los procesos, en las metodologías ágiles y en el uso de nuevas herramientas son esenciales. Si la Administración es una plataforma de contratación debe introducir también plataformas de inteligencia artificial y la formación de sus empleados para ello. Ahora va a haber un importante relevo generacional en la Administración que hay que aprovechar”.
La cadena agroalimentaria
El PERTE contempla un conjunto de medidas para reforzar el desarrollo de la cadena agroalimentaria y dotarla de las herramientas necesarias para afrontar los retos medioambientales, digitales, sociales y económicos de la próxima década. Por este motivo cuenta con programas gestionados por distintos ministerios, desde Agricultura e Industria hasta Ciencia e Innovación. Además, dada la importancia del sector agroalimentario en el medio rural, se tiene en cuenta la contribución al desafío demográfico como objetivo transversal del proyecto.
Aunque la inversión pública inicial anunciada era de 1.000 millones de euros hasta este año, posteriormente se anunciaron otros 800 millones de euros adicionales para la transformación de la industria agroalimentaria, la mejora de la gestión del agua y la modernización de los regadíos. “Se espera que favorezca la creación de nuevos modelos de negocio, oportunidades laborales y ahorros en el tejido productivo, las economías domésticas y los presupuestos públicos”, comenta este docente, para quien las entidades bancarias tienen mucho que decir en esta transformación del sector. “Tienen que ayudar a un sector que cuenta con muchos activos y contribuir a facilitar ese cambio, y no mirar para invertir sólo al sector inmobiliario como han hecho siempre. El sector agroalimentario necesita el apoyo del sector financiero, que devolverá con creces ese apoyo en el futuro”.
La tecnología es el gran motor del cambio. La creación de bases de datos, de cuadernos de campo, de profesionalización interna es fundamental. La aplicación de los llamados “ecosquemas” que se basen en el respeto al medioambiente supone una transformación que lleva aparejada también medidas que potencien la formación, que va a jugar un papel determinante.
Formación estratégica
Para este especialista, “la formación es esencial, estratégica. El máster, por ejemplo, será un punto y aparte para transformar el sector y nuestros estudiantes, los agentes del cambio. Las empresas se rifan hoy a los profesionales que están formados en esta especialización, y estamos viendo cómo quienes cursan esta formación encuentran trabajo rápidamente. El talento se premia especialmente en el sector agroalimentario porque es artífice del cambio”.
“El talento se premia en el sector agroalimentario porque es el artífice del cambio”
La principal fortaleza del Máster en Formación Permanente en Transformación Digital e Innovación en el Sector Agroalimentario de UNIR, según Delgado Morales, radica en el temario, que cuenta con unos contenidos muy novedosos. “Nos situamos a la vanguardia del conocimiento de la cadena alimentaria en nuestro país, con profesores que son profesionales que trabajan en empresas líderes, además de reconocidos investigadores y profesores, profesionales que provienen del mundo de la empresa, que conocen la aplicación de lo que enseñan, y tienen mucho que compartir”, afirma.
UNIR, a través del máster, está en la Fundación INTEC trabajando con más de un centenar de empresas agroalimentarias en los PERTES, ayudando a numerosas consultoras y empresas de distintas áreas de actividad a formarse y a encontrar especialistas en estas cuestiones. “El próximo 23 de febrero acaba el plazo para presentar los proyectos a los PERTES de agricultura y, a partir de esa fecha, las compañías necesitarán a cientos de profesionales que estén formados y listos para trabajar en este sector. Es una gran oportunidad y, además, podrán recibir financiación pública”.
Juan Francisco Delgado Morales, vicepresidente ejecutivo de la Fundación Europea para la Innovación y Desarrollo Tecnológico INTEC.
Los 7 grandes retos de la industria agroalimentaria en España
1- Rentabilidad y eficiencia. Hacer más rentable la industria y profundizar en el uso más eficaz e inteligente de los recursos naturales, como el agua. España necesita un pacto global para dotar de nuevas infraestructuras para llevar el agua del norte al sur, de las zonas húmedas a las secas. Y extender el reciclaje de las aguas residuales para regadíos, con nuevas técnicas de depuración, el uso de agua del mar con unas potabilizadoras más eficientes energéticamente. Y esto combinarlo, a su vez, con la ingeniería genética de plantas y cultivos que sean más resistentes a estos riegos. Los PERTES y la I+D, que es financiable, pueden ayudar.
2- Cuidar la salud. Seguir avanzando hacia una agricultura más biológica que tenga en cuenta la salud de las personas, con la reducción del uso de fertilizantes y fitosanitarios.
3- Inteligencia artificial. El uso de la inteligencia artificial también es básico. Se impone la predictibilidad de los cultivos, de la evolución de los mercados, de los nuevos gustos de los consumidores en un mundo cada vez más incierto.
4- Producción eficiente. La agricultura vertical y controlada es necesaria para dar de comer a cada vez más gente con menos recursos. Nuevos cultivos indoor en condiciones de luz y de agua mucho más controladas y eficientes.
5- Nuevas soluciones. La aparición de nuevas proteínas derivadas de los vegetales, la carne cultivada, los insectos, etcétera, son algunas de las soluciones que comienzan a despuntar en el mercado.
6- Simplificar el mercado. Acercar la producción al consumidor, eliminando los intermediarios y estableciendo una mayor conexión con los mercados de proximidad.
7- Resetear la Administración. Modernizar desde el punto de vista público los sistemas de datos para la toma de decisiones, la planificación y la regulación del sector. Los profesionales de la Administración deben conocer también los avances de este sector, y no solo las disciplinas tradicionales. Hay buenos ejemplos de la colaboración público-privada en Andalucía, Cataluña, el País Vasco, Galicia o, por ejemplo, en Murcia.