Ana Gugel
El business controller de Repsol, Isaac Mazuelas, analizó junto a otros dos expertos el papel decisivo que juegan en las compañías posiciones directivas como la del director financiero, el controller o el director de riesgos.
Las áreas financieras han asumido un papel relevante y estratégico en las organizaciones. Una transformación provocada por la situación inestable a la que asistimos desde la llegada de la pandemia y que exige competencias para anticiparse al cambio.
Durante el #FinancialDay celebrado en UNIR se debatieron estas y otras cuestiones, en una sesión dirigida por Carlos Ramos Juárez, coordinador del Máster en Dirección y Gestión Financiera. Participaron Rafael Hurtado, CIO y CSO en Allianz; Cristina Pintado, global corporate treasury and payment en Wells Fargo; e Isaac Mazuelas, business controller en Repsol, todos ellos, profesores de UNIR.
Tal y como explica Mazuelas, el mundo volátil en el que nos encontramos va a ser nuestra normalidad, pero “ahora estamos mejor preparados por lo que hemos vivido a consecuencia de la COVID-19. Tenemos que acostumbrarnos a esta incertidumbre y a que cualquier cuestión que suceda en una parte del mundo tendrá un impacto global”.
Una nueva manera de trabajar
Para Hurtado, llevamos unos años marcados por los desequilibrios como consecuencia de la pandemia, que se han acentuado por la invasión de Ucrania. En su opinión, es importante resaltar que se han acelerado tendencias que ya existían y “tenemos que ver, también, que en esta incertidumbre no todo es malo. Por ejemplo, el empujón al cambio tecnológico es positivo”.
Precisamente, Pintado destaca esa transformación y menciona su relevancia en el caso de la tesorería: “ Hemos visto la digitalización como un gran paso en las empresas y un cambio de hábitos, con un aumento de los pagos digitales y el abandono del efectivo”.
A esto, Mazuelas añade una evolución importante en la manera de trabajar en el área financiera de las empresas. “Hemos caminado del análisis del pasado, para entender y tomar decisiones, al corto plazo, en el que se hacen valoraciones diarias. Ya no vemos qué pasó, ahora contamos con planes de acción ante lo que ocurre: qué hacemos si sube una materia prima, qué pasa si falta un producto… Se realiza un análisis permanente del entorno, que condiciona los planes estratégicos y los presupuestos”, subraya el business controller de Repsol.
En esta línea, Hurtado, CIO y CSO en Allianz, incide en que “el ciclo de los negocios se ha acortado y ver la perspectiva es complicado. En estos momentos, cuesta mucho más valorar una empresa a futuro”.
Cambio de filosofía
Para todos los ponentes, durante estos años se ha producido un cambio de chip. Desde la perspectiva de Hurtado, “hemos adelantado entre siete y nueve años en la manera de trabajar. Ahora se exigen respuestas más rápidas, se trabaja por objetivos y no es tan importante el presencialismo”. Algo que también apunta la global corporate treasury and payment en Wells Fargo. Pintado considera que las empresas han visto todos los beneficios del trabajo en remoto.
Mazuelas refuerza las mismas ideas y valora cómo esto ha afectado al control de la gestión financiera. “Son áreas con información crítica para las compañías, en las que la velocidad es vital. Antes se tardaban 10-15 días en la elaboración de resultados, ahora no puede tardar más de un par de días. Nos encontramos en un mundo predictivo, con estimaciones que se están recalculando continuamente. No se busca el dato perfecto, sino información razonablemente fiable y rápida. Aquí también juega un papel muy importante la inteligencia artificial y el business analytics”, detalla.
Además, el business controller de Repsol destaca que hace unos años a las áreas financieras “solo nos llamaban cuando iban mal las cosas. Ahora recurren a nosotros para la toma de decisiones. Nos preguntan y nos encontramos que en la estrategia de la compañía se tiende hacia una modelización del comportamiento del cliente o al tratamiento datos. Por lo tanto, o somos capaces de responder a esto o no seremos. Son muchas las preguntas que tenemos que saber contestar”.
Aprendizaje constante
Para Hurtado, en este contexto, la formación se convierte en un elemento esencial. “El mundo cambia continuamente y no solo para los jóvenes. Es necesaria una actualización y una formación constantes. Además, creo en la necesidad de una actitud proactiva y en la pasión por el trabajo”, subraya.
Una idea que comparte Pintado, que señala el valor de la tesorería, la gran desconocida. En su opinión es “un área divertida, en la que hace falta ser creativo y tener una visión estratégica para la toma de decisiones”.
Desde el punto de vista de Mazuelas, hay dos cuestiones fundamentales que no debemos olvidar: la formación y seguir creciendo. Pero matiza que “incidimos mucho en aprender de una manera práctica, pero eso no tiene valor si no sabemos generar criterio. Esto es vital, porque no solo es relevante cómo se han venido haciendo las cosas, sino cómo hacerlas de manera diferente. Por eso, es imprescindible tener criterio y, en ese proceso, adquiere un enorme peso compartir conocimientos y experiencias”.
Un valor que aporta la metodología de UNIR, que permite conectar con compañeros y profesores de muchos lugares y con diferentes trayectorias, logrando un enriquecimiento y aprendizaje mayor. Titulaciones como el Máster en Dirección y Gestión Financiera, el Máster en Control de Gestión / Controlling o el Máster en Gestión de Riesgos Financieros, así como el Máster en Asesoramiento Financiero y Bancario o el Máster en Auditoría de Cuentas ofrecen una formación que responde a la evolución que vive el sector. Una transformación marcada por la incertidumbre y que ha supuesto para las áreas financieras la asunción de un rol determinante en las organizaciones.
- Facultad de Empresa y Comunicación