John Müller
Esta es una magnífica lección sobre el dominio que tienen la tecnología y los algoritmos, y sobre cómo determinadas decisiones pueden suponer la vida o la muerte de otras empresas.
En este caso no se trata de un periódico tradicional, sino de uno de los primeros medios digitales destinados a la generación millennial: Playground, que en el verano de 2017 presumía de decenas de millones de usuarios.
“Playground es el primer medio en español en vídeo multiplataforma y está entre los 15 primeros a nivel mundial”, presumía una nota de esta empresa. Su audiencia triplicaba a la de El País, uno de los diarios de referencia en lengua española, y algunos de sus vídeos, como ‘Velaske, yo soi guapa’ se convirtieron en videos virales a nivel mundial.
La audiencia disparada llevó a la empresa a multiplicar su plantilla por 30, se mudaron varias veces a sedes más grandes, contrataron ejecutivos de distintas partes del mundo, pero un buen día, alguien en Silicon Valley decidió modificar el algoritmo de Facebook. El tráfico cayó en barrena. Todo lo que antes era favorecido por el algoritmo -los vídeos, los temas polarizadores, la provocación-, dejó de ser interesante. Los directivos de Playground entraron en pánico y la mitad de su plantilla se fue a la calle. Fue el fin de la fiebre del oro. Le pasó a Vice y BuzzFeed en todo el mundo y a Playground, en España.
El modelo de crecimiento exponencial dependía casi únicamente de un tráfico social que Facebook impulsó primero y destruyó después. Este artículo cuenta la experiencia de esa plantilla de jóvenes comunicadores a través del relato de tres de sus miembros. Hay lecciones importantes: cómo el éxito de Playground marcó a todo el ecosistema de medios informativos, con noticias y contenidos guiados exclusivamente por el sensacionalismo del click rápido, con contenidos y temáticas que de otra manera jamás hubieran ocupado el espacio que ocuparon y que realmente no merecían. Temas como el poliamor, las drogas, el aborto, la identidad sexual, la gestación subrogada, todo aquello que generara polarización y enganchaba a los usuarios a estos magazines digitales era favorecido y potenciado por el algoritmo. “Facebook ahora es Disneylandia y antes lo era el Almodóvar punkie“, dice uno de los exempleados cuando explica el cambio.
Hay más lecciones, típicas de una burbuja especulativa. Decisiones imprudentes, carreras para huir de la realidad… un excelente recordatorio de cómo la tecnología impacta en todo lo que hacemos.
Enlace a la noticia de referencia: “En ‘Playground’ me sentía sucia”: cómo la caída de la prensa ‘millennial’ quemó a sus hijos
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