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El risk management o gestión de riesgos se ocupa de que cualquier empresa esté perfectamente preparada para afrontar las amenazas potenciales que pueden repercutir en su buen devenir.
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La empresa exenta de amenazas no existe y, por ello, independientemente de su tamaño, cada vez es más habitual la implantación de programas de risk management o gestión de riesgos. Se trata de planificaciones que posibilitan la identificación y análisis de todo tipo de riesgos que puedan dificultar el éxito de una iniciativa concreta, para saber cómo afrontar esas dificultades en el momento en el que se produzcan.
Los profesionales dedicados a esta tarea deben poseer una amplia formación en técnicas de evaluación y mitigación de riesgos como la que se adquiere con el Máster en Gestión de Riesgos Financieros online de UNIR.
¿Qué es el risk management?
Todas las acciones y procedimientos adoptados por una compañía con el fin de identificar y actuar frente a los posibles peligros que puedan amenazar la buena marcha de sus proyectos se conocen como risk management o gestión de riesgos.
El risk management no tiene por finalidad acabar con cualquier amenaza, ya que esta sería una tarea prácticamente imposible, sino detectar los riesgos, analizarlos y determinar las probabilidades de que una contingencia determinada suceda. Así mismo, la gestión del riesgo implica la implementación de acciones cautelares, reparadoras y reductoras para afrontar la amenaza.
La gestión de riesgos aporta herramientas con las que enfrentar la incertidumbre y proteger los activos de la empresa. Pero, además, su importancia viene determinada por permitir cuestiones como:
- Tener un conocimiento profundo de la situación de una empresa.
- Examinar de forma realista las debilidades y fortalezas de la organización.
- Elaborar planes de actuación adaptados a diferentes escenarios de amenazas.
- Poder dar respuesta rápida en caso de que se produzca una crisis repentina.
Son varias las normas internacionales de calidad que regulan el risk management. Entre ellas se encuentran la ISO 31000 o la ISO 9001, con la idea de que las pautas que se recogen en estas reglamentaciones ayuden a las organizaciones a desarrollar su propio programa de gestión de contingencias.
Tipos de riesgos en una empresa
Los peligros a los que puede tener que enfrentarse una empresa son de naturaleza diversa y variada, pudiendo afectar de muchas formas a la operativa y a los objetivos de la organización.
Estos son algunos de los riesgos empresariales más habituales:
- Financieros. Están relacionados con la gestión del capital y los recursos financieros de la empresa. En los riesgos financieros y económicos se incluyen cuestiones como las fluctuaciones en el tipo de cambio, las modificaciones en las tasas de interés o las operaciones a crédito, entre otras. Una tramitación inadecuada de estos aspectos puede llevar a pérdidas significativas e, incluso, a la insolvencia, de ahí que la gestión de riesgos financieros sea determinante.
- Operacionales. Son aquellos que surgen en el día a día de la empresa, incluyendo fallos en los procesos internos, problemas con la tecnología o errores humanos. Los riesgos operacionales aparecen, por ejemplo, cuando es preciso parar la producción por problemas técnicos o cuando un producto no es comercializado de forma eficaz.
- Legales. Cuando la empresa debe hacer frente a sanciones legales, multas o litigios debido a incumplimientos legislativos o contractuales, está ante un riesgo legal.
- Estratégicos. Estos riesgos están vinculados a las decisiones tácticas que toma una empresa, como la entrada en nuevos mercados, el lanzamiento de productos o alianzas con otras compañías.
- Reputacionales. La percepción pública y la imagen de la compañía son fundamentales para su éxito, pero una crisis de relaciones públicas, una partida de productos defectuosos o problemas éticos, pueden suponer un riesgo para su reputación.
- Tecnológicos. En la era digital, los peligros relacionados con la tecnología son cada vez más prevalentes. Estos incluyen ciberataques, fallos de sistemas y vulnerabilidades en la infraestructura tecnológica. La ciberseguridad y la actualización constante de los sistemas son esenciales para mitigar estos riesgos.
- Ambientales. Considerar el impacto ambiental de las acciones empresariales resulta indispensable para evitar problemas. Los riesgos ambientales pueden surgir de desastres naturales, contaminación o de la no conformidad con las regulaciones ambientales.
Manejar estas amenazas de manera efectiva, con una gestión de riesgos empresariales eficaz, resulta decisivo para el buen devenir de cualquier organización y, por ello, herramientas como el risk management se vuelven cada vez más relevantes.
¿Cómo se realiza la gestión de riesgos?
El profesional responsable de la gerencia de riesgos en una empresa y de desarrollar el plan para materializarla es el risk manager. La gestión de riesgos está compuesta por varios pasos clave que, si se siguen correctamente, ayudan a minimizar el impacto de las amenazas en la organización.
Estas son las principales etapas:
- Identificación. Lo primero es reconocer todas las posibles amenazas que podrían afectar a la empresa, incluyendo los diferentes tipos de riesgos. Es fundamental realizar un análisis exhaustivo para no dejar ninguna posible contingencia sin considerar.
- Análisis. Una vez detectados los riesgos, es preciso estudiarlos en profundidad. Este análisis debe evaluar la probabilidad de que cada riesgo se materialice y el impacto que podría tener en la empresa.
- Evaluación y priorización. Con la información obtenida del análisis, los riesgos se estudian para determinar cuáles requieren atención inmediata y cuáles pueden ser monitoreados a lo largo del tiempo. Esta priorización permite a la empresa enfocar sus recursos en mitigar los riesgos más críticos.
- Desarrollo de estrategias. En este paso, se diseñan e implementan acciones específicas para reducir o eliminar los riesgos identificados. Las estrategias pueden incluir la adopción de medidas preventivas, la creación de planes de contingencia y la transferencia del riesgo a través de seguros u otros mecanismos financieros.
- Implementación de controles. Una vez definidas las estrategias, se deben establecer controles y políticas internas que aseguren que las medidas de mitigación se llevan a cabo de manera efectiva.
- Monitoreo y revisión. La gestión de riesgos es un proceso dinámico que requiere una supervisión constante, por ello, es indispensable revisar y actualizar regularmente las estrategias de gestión de riesgos para adaptarse a cambios en el entorno empresarial o a la aparición de nuevos riesgos. El monitoreo continuo permite a la empresa responder ágilmente ante cualquier eventualidad.
- Comunicación y reporte. Finalmente, es esencial que toda la información relacionada con la gestión de riesgos se comunique de manera clara y oportuna a todas las partes interesadas, incluidos los directivos y empleados.
La gestión de riesgos es, por tanto, un proceso estructurado que permite a las empresas identificar, evaluar y mitigar las amenazas potenciales que puedan afectarles.
Con todo, el risk management no solo protege a las empresas de potenciales pérdidas, sino que también impulsa su crecimiento y éxito a largo plazo. Es una herramienta esencial que permite a las organizaciones competir en un mercado cada vez más complejo y volátil, asegurando su sostenibilidad y competitividad.