Gonzalo Toledano Rodríguez de la Pica
Con la proyección pública de las primeras películas el 28 de diciembre de 1895 en un salón del Gran Café de París, los hermanos Lumière no solo inventaban el cine, sino que además creaban un nuevo lenguaje: el audiovisual.
En un principio, el cine primitivo no contaba historias, sino que se limitaba a presentar la realidad más cotidiana. La técnica para lograrlo consistía en plantar la cámara en un lugar fijo y rodar todo aquello que sucediera frente a ella, ya fuera la llegada de un tren o la salida de unos obreros de la fábrica.
Lo importante no eran los acontecimientos que se sucedían, ya que lo que se rodaba eran normalmente situaciones habituales y reconocibles por todos. Lo verdaderamente relevante de estas películas era el hecho “mágico” de poder presenciar imágenes en movimiento fuera cual fuera su contenido. Debido a ello, en un principio, el cine fue considerado más como una atracción de feria que como un medio de comunicación o expresión artística.
Los primeros usuarios del nuevo invento, los llamados pioneros, enseguida se dieron cuenta de las enormes posibilidades que les ofrecía el cine. Tanto es así, que empezaron a experimentar con las cámaras, dando lugar a muchos de los recursos que, a día de hoy, conforman las bases del llamado lenguaje audiovisual.
El lenguaje audiovisual
De manera casual o premeditada, los ensayos y las pruebas efectuadas por este grupo de cineastas pronto dieron sus frutos en forma de nuevas técnicas, trucos u otros procesos creativos. Aunque el principal descubrimiento fue que existía un lenguaje propio, el audiovisual, y que cualquier alteración a la hora de rodar tenía un significado. Por ejemplo, si la cámara se ponía sobre una altura elevada, es decir un plano cenital, se podía transmitir una cierta fragilidad de aquellos que formaban parte de la acción.
Por tanto, el hecho de cómo contar la historia influía de manera directa en el contenido de la misma. O sea, el continente intervenía en el contenido.
Alexandre Promio
Una vez los hermanos Lumière se dan cuenta del éxito de su invento, incentivan el negocio mandando a varios de sus empleados por todo el mundo para llevar a cabo proyecciones de sus películas. Además, de paso, estos viajes eran aprovechados para rodar más contenidos y así ampliar su catálogo de películas. Entre este grupo de operarios se encontraba Alexandre Promio.
Promio apenas tenía 20 años cuando los Lumière le confían el trabajo de camarógrafo. Natural de Lyon, el mismo lugar donde los inventores del cine tenían su fábrica, ha pasado a la historia, no solo por ser uno de aquellos pioneros del cine, sino por inventar el travelling. Pero ¿qué es un travelling?
Un travelling es la técnica cinematográfica que se realiza con la cámara, normalmente montada sobre una plataforma que puede moverse, y que nos permite la posibilidad de acerarnos o alejarnos del sujeto u objeto que se pretende rodar. Por tanto, podemos decir que estamos ante uno de los movimientos de cámara más utilizados tanto en el cine como en la televisión y que, actualmente, sigue en plena vigencia.
Ahora bien, ¿y cómo Promio consiguió llevar a cabo el primer travelling? Muy sencillo. Promio no construyó una maquinaria con ruedas donde pudiera montar su cámara. El operario simplemente tuvo una brillante idea, una revelación que cambió la historia del audiovisual.
En 1896 Alexandre Promio es enviado a Italia para presentar el invento de los Lumière. Como era costumbre, una vez allí, rueda varias películas en las distintas ciudades en las que está. Entre ellas, una del Gran Canal en Venecia. Para ello, se monta en una góndola y planta su cámara en ella. De esta forma, toma una serie de imágenes de la ciudad ayudado por el movimiento de la embarcación. El fruto de aquello se tituló Panorama del Gran Canal visto desde una embarcación.
Aquella brillante idea supuso un punto de inflexión en la historia del cine. La cámara se podía mover, de tal modo que existía la posibilidad no solo de acompañar a los sujetos de las historias, sino variar los encuadres. Con este acontecimiento, el nuevo lenguaje audiovisual daba uno de los saltos más importantes en su evolución.
Alexandre Promio además de su viaje a Italia, también estuvo en España, donde realizó distintas películas entre las que destacan la famosa Puerta del Sol o Maniobras de la artillería en Vicálvaro.
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