UNIR Revista
Los estímulos auditivos en niños de 0 a 3 años tienen múltiples beneficios en su desarrollo integral a nivel psicomotriz y de preparación para su vida académica.
Desde hace varios años, la ciencia ha venido avalando el importante efecto que la música surte en el cerebro a lo largo de toda nuestra vida, pero no menos fundamental es su papel en las primeras etapas de formación de los más pequeños. La educación musical temprana ha demostrado tener múltiples beneficios para el desarrollo cognitivo y motor de los niños. De hecho, algunos expertos aconsejan el uso de la música incluso antes del nacimiento, familiarizando al feto con los diferentes sonidos, acordes y compases.
La educación musical temprana hace referencia a la didáctica musical destinada a menores de 0 a 3 años, un momento crucial para el desarrollo educativo. En este primer momento de la vida, las claves para una correcta educación musical temprana pasan, entre otras cuestiones, por ofrecer estímulos al bebé para acostumbrar su oído y su cerebro a los diferentes sonidos.
Se trata de una etapa en la que todavía no se ha desarrollado ningún tipo de formación reglada ni los pequeños están capacitados para tocar instrumentos o seguir ritmos. Sin embargo, la educación musical aplicada a edades tempranas ha demostrado tener múltiples beneficios en la capacidad de memoria, la concentración o atención a su entorno, al desarrollo de la imaginación o una mejora de la psicomotricidad, entre muchas otras ventajas.
Beneficios de la educación musical temprana
Los principales beneficios de comenzar a incluir la música en la educación de los más pequeños, son los siguientes:
Desarrollo de competencias
La exposición a los estímulos de la música enriquece la vida de los niños impulsando su desarrollo cognitivo y aportándoles equilibrio sensorial y emocional. Al mismo tiempo, el desarrollo de su capacidad auditiva también contribuye a expandir su imaginación.
Psicomotricidad
Asociado a la música ha estado siempre el baile. Los estímulos auditivos son necesarios para familiarizar a los pequeños con los diferentes ritmos. Estos no solo le ayudarán a mejorar el sentido del oído sino que también le permitirán tomar conciencia de todo su cuerpo. Así, la educación musical temprana es fundamental para un desarrollo integral a través de la expresión corporal.
Aprender jugando
Una de las metodologías más efectivas es la didáctica a través del juego. La música es perfecta para llevar a cabo una formación lúdica que permita a los niños avanzar en su propia forma de expresarse.
Atención y concentración
Numerosos estudios han demostrado que el contacto con la educación musical desde edades muy tempranas favorece la capacidad de concentración y la atención de los más pequeños, además de contribuir a una mejor comprensión oral e incluso incidir directamente en una buena capacidad para la alfabetización y el aprendizaje de idiomas.
Formación en valores
Más allá de los aspectos puramente académicos, la educación musical temprana también es una fuente de valores cívicos, fomentando el respeto y la tolerancia a través de los sonidos al favorecer aspectos como la comunicación, la socialización o el trabajo en equipo.
¿Cómo implementar la educación musical temprana?
Se trata de un tipo de pedagogía con unos requisitos específicos, teniendo en cuenta que se trabaja con niños de muy corta edad sin capacidad de lectura y, en los casos más tempranos, con la comunicación oral todavía sin desarrollar. En este sentido, formarse con titulaciones como el Máster en Pedagogía Musical online de UNIR aporta formación cualificada y habilidades para obtener los mejores resultados docentes.
De este modo, la educación musical temprana ha de llevarse a cabo con actividades experimentales y prácticas que permitan a los niños entrar en contacto con instrumentos, especialmente de percusión para familiarizarse con los ritmos.
El propio cuerpo también debe servir de base para esta metodología a través de ejercicios de psicomotricidad adaptados a los sonidos y el uso de la voz como elemento principal de comunicación. Y, sobre todo, mucha música. La clave fundamental de la educación musical temprana es la de exponer a los niños de 0 a 3 años a los estímulos auditivos.
Algunos ejemplos de actividades que se pueden realizar para estimular el desarrollo sonoro de los más jóvenes son:
- Movimiento: a través de las canciones preferidas del niño, impulsar coreografías simples y movimientos coordinados para familiarizarles con los ritmos y melodías.
- Instrumentos: promover la educación sensorial manipulando instrumentos, sobre todo de percusión.
- Cantar: utilizar canciones simples para habituar a los pequeños a las melodías y, del mismo modo, impulsar su capacidad para memorizar y favorecer su desarrollo lingüístico.