Rosa Rodríguez del Tronco
Existen dos grandes retos para las empresas: desarrollar y fidelizar a sus mejores empleados. Es decir, conseguir su compromiso y que el talento sea el principal capital de la organización.
Desde hace tiempo se busca la solución perfecta, la herramienta o método que permita conseguir que el talento permanezca y crezca en las compañías. Lo cierto, es que la panacea no existe en cuestión de personas. El comportamiento humano es probabilístico y, como tal, no podemos asegurar que A siempre lleve a B.
No obstante, la psicología investiga y nos aporta luz en cuanto a qué hacer para aumentar la probabilidad de conseguir los resultados deseados. En el asunto que nos ocupa, contamos con una herramienta potente basada en la comunicación y que nos permite generar conversaciones poderosas: el feedback, o mejor dicho, el smart feedback.
Necesitamos de los ojos de los demás para aprender, cambiar y crecer
El feedback normalmente se identifica con “corrección de conductas”, aunque es muy interesante utilizarlo también para reforzar en los demás su manera de hacer las cosas. De hecho, podríamos decir que deberíamos poner el foco en esta segunda posibilidad, ya que en nuestra cultura tendemos más a centrarnos en las “debilidades” y no tanto en las “fortalezas”. Es necesario comenzar a tener más presente la psicología positiva, con Martin Seligman a la cabeza, para conseguir un verdadero desarrollo del talento basándonos en potenciar aquello en lo que nuestros colaboradores son realmente buenos.
El feedback es necesario para el desarrollo personal, para el cambio de comportamientos. Por otro lado, es complejo, porque detrás de cada uno hay una persona que lo da y otra que lo recibe, ambas con sus propias percepciones y sentimientos. Según las investigaciones realizadas por Zenger Folkman (Estados Unidos, 2015), un feedback honesto puede triplicar el compromiso y la fidelización de los profesionales.
Referirnos a smart feedback o a feedforward en el desarrollo del talento, herramienta también indispensable para la fidelización, es hablar de “información proporcionada por una persona a otra, según la observación de la primera sobre el comportamiento de la segunda, que ha de estar basada en hechos y datos objetivos, y entregada con el objetivo de ayudarle a crecer, a mejorar, reforzando y/o redireccionándole para que obtenga unos mejores resultados”.
¿Qué se necesita para promover una cultura smart feedback?
Sin duda alguna, la respuesta a esta pregunta es la confianza. Crear un clima de verdadera confianza entre las personas que forman parte del equipo u organización a la que pertenecen. Una confianza basada en la credibilidad, la confiabilidad y la intimidad, manteniendo de manera confidencial la información que comparten contigo.
Además, se necesita un entrenamiento en habilidades como la escucha, la empatía y la asertividad; así como unas pautas claras a seguir en las conversaciones. En este último punto, me gustaría compartir contigo el Modelo Before, los seis pasos del feedback para ser todo un experto en dar retroalimentación:
Este modelo tiene como objetivo ayudarte a preparar tus conversaciones de desarrollo. Esas donde puedes potenciar a las personas, hacerlas crecer…y que harán que tus colaboradores mejoren su desempeño, aumenten su talento y adquieran un mayor compromiso. Esas conversaciones donde tú desarrollas e inviertes en el core; es decir, en la confianza, el orgullo y el reconocimiento.
Y un último apunte: estas conversaciones deben llevarse a cabo en todas las direcciones. Estés en el puesto que estés, solicita y ofrece retroalimentación, y permítete y permite a los demás disfrutar del regalo de un buen smart feedback. Herramientas como el smart feedback, otras como teammometro, así como participar en leadership challenge o workshop de comunicación están disponibles en el Máster en Liderazgo y Desarrollo Personal de UNIR.
Autora: Rosa Rodríguez del Tronco es CEO en Dictea; también ejerce como psicóloga y experta en inteligencia emocional, liderazgo y bienestar.